Bruma
El ¨¦xito narrativo del 1-O acab¨®, curiosamente, por reventar la burbuja, precipit¨¢ndola hacia una DUI fake que trajo las primeras frustraciones
Deber¨ªamos haber aprendido que el riesgo m¨¢s peligroso de instalarse en la mentira no es el autoenga?o, sino la negaci¨®n. Es una especie de s¨ªndrome que trasciende el mon¨®tono choque con la realidad para alcanzar una pr¨¢ctica rutinaria: digerir lo que negamos y convertirlo en una nueva forma de ver el mundo. Porque la negaci¨®n no es est¨¢tica: es un impulso combativo y poderoso que exige esfuerzo y perseverancia para esconder la verdad y construir una nueva, que adem¨¢s se pretende mejor.
Esta fue la fortaleza de la ¨¦pica independentista, una ¡°utop¨ªa de repuesto¡± frente al incierto mundo que nos trajo la crisis, como explic¨® Marina Subirats. Su gran victoria se produjo aquel 1 de octubre de infausto recuerdo. Fue la m¨¢xima expresi¨®n de un relato centrado en la irresistible atracci¨®n de la m¨ªstica de la derrota y el victimismo, motivaciones poderosas que nuestros aseados an¨¢lisis racionales suelen ignorar. El independentismo predijo y sac¨® partido del reprobable uso de la fuerza por parte del Gobierno de Rajoy, que administr¨® con enorme torpeza el m¨¢s delicado atributo del Estado: el monopolio leg¨ªtimo del uso de la violencia. Se form¨® as¨ª un poderoso y falaz c¨®ctel narrativo: la fuerza opresora del Estado frente al voto y las urnas, la democracia contra el autoritarismo, el pueblo contra el Estado, el Estado contra la democracia.
El ¨¦xito narrativo del 1-O acab¨®, curiosamente, por reventar la burbuja, precipit¨¢ndola hacia una DUI fake que trajo las primeras frustraciones. Un a?o despu¨¦s, en una fecha secuestrada por su simbolismo y tras un lustro de una estrategia independentista basada tan solo en la ampliaci¨®n de la ¨¦pica, se ha producido un giro inesperado, y han sido justamente las celebraciones del martirologio las que han terminado por condensar la frustraci¨®n, la ansiedad y las exigencias de muchos independentistas que se sienten enga?ados. Pero quiz¨¢s, por vez primera en mucho tiempo, hayan descubierto los l¨ªmites de la narraci¨®n como acci¨®n.
Los seguidores del credo independentista simplemente exigen lo prometido; piden, de hecho, que sus pol¨ªticos rindan cuentas ahora que el c¨ªrculo virtuoso de la ¨¦pica y el relato se resquebraja. Ya no son porras contra la democracia ni el Estado contra el pueblo. En el primer aniversario del 1 de octubre vimos el chusco alzamiento de algunos independentistas violentos y el uso de la fuerza de la polic¨ªa desu Gobierno. Descubrimos as¨ª que las narrativas tienen sus l¨ªmites, pero la pol¨ªtica se ha asfixiado tanto en la propaganda, que produce el mismo efecto que la bruma sobre el r¨ªo: nos impide ver lo que es real, aunque solo hasta el mismo momento en que se levanta.
@MariamMartinezB
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