Traslado a Bruselas
La suerte de la Uni¨®n Europea no la deciden los mejores, sino tambi¨¦n las casualidades y los enredos pol¨ªticos nacionales
![Martin Schulz, la semana pasada en el Bundestag.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZFJIEHVGDDWURFHIG6J76OABOQ.jpg?auth=517d89c9740ce18b601d55e81d1833a77ef5321dbda4f1f9c32a0a03559de698&width=414)
Cuando, hace dos a?os y medio, el canciller austriaco Werner Faymann se vio obligado a dimitir a causa del notorio fracaso electoral, un periodista le pregunt¨® a qu¨¦ pensaba dedicarse en adelante. "Har¨¦ algo en Europa", respondi¨® el socialdem¨®crata casi con fastidio. Tal cual, como si en Bruselas y Estrasburgo hubiese copiosos buf¨¦s libres a disposici¨®n de los pol¨ªticos en paro con derecho a elegir a su antojo.
El sucesor de Faymann, Christian Kern, que al cabo de tan solo 18 meses fue derrotado en las urnas, sigui¨® el mal ejemplo de su predecesor incluso con mayor desfachatez. Hace poco, Kern se proclam¨® a s¨ª mismo principal candidato del Partido Socialdem¨®crata de Austria a las pr¨®ximas elecciones europeas sin ninguna consulta previa a las bases.
Al final, el traslado a Bruselas y Estrasburgo les ha salido mal a los dos. Kern ha tenido que abandonar la pol¨ªtica tras las protestas de su partido, y Faymann se dedica ahora a "algo relacionado con el sector inmobiliario". No obstante, ambos son un claro ejemplo de que la idea de Europa como ¨²ltima salida, como red que amortigua la ca¨ªda de los fracasados, todav¨ªa est¨¢ muy viva. Un despacho en Bruselas, otro en Estrasburgo, dietas a cargo del Estado y una sustanciosa asignaci¨®n. Hay cosas peores.
Se acercan las elecciones europeas de 2019, y en los pr¨®ximos meses aparecer¨¢n historias parecidas de personas que se impacientan y se abren paso a codazos para hacerse con un buen puesto en las listas o, tal vez, con un empleo en la Comisi¨®n Europea. Tanto esta como el Parlamento siguen siendo sitios en los que colocar a los compa?eros de partido que se han vuelto engorrosos o superfluos. Seg¨²n los rumores que circulan dentro de su formaci¨®n pol¨ªtica, Nicola Beer, exministra de Cultura de Hesse y secretaria general de los liberales, es uno de estos casos. Beer liderar¨¢ el Partido Democr¨¢tico Libre (FDP) en la campa?a electoral y, por lo tanto, a partir de mayo estar¨¢ tambi¨¦n en Bruselas. Christian Lindner, jefe de la formaci¨®n, la ha elogiado profusamente calific¨¢ndola de "peso pesado" para las "elecciones clave2 que se avecinan, as¨ª como de "europea convencida y convincente". Sin embargo, la verdad es que, al menos en su puesto de secretaria general, esta mujer de 48 a?os nunca ha acumulado puntos. Cabe preguntarse si, en caso de haber tenido ¨¦xito en el frente interno, la embarcar¨ªan igualmente en direcci¨®n a Bruselas.
Y luego est¨¢n, casi como ant¨ªtesis, los que necesitan un empuj¨®n, como la ministra de Justicia Katarina Barley, del Partido Socialdem¨®crata. Barley preferir¨ªa quedarse en Berl¨ªn, y hasta lo declara con frecuencia. Al frente del grupo socialista del Europarlamento, sin embargo, hay un alem¨¢n. Pero Udo Bullman tiene muy pocos amigos en el lejano Berl¨ªn, act¨²a con demasiada independencia y se atiene poco a la l¨ªnea de la c¨²pula del partido. En consecuencia, el diputado de Hesse tiene que conformarse con el segundo puesto de la lista.
En resumen, quienes quieren ir a Bruselas o no tienen m¨¢s remedio que hacerlo siguen representando un problema para la Uni¨®n Europea. La crisis ha llevado a m¨¢s de un alem¨¢n a puestos destacados en Europa, como por ejemplo a Klaus Regling, que desde mayo de 2010 dirige el paraca¨ªdas de la UE, actualmente conocido como Mecanismo Europeo de Estabilidad. Situar a un alem¨¢n en la cumbre fue ante todo una jugada dirigida a suavizar algo la oposici¨®n del pa¨ªs a la pol¨ªtica de rescates. A Werner Hoyer, expol¨ªtico del FDP y presidente del Banco Europeo de Inversiones desde 2012, tambi¨¦n le habr¨ªa resultado m¨¢s dif¨ªcil convertirse en jefe de la instituci¨®n sin la crisis.
Sin embargo, a menudo los mejores, bien porque lo prefieren, bien porque es preferible, siguen prestando sus servicios en casa y no en Europa. Para ello ser¨ªa muy importante contar con personal competente con el fin de aumentar el atractivo de la UE. Una de las causas reside en la relaci¨®n ambivalente de los Estados miembros con la Uni¨®n que ellos mismos forman. Los 28 (?pronto, 27?) integrantes de la UE quieren tener m¨¢s peso conjunto del que cada uno de ellos aportar¨ªa a la balanza individualmente. Saben que para ello necesitan estructuras s¨®lidas y representantes que no sean meros mandados.
Sobre todo desde el punto de vista alem¨¢n, Europa ha sido durante mucho tiempo el plano en el que las carreras pol¨ªticas acababan sin demasiado lucimiento, pero rara vez empezaban o cobraban impulso. ?ltimamente, la situaci¨®n ha cambiado. A las pasadas elecciones al Parlamento federal, adem¨¢s de Martin Schulz, candidato a primer ministro por el SPD, se presentaron otros cuatros diputados europeos.
No obstante, este cambio tambi¨¦n es una se?al de que m¨¢s importantes que Bruselas y Estrasburgo son las capitales. Bruselas, por tanto, ya no es solamente un centro de destierro, sino tambi¨¦n una rampa de despegue. Sin embargo, dejando aparte excepciones como la de Manfred Weber, de la Uni¨®n Social Cristiana de Baviera y jefe del Partido Popular Europeo, que pas¨® toda su vida pol¨ªtica en Bruselas, Europa solo constituye el verdadero objetivo de los anhelos pol¨ªticos para una minor¨ªa. G¨¹nther Oettinger tampoco hab¨ªa acariciado nunca la idea de trasladarse a Bruselas cuando Angela Merkel lo envi¨® a la Comisi¨®n Europea en 2009.
Es decir, la suerte de Europa no la deciden exclusivamente los mejores, los m¨¢s cualificados e interesados, sino tambi¨¦n las casualidades, los enredos pol¨ªticos y, a menudo, causas totalmente ajenas a la UE. Por ejemplo, a pesar de ser un buen presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk asegur¨® durante meses que no se hab¨ªa planteando seriamente trasladarse de Varsovia a Bruselas. ?Qu¨¦ decir de un presidente del Consejo como ¨¦l? Su gran rival Jaroslaw Kaczynski afirma que Tusk fue un primer ministro "malo, muy malo". A pesar de ello, se alegra de que un polaco haya sido designado para un cargo tan alto. Imposible expresar mejor la problem¨¢tica imagen de Bruselas.
Hannelore Crolly es miembro de la redacci¨®n de 'Die Welt' desde 1996. El a?o pasado volvi¨® a Bruselas como corresponsal. Su primera misi¨®n en la "sala de m¨¢quinas de la Uni¨®n Europea" se desarroll¨® entre 2005 y 2009.
Traducci¨®n de Newsclips
? Lena (Leading European Newspaper Alliance)
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