La cita en Samarra de Khashoggi
Como las mafias, las dictaduras han perseguido a sus disidentes hasta la muerte en cualquier lugar
Cuando el juez Giovanni Falcone se dispon¨ªa a interrogar a Tommaso Buscetta, el primer gran pentito (arrepentido) de la Mafia siciliana, el capo le espet¨® antes de encender la grabadora: ¡°?Es usted consciente de que va a contraer una deuda con la Mafia que solo podr¨¢ pagar con su vida?¡±. Y as¨ª ocurri¨®: Falcone fue asesinado en 1992. Para los poderes absolutos, que basan su fuerza en el terror y las amenazas, la venganza es una obsesi¨®n, que cumplen con una espantosa determinaci¨®n. El objetivo no es solo acabar con los disidentes del presente por el peligro que representan ¡ªBuscetta por ejemplo ayud¨® a encarcelar a cientos de mafiosos¡ª, sino disuadir a los del futuro. Por eso, nadie que haya roto los votos de silencio puede vivir para contarlo.
Stalin fue tambi¨¦n obsesivo en la persecuci¨®n de sus enemigos y lanz¨® a los agentes de su polic¨ªa pol¨ªtica, la NKVD, a asesinar por todo el mundo. Le¨®n Trotski fue la v¨ªctima m¨¢s famosa, pero ni mucho menos la ¨²nica. Lo mismo hicieron los servicios secretos b¨²lgaros cuando asesinaron en Londres durante la Guerra Fr¨ªa al escritor Gueorgui Ivanov Markov con un aguij¨®n venenoso escondido en un paraguas.
Se trata de una maldici¨®n que recuerda al viejo cuento isl¨¢mico llamado Cita en Samarra, en el que un hombre se cruza con la muerte en el mercado de Bagdad y se le queda mirando fijamente. Llega a su casa aterrorizado y le cuenta lo que ha pasado a su se?or. Este le presta su caballo m¨¢s veloz y le exhorta a que huya a Samarra sin mirar atr¨¢s. El se?or se lanza al mercado en busca de la muerte para pedir explicaciones y cuando la encuentra, la parca le explica: ¡°Le mir¨¦ porque me extra?¨® mucho verle en Bagdad ya que tengo una cita esta noche con ¨¦l en Samarra¡±. El periodista saud¨ª Jamal Khashoggi ten¨ªa su propia cita en Samarra, en el consulado en Estambul.
Lamentablemente, la actitud saud¨ª ante la suerte del informador asesinado puede acabar pareci¨¦ndose m¨¢s a un cl¨¢sico del cine espa?ol, Bienvenido, Mister Marshall, cuando Pepe Isbert dice a los vecinos de Villar del R¨ªo: ¡°Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicaci¨®n, y esa explicaci¨®n que os debo, os la voy a pagar¡±. Hasta el momento, Arabia Saud¨ª ha conseguido esquivar con petr¨®leo y dinero todas sus explicaciones. Ojal¨¢ ahora, aunque tarde, cambien las cosas.
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