Sensatez

Inesperadamente, el presidente S¨¢nchez ha acordado con el l¨ªder de Podemos un borrador de Presupuestos Generales del Estado que est¨¢ mereciendo la credibilidad de propios y extra?os. Todo un acierto, que ha sorprendido a cuantos desconfi¨¢bamos de Pedro y Pablo. El titular de La Moncloa est¨¢ logrando superar casi todos los embrollos en que se embarca por osad¨ªa o imprudencia. Y en cuanto a Iglesias, se dir¨ªa que la paternidad le ha hecho sentar por fin la cabeza, aprendiendo a conducirse con un sentido de la responsabilidad que hasta ahora s¨®lo parec¨ªa propio del reprobado Errej¨®n. Es pronto para saber si gracias a eso el Gobierno podr¨¢ completar la legislatura, pues todo depender¨¢ del grado de insensatez que demuestren los secesionistas. Pero lo que s¨ª parece al menos es que el poder empieza a comportarse con buen sentido.

Entre tanto, en Barcelona el clima se degrada con episodios cada vez m¨¢s histri¨®nicos y pat¨¦ticos que paralizan tanto al Parlament como al Govern. El oto?o caliente prometido degenera en trifulcas entre sus facciones peor avenidas, que invierten en sabotearse todo su af¨¢n. Como la aberraci¨®n puigdemente de poner zancadillas al president Torrent para forzarle a desobedecer al Supremo, mientras el president Torra anuncia que desacatar¨¢ cualquier sentencia condenatoria. Es la gran contradicci¨®n del soberanismo, que por un lado exige la absoluci¨®n de los procesados pero a la vez manifiesta que le interesa su condena m¨¢s dura, erigida como el big momentum en que la insurgencia renacer¨¢, cargada de razones para la venganza insurreccional.

Y es tan marcado el contraste entre el optimismo gubernamental de Madrid y el insensato nihilismo de Barcelona, que se dir¨ªa que el seny, la sensatez y el buen sentido han cruzado la calle, huyendo del lado independentista para refugiarse en el constitucional. Pues, en efecto, salvando los l¨®gicos exabruptos de la oposici¨®n espa?olista del PP y de Ciudadanos, que fuera del Gobierno no tienen otra cosa que ofrecer m¨¢s que vociferar como Vox, lo cierto es que la reciente actitud del Ejecutivo S¨¢nchez ante la cuesti¨®n catalana est¨¢ siendo fundamentalmente sensata y acertada, al combinar de forma inteligente (en el sentido del smart power) la zanahoria del di¨¢logo y el pacto (soft power) con el palo de la amenaza penal (hard power).

Pero aqu¨ª se plantea un dilema inquietante, pues no sabemos muy bien cu¨¢l va a ser el papel de la fiscal¨ªa y la justicia en el juicio a los encausados por el proc¨¦s. ?Jugar¨¢n sus cartas con sensatez e inte-ligencia, combinando el peso de la ley con su interpretaci¨®n m¨¢s prudente y moderada, que, junto a desobediencia, dictaminar¨ªa sedici¨®n en grado de tentativa? ?O converger¨¢n con la preferencia expresada por Torra, dictando una sentencia tan dura que justifique su big momentum insurreccional? El Tribunal Supremo tendr¨¢ la palabra.