El espejo de Netanyahu
Tras la resoluci¨®n en su contra del Supremo israel¨ª, el mandatario deber¨ªa suspender la ley que impide la entrada de extranjeros por cuestiones ideol¨®gicas
![La estudiante estadounidense Lara Alqasem.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/R3NLUTYOYBBPNLMFXMOWTASJN4.jpg?auth=6a22abf128fc40e180b73fb73b80349b00fccbad54412d05162f5668df86d31d&width=414)
La retenci¨®n durante m¨¢s de dos semanas de una estudiante estadounidense en el aeropuerto israel¨ª Ben Guri¨®n ha puesto al primer ministro Benjam¨ªn Netanyahu ante el espejo de un comportamiento que su Gobierno denuncia internacionalmente, pero luego aplica sin miramientos en su propia frontera. Y ha tenido que ser el Tribunal Supremo israel¨ª quien ayer pusiera de manifiesto esta contradicci¨®n.
Desde el pasado d¨ªa 2, Lara Alqasem, de 22 a?os, ha permanecido literalmente a las puertas del Estado jud¨ªo. Matriculada en la Universidad Hebrea de Jerusal¨¦n para cursar un m¨¢ster y con un visado v¨¢lido y en vigor emitido por el Consulado General de Israel en Miami, la joven ha visto c¨®mo la polic¨ªa de fronteras le ha negado la entrada bajo la acusaci¨®n de participar en actividades antisrael¨ªes. Para ello se ha basado en la pol¨¦mica ley impulsada por Netanyahu en 2017 que veta la entrada al pa¨ªs a partidarios de la campa?a Boicot, Sanciones y Desinversiones (BDS). El Tribunal Supremo de Israel primero suspendi¨® la expulsi¨®n de la joven, algo que pretend¨ªa el Gobierno, y ayer orden¨® que se le permita entrar.
Conviene recalcar dos aspectos importantes. El primero es que Alqasem, nieta de palestinos, se ha limitado a hacer clic en ¡°me gusta¡± e ¡°interesada en asistir¡± a actos anunciados en Facebook de solidaridad con la causa palestina. Adem¨¢s, perteneci¨® a una organizaci¨®n llamada Estudiantes por la Justicia en Palestina que apenas contaba con ocho miembros. La joven no ha cometido ning¨²n delito, ni figura en fichero alguno de actividades terroristas, y de ah¨ª que tenga un visado otorgado por las propias autoridades de Israel. Se ha limitado a ejercer su derecho a la libertad de expresi¨®n ¡ªsolo apretando la tecla de un rat¨®n¡ª y a la libertad de asociaci¨®n en la democracia donde ha nacido y de la que es ciudadana. Naturalmente, Israel tiene derecho a impedir la entrada a personas que considere una amenaza, pero Netanyahu ha colocado el list¨®n en un nivel absurdamente alto a la par que somete a sus visitantes a un nivel de escrutinio que resultar¨ªa grotesco si no fuera porque se trata de derechos fundamentales de las personas.
La segunda consideraci¨®n tiene m¨¢s que ver con el fondo, pero es igualmente reveladora de lo injustificable de la iniciativa legal de Netanyahu. Israel tiene raz¨®n al denunciar la discriminaci¨®n que supone el boicoteo. Tratar de impedir que acad¨¦micos, artistas e intelectuales israel¨ªes por el hecho de serlo visiten otros pa¨ªses para desarrollar sus actividades es una discriminaci¨®n inaceptable. Pero eso es exactamente lo que ha sucedido en el aeropuerto Ben Gurion. Netanyahu no puede denunciar una actitud que practica. A eso se le llama la ley del embudo. Tras la resoluci¨®n del Supremo, lo coherente ser¨ªa que, por lo menos, Netanyahu suspendiera la ley
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