Paralelos
Con odio, mentiras e ignorancia, as¨ª se borr¨® una cultura. Hoy tambi¨¦n
¡°Los destructores surgieron del desierto¡± es la primera frase del escalofriante estudio de Catherine Nixey sobre la aniquilaci¨®n del mundo antiguo por obra de los cristianos, los cuales, en el siglo IV, hab¨ªan pasado de acosados a acosadores (La edad de la penumbra,Taurus). Es una historia terrible, pero que tiende a repetirse. Aquellos que sufrieron la persecuci¨®n, la prisi¨®n y el martirio, imitan luego a sus verdugos en cuanto tienen poder para hacerlo. Nosotros vivimos, a escala mucho m¨¢s modesta, algo similar.
Que ¡°surgieron del desierto¡± se refiere a la devastaci¨®n de la ciudad de Palmira por hordas de fan¨¢ticos cristianos, analfabetos y violentos. En todos los casos, como el arrasamiento de Alejandr¨ªa, el asesinato de Hipatia o la sistem¨¢tica ruina de todos los templos paganos, siempre est¨¢n presentes los grupos fan¨¢ticos y brutales, las falanges conducidas por un obispo. Tal fue el caso de Cirilo y su ej¨¦rcito de matones, los asesinos de Hipatia. El odio a los paganos y no otra pasi¨®n fue lo que uni¨® a los cristianos de lugares tan apartados como Roma, Alejandr¨ªa o Libia en una sola maza, una mera arma de ataque. Odio es la palabra, pero tambi¨¦n estupidez.
Los cientos de miles de estatuas desnudas, una vez la figura perd¨ªa su simbolismo y ya no representaba m¨¢s que un cuerpo, eran insoportables para aquellas gentes crecidas en el campo y la ignorancia. El cuerpo era el gran enemigo del cristiano, pero tambi¨¦n la sabidur¨ªa: la reunida en la biblioteca de Alejandr¨ªa era un ataque contra la fe. El fan¨¢tico cre¨ªa que la ignorancia y la mentira llevaban a la salvaci¨®n. En cien a?os hab¨ªa desaparecido todo vestigio de la inmensa civilizaci¨®n cl¨¢sica. Con odio, mentiras e ignorancia, as¨ª se borr¨® una cultura. Hoy tambi¨¦n.
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