Ricardo Dar¨ªn: el hombre que no recuerda no ser famoso
Es considerado, casi por unanimidad, un actorazo, de los que atraen masas al cine no importe la tem¨¢tica de la pel¨ªcula. Y eso que su padre hubiera preferido que fuese escritor o aviador
¡°Los actores no podemos perder el movimiento, es como si nos amputaran un brazo¡±, explica Ricardo Dar¨ªn (Buenos Aires, 1957) mientras el fot¨®grafo le pide que se quede quieto. Dar¨ªn sabe de lo que habla: la interpretaci¨®n es toda la vida que conoce. Ni siquiera recuerda no ser famoso. ¡°Lo que s¨ª recuerdo es la primera vez que una mujer se me qued¨® mirando. En un omnib¨²s. Ten¨ªa 12 a?os e iba a la televisi¨®n con el libreto bajo el brazo. Me acuerdo de esa mirada¡±.
Hoy, con 61 a?os, reeduca la sensaci¨®n de anonimato viajando a lugares donde nadie ha visto sus pel¨ªculas. ¡°Pero siempre aparece alg¨²n argentino o alg¨²n espa?ol que te pincha el globo¡±, lamenta. ¡°Y se termina la f¨¢bula¡±. La suya comienza, como la de todos, con sus padres. ¡°Soy hijo de actores y lo primero que entend¨ª de la profesi¨®n es el sufrimiento, la falta de estabilidad¡±. Aunque ha declarado que su primera interpretaci¨®n fue la de fingir fortaleza ante un mundo hostil, hoy reescribe esa mitolog¨ªa. ¡°Cuento esa an¨¦cdota porque yo era un ni?o fr¨¢gil que lo disimulaba, pero tambi¨¦n fue una cuesti¨®n de supervivencia. En mi casa no sobraba nada y poder darle a mi madre algo de dinero me hac¨ªa sentir orgulloso¡±, explica.
Afortunadamente hay mucha gente que opina que soy un imb¨¦cil y que deber¨ªa dedicarme a otra cosa. Eso es algo de agradecer, porque la unanimidad se acerca mucho al fanatismo y es peligrosa¡±
Hablando de padres e hijos, Asghar Farhadi ha acabado dejando fuera una escena de Todos los saben (pel¨ªcula que tiene en cartel y donde tambi¨¦n participan Javer Bardem y Pen¨¦lope Cruz) en la que el personaje de Dar¨ªn (padre de una adolescente secuestrada convencido de que Dios se la devolver¨¢) sufre una crisis de fe. En una iglesia, nada menos. ¡°Ubicaba m¨¢s el eje del personaje pero [Farhadi] habr¨¢ tenido que reacomodar el montaje con tantos personajes en danza¡±, explica con una prudencia que no le ha impedido expresar sus opiniones en el pasado.
Como aquel 5 de enero en el que cuestion¨® el origen de la fortuna de los Kirchner y la propia presidenta de la naci¨®n, Cristina Fern¨¢ndez, dedic¨® su noche de reyes a responderle en Facebook. ¡°Como ciudadano uno tiene el derecho de formular una pregunta: ?qu¨¦ pasa con el enriquecimiento de los funcionarios p¨²blicos? Su respuesta no solo fue un golpe bajo, cometi¨® cuatro o cinco imprecisiones y casi te dir¨ªa que perversiones. Yo entend¨ª la parte humana de la contestaci¨®n, no entend¨ª el desprop¨®sito de la sobrecarga, porque me parec¨ªa m¨¢s f¨¢cil explicarlo. El que se ofende se desenmascara, ?no?¡±.
En el relato Dar¨ªn, de V¨ªctor Hugo Ortega, dos chilenos concluyen en un bar que si el actor apareciese en una pel¨ªcula rusa ¡°ser¨ªa el mismo Dar¨ªn de siempre y pese al idioma se las arreglar¨ªa para decir algo como: ¡®?Qu¨¦ hac¨¦s, pelotudo de mierda?¡¯. El cuento acaba con los 26 clientes del bar profesando su admiraci¨®n por Dar¨ªn. Esa unanimidad no se ha visto apenas afectada incluso despu¨¦s de la acusaci¨®n que realiz¨® en junio la actriz Valeria Bertuccelli sobre el trato que este le dispens¨® cuando trabajaron juntos. Ella ha reclamado una disulpa. Dar¨ªn se la ha dado.
¡°Afortunadamente, tambi¨¦n hay mucha gente que opina que soy un imb¨¦cil y que deber¨ªa dedicarme a otra cosa¡±, informa de forma gen¨¦rica, sin referirse a este caso en concreto. ¡°Eso es algo de agradecer, porque la unanimidad se acerca mucho al fanatismo y es peligrosa. Cuando alguien dice ¡®vamos a ver una de Dar¨ªn¡¯ pretendiendo halagarte, eso es presi¨®n. En realidad es injusto porque hay 150 personas trabajando detr¨¢s. Pero la presi¨®n m¨¢s grande de todas es la m¨ªa y el d¨ªa que desaparezca ese miedito lo dejar¨¦, porque ser¨¢ que me he vuelto una m¨¢quina¡±.
Hay una escena en El hijo de la novia con la que el actor llora como si no la hubiera rodado ¨¦l: su encuentro final con Norma Aleandro. ¡°Todos queremos saber si hemos estado a la altura de lo que nuestros padres pensaban para nosotros. No s¨¦ muy bien por qu¨¦, ni siquiera s¨¦ si estoy de acuerdo. Me gustar¨ªa saber si alguien tiene la capacidad de cagarse en lo que piensen sus padres. Ser¨ªa genial tambi¨¦n¡±.
Ahora le toca a ¨¦l respaldar la decisi¨®n de su hijo, Chino Dar¨ªn, de abrir la tercera generaci¨®n de actores. ¡°Mi hijo padeci¨® la popularidad y nocturnidad de su padre y cuando decidi¨® ser actor ya sab¨ªa d¨®nde se estaba metiendo. Pero pudo m¨¢s su vocaci¨®n. O su curiosidad, por ser m¨¢s prudentes¡±.
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