Cada euro cuenta en la lucha contra la malnutrici¨®n

Todo el mundo quiere poner fin al hambre. Al menos, eso es lo que dijeron todos los pa¨ªses de Naciones Unidas al aprobar la Agenda 2030 para un mundo mejor: el Objetivo de Desarrollo Sostenible n¨²mero dos es acabar con todas las formas de malnutrici¨®n (que tambi¨¦n incluyen el sobrepeso, la obesidad o las deficiencias de micronutrientes) y garantizar una alimentaci¨®n adecuada y saludable para todos.

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Adem¨¢s de los buenos prop¨®sitos tambi¨¦n hemos visto esfuerzos y compromisos concretos, que han dado lugar a grandes avances en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. Sin embargo, la radiograf¨ªa de la situaci¨®n actual no es demasiado alentadora. Los ¨²ltimos informes producidos por la FAO y otras agencias del sistema de la ONU advierten de retrocesos en los tres ¨²ltimos a?os: en 2017 hab¨ªa en el mundo 821 millones de hambrientos, 2.200 millones personas con sobrepeso y 670 millones de adultos obesos (y subiendo). Y casi uno de cada cinco habitantes del planeta ¡ª?otros 1.500 millones de personas!¡ª sufr¨ªan deficiencias de micronutrientes que menoscaban su salud y sus vidas.

?Qu¨¦ hace falta para erradicar la malnutrici¨®n en todas sus formas?

En primer lugar, reconocer que es una batalla absolutamente prioritaria. La lucha contra la malnutrici¨®n no puede perder espacio en las listas de retos igualmente importantes, como el cambio clim¨¢tico, las migraciones o el crecimiento de la poblaci¨®n. Y atender estos ¨²ltimos no puede implicar que descuidemos la alimentaci¨®n, sobre todo porque todos ellos est¨¢n interconectados entre s¨ª.

Despu¨¦s de comprar las semillas hay que abonar el terreno, regarlo y cuidarlo con pericia para que el fruto sea abundante

En segundo lugar, hacen falta m¨¢s recursos. Porque cambiar las cosas cuesta y los Gobiernos ¡ªquienes tienen la capacidad para ser verdaderos impulsores del cambio¡ª necesitan financiaci¨®n para dar lugar a sistemas alimentarios medioambiental, econ¨®mica y socialmente sostenibles. Y con tantas crisis abiertas (la ONU ha calculado que, solo para atender las emergencias humanitarias, en 2017 habr¨ªan hecho falta 24.700 millones de d¨®lares), los fondos no alcanzan.

Pero igual que para obtener una gran cosecha no basta con comprar semillas, dedicar dinero no ser¨¢ suficiente para erradicar todas las formas de malnutrici¨®n. Pues, en tercer lugar, est¨¢ en asegurarse de que las pol¨ªticas p¨²blicas sean realmente efectivas.

Esa efectividad requiere distintas condiciones: disponer de datos suficientes para tomar las mejores decisiones y poder evaluar si lo que se est¨¢ haciendo funciona; contar con personal capacitado para ponerlas en pr¨¢ctica; tener asistencia t¨¦cnica especializada¡­ En definitiva, crear un entorno en el que las necesarias inversiones puedan dar resultados. Esto es, despu¨¦s de comprar las semillas hay que abonar el terreno, regarlo y cuidarlo con pericia para que el fruto sea abundante.

Y esta, obviamente, no es una labor que se pueda hacer en solitario. Los Gobiernos solos no pueden. Tampoco quienes quieren invertir dinero en esta lucha e ir por su propia cuenta. Ni las agencias especializadas, las ONG, los ciudadanos o el sector privado. Por eso debemos coordinarnos para que todos los esfuerzos vayan en la misma direcci¨®n: ese es el prop¨®sito, por ejemplo, del programa First, (en el que un socio importante como la Uni¨®n Europea y la FAO se unen para trabajar mano a mano con los Gobiernos de cerca de 30 pa¨ªses (de Camboya a Chad y de Honduras a Afganist¨¢n).

Los Gobiernos solos no pueden. Tampoco quienes quieren invertir dinero en esta lucha e ir por su propia cuenta. Ni las agencias especializadas, las ONG, los ciudadanos o el sector privado

Adem¨¢s, la producci¨®n de alimentos debe hacerse de una forma sostenible y de modo que genere dividendos en otras ¨¢reas. De poco servir¨¢ aumentar la pesca y exportaci¨®n de percas del Nilo en el lago Victoria, por ejemplo, si la estrategia no garantiza que los beneficios reviertan en los pescadores y sus familias. El apoyo t¨¦cnico y econ¨®mico a los peque?os agricultores guatemaltecos tampoco aliviar¨¢ los problemas de desnutrici¨®n si no incluye una perspectiva de g¨¦nero que aborde los problemas de las mujeres que trabajan el campo de forma informal para sacar adelante sus hogares. Igual que no se puede aspirar a mejorar la nutrici¨®n de la poblaci¨®n si las pol¨ªticas se olvidan, por ejemplo, de diversificar la producci¨®n y facilitar el acceso de todos a productos frescos y nutritivos para luchar contra el avance de la obesidad y las deficiencias de micronutrientes.

En un tiempo en el que las prioridades abundan, no podemos dejar de lado la alimentaci¨®n, que es la base de la salud, la vida y el desarrollo. Pero al mismo tiempo, es obligatorio sacar el m¨¢ximo partido a cada euro y asegurarnos de que sirve para generar efectos duraderos y sostenibles que alcancen a todos, especialmente a los m¨¢s d¨¦biles. No hay tiempo ¡ªni dinero¡ª que perder.

Jos¨¦ Graziano da Silva es director general de la Organizaci¨®n de Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO)

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