Deseos, razones, derechos

El president Torra ha puesto en relaci¨®n los dos temas esenciales del programa independentista al vincular la situaci¨®n de los dirigentes presos con el derecho de autodeterminaci¨®n: si no son absueltos ustedes habr¨¢n legitimado la autodeterminaci¨®n, desliz¨® en el debate de pol¨ªtica general del pasado martes. No se defiende ese derecho en funci¨®n de razones que lo justificar¨ªan sino como elemento de presi¨®n al Gobierno central y a los jueces que juzgar¨¢n a los pol¨ªticos presos.

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Editorial | Palabras de m¨¢s

Pero la autodeterminaci¨®n no solo divide a la poblaci¨®n sino a cada partido o coalici¨®n en particular, lo que inclina a una parte de sus dirigentes a matizar su entusiasmo voluntarista. El portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tard¨¤, por ejemplo, lleva meses advirtiendo que la estrecha mayor¨ªa independentista en el Parlamentes insuficiente para legitimar una ruptura tan traum¨¢tica.

Y que, por ello, la prioridad pol¨ªtica del momento es ensanchar la base social del soberanismo mediante un pacto que incluya a sectores no independentistas pero partidarios de la autodeterminaci¨®n, como los comunes y quiz¨¢s una parte del PSC. Opini¨®n que comparte el l¨ªder de Esquerra, Oriol Junqueras. No se trata solo de que el independentismo siga sin sumar una mayor¨ªa en votos, nunca alcanzada, sino que un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n en t¨¦rminos de s¨ª o no a la separaci¨®n inevitablemente dividir¨¢ a la poblaci¨®n en dos mitades de peso comparable.

Los menos sectarios del mundo soberanista admiten la dificultad de articular una mayor¨ªa amplia y transversal. Sobre todo si, como tambi¨¦n ha dicho Tard¨¤ a prop¨®sito del Pa¨ªs Vasco, ¡°cuanto m¨¢s ancho sea el acuerdo, mejor; pero con derecho a decidir¡±. El problema es que si la condici¨®n es esa, no habr¨¢ pacto. Porque una ense?anza de la crisis catalana es que esa ampliaci¨®n de la base social solo puede alcanzarse sobre el principio compartido de un autogobierno quiz¨¢s reforzado competencialmente pero respetuoso en todo caso con la legalidad. Es decir, en el marco del r¨¦gimen auton¨®mico. Ampliaci¨®n de los apoyos y autodeterminaci¨®n son objetivos contradictorios. A m¨¢s autodeterminaci¨®n menos mayor¨ªa y menos transversalidad. Todos los ciudadanos tienen derecho a organizarse para cambiar las leyes pero no para ignorarlas.

De ah¨ª el principio b¨¢sico del Estado de derecho seg¨²n el cual ¡°la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento¡±. Su equivalente en la lengua de Montesquieu suena m¨¢s en¨¦rgico: ¡°Nul n¡¯est pas cens¨¦ d¡¯ignorer la loi¡±. O sea, que nadie est¨¢ autorizado a ignorar la legalidad. Lo que significa que en el Estado de derecho no hay lugar para el subjetivismo extremo consistente en no considerarse concernido por las normas con las que no se est¨¢ de acuerdo.

El portavoz de Esquerra dice que cada vez hay m¨¢s catalanes que se consideran ¡°antes dem¨®cratas que autonomistas¡±. Es un falso dilema porque dem¨®crata y autonomista no son t¨¦rminos contradictorios. La autonom¨ªa es un componente esencial de la democracia moderna, mientras que el independentismo puede ser y es con frecuencia incompatible con ella.

Ese voluntarismo ha llevado tambi¨¦n a dar por bueno que un criterio v¨¢lido de legitimidad de la separaci¨®n pueda ser la expresi¨®n de un puro acto de voluntad. Pero la voluntad de separaci¨®n no exime de argumentar las razones que la justificar¨ªan. Antes ser¨¢ preciso estudiar la entidad de los agravios invocados, considerar los posibles remedios menos traum¨¢ticos alternativos a la secesi¨®n y los nuevos agravios generados en el Estado afectado, as¨ª como en el orden internacional (Andr¨¦s de Blas, Enciclopedia del Nacionalismo).