El futuro pol¨ªtico de Brasil
Bolsonaro representa el ansia de orden ante el miedo a lo desconocido. No se trata de la vuelta al fascismo: la historia, en este caso, no se repite. Se trata de otras formas de pensamiento y acci¨®n no democr¨¢ticas
El resultado de la primera vuelta de las elecciones muestra un pa¨ªs barrido por un tsunami. Los pol¨ªticos y partidos tradicionales se desmoronaron en las urnas. La percepci¨®n inmediata pone de manifiesto que los electores han votado por el miedo del crimen organizado ¡ªque ha aumentado¡ª, del futuro de la econom¨ªa ¡ªa la que le cuesta salir de la recesi¨®n provocada por el Gobierno de Rousseff¡ª y del desempleo ¡ªque se ha estancado en un 13%¡ª. Tambi¨¦n ha votado por la indignaci¨®n ante la corrupci¨®n, desvelada principalmente por el caso Petrobras, que expuso las bases podridas sobre las que se asentaban el Gobierno y los partidos. Los ¡°due?os del poder¡± ¡ªo los que presuntamente lo son¡ª han sido objeto inmediato de la indignaci¨®n.
Con ello, un oscuro parlamentario, el capit¨¢n retirado del Ej¨¦rcito Jair Bolsonaro, apoyado por un partido casi inexistente, el PSL (Partido Social Liberal), que fue autor de proyectos en defensa de su categor¨ªa profesional y que siempre ha votado en contra de la ruptura de los monopolios del Estado y en contra de las leyes de responsabilidad fiscal, aparece como victorioso. Se ha convertido en el s¨ªmbolo de lo que la izquierda llama ¡°neoliberalismo¡±, ahora con un fuerte cariz autoritario. Su lema de campa?a ha sido la defensa del orden (con la ley en un segundo plano) y la lucha contra la corrupci¨®n. Derrot¨® a los candidatos ¡°centristas¡± (en general, pertenecientes a los partidos que van desde la centroizquierda hasta la centroderecha), y tambi¨¦n super¨® al candidato ¡°de izquierdas¡± ¡ªo sea, al del Partido de los Trabajadores, de Lula¡ª, sin contar a los de extrema izquierda, min¨²sculos.
Con Lula encarcelado (acusado y juzgado en dos instancias por corrupci¨®n, y no por ¡°persecuci¨®n pol¨ªtica¡±), Fernando Haddad surgi¨® como su ersatz. Fue derrotado en las varias regiones de Brasil (excepto en el noreste, donde tambi¨¦n perdi¨® en varias capitales), en las varias franjas salariales (a excepci¨®n de los que ganan dos veces el salario m¨ªnimo o menos) y en las diversas categor¨ªas de formaci¨®n escolar (excepto entre los menos educados, pero de forma aplastante en la de aquellos que tienen t¨ªtulos universitarios). Solo cuando uno mira los datos por sexo percibe una peque?a diferencia (menos del 5%) a favor de Haddad: las mujeres le votaron m¨¢s a ¨¦l que los hombres.
Haddad y Bolsonaro han pasado a la segunda vuelta. Los sondeos iniciales arrojan que las diferencias han aumentado a favor de Bolsonaro, que le saca 16 puntos de ventaja, diferencia que muy dif¨ªcilmente se reducir¨¢ en los pocos d¨ªas que nos separan de la segunda ronda. Aun as¨ª, el PT y algunos de sus aliados recurren a l¨ªderes y segmentos democr¨¢ticos para formar una especie de frente popular (como en los viejos tiempos¡). Afirman que no gobernar¨¢n hegem¨®nicamente, controlando a los que sean ¡°cooptados¡±, ya que aceptar¨¢n la diversidad democr¨¢tica. ?Qui¨¦n se cree eso? Lo que no desobliga a los dem¨®cratas a oponerse a Bolsonaro, desde este momento, y especialmente en el futuro. Si gana y se desv¨ªa de la regla constitucional, de los valores de la democracia y de la lucha por una mayor igualdad, tendr¨¢ que encontrarse con un muro de oposicionistas que dificulten su avance.
Por detr¨¢s del tsunami y de las fuerzas que lo mueven existen causas m¨¢s profundas (en este momento hay un odio irracional al PT por lo que hizo y a todo lo que no sea ¡°orden¡±). Las elecciones demostraron lo que se imaginaba: la sociedad contempor¨¢nea, la de la cuarta revoluci¨®n productiva, es diferente a la que se constituy¨® en el capitalismo financiero-industrial. Parece ser m¨¢s tecnol¨®gico-financiera, est¨¢ fragmentando las viejas clases y disolviendo sus cementos de cohesi¨®n, volviendo vac¨ªas las ideolog¨ªas que les correspond¨ªan.
La comunicaci¨®n directa, aun siendo fragmentaria, las noticias, aun siendo falsas, se sobreponen al juicio
Los partidos, las creencias pol¨ªticas y los sindicatos ¡ªen suma, la institucionalidad pol¨ªtica del pasado¡ª se han vuelto peque?os para hacer frente a los retos que Internet simboliza. La comunicaci¨®n directa, aun siendo moment¨¢nea y fragmentaria, las noticias, aun siendo falsas, se sobreponen al juicio, a la raz¨®n que, bien o mal, los ¡°medios tradicionales¡± (incluyendo radios y televisi¨®n), si bien no reflejaba, le rend¨ªa cuentas. Bolsonaro es una hoja seca impulsada por el vendaval de todas estas transformaciones. Simboliza el ansia del orden ante el miedo a lo desconocido.
De inmediato, lo que se haga poco modificar¨¢ la tendencia de voto. En el futuro hay mucho por construir. Sin que entendamos lo que est¨¢ por detr¨¢s de las ¡°oleadas¡± predominantes y sin que los partidos y los l¨ªderes derrotados hagan autocr¨ªtica y se dispongan a encarar y a luchar en las nuevas circunstancias por los valores esenciales de la libertad, democracia y mayor igualdad, presenciaremos la ¡°barbarie¡±. No se trata de la vuelta al fascismo: la historia, en este caso, no se repite. Se trata de otras formas de pensamiento y acci¨®n no democr¨¢ticas. Ya no vivimos en los tiempos de la Guerra Fr¨ªa. No se trata de la vuelta del autoritarismo militar con la bandera del anticomunismo. Lo que sucede hoy no lo han planificado las Fuerzas Armadas, aunque, parad¨®jicamente, estas aumentar¨¢n su voz por la decisi¨®n de las urnas. Asimismo, espero que tambi¨¦n sirvan de muro de contenci¨®n contra explosiones de personalismo autoritario o de ¡°justicia por las propias manos¡± de grupos exaltados.
La batalla que se ha de librar es la de la reconstituci¨®n de la institucionalidad democr¨¢tica en sociedades interconectadas y fragmentadas. Hecha la autocr¨ªtica (los partidos se ba?aron en la corrupci¨®n y los poderosos de la econom¨ªa no entendieron que la desigualdad puede llevar a la desesperaci¨®n), debemos seguir luchando por el futuro de Brasil y de su pueblo, sin ser masa de maniobra en pro de uno u otro l¨ªder o partido. Quienes lucharon contra el autoritarismo saben lo dif¨ªcil que es, pero tambi¨¦n saben que la lucha es factible y necesaria. As¨ª pues, quienes tienen el pasado como testigo de su sinceridad no necesitan el an¨¢lisis moral de quienes, tambi¨¦n de buena fe, piensan de otra manera.
Fernando Henrique Cardoso es expresidente de Brasil.
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