?Qui¨¦n manda aqu¨ª?
El caso Kashoggi y el de las hipotecas nos dan pistas acerca de un futuro construido sobre nuevas decantaciones de viejos poderes que se a¨²pan sobre unos gobiernos democr¨¢ticos cada vez m¨¢s impotentes
Poco a poco le vamos viendo las tripas al nuevo mundo postdemocr¨¢tico que se perfila. La actualidad nos ofrece dos test interesantes ¡ªel caso Kashoggi y el caso D¨ªez Picazo¡ª sobre lo que ocurre cuando se agrietan los pactos b¨¢sicos: el poder pol¨ªtico decrece, los ciudadanos pierden voz y vuelve la ley del m¨¢s fuerte.
Arabia Saud¨ª da miedo. Margarita Robles, ministra de Defensa, tuvo que tragarse unas ventas de misiles inteligentes heredadas del Gobierno anterior. Ha llegado el caso Khashoggi y PSOE, PP y Ciudadanos apuestan a que se mantenga el negocio de las armas, apelando a intereses generales. Ya nadie niega las evidencias de un crimen premeditado, salvaje y pol¨ªtico, como ha dicho Erdogan. Y sigue siendo insuficiente para que el Gobierno se plantee, m¨¢s all¨¢ de las condenas formales, modificar la relaci¨®n con Arabia Saud¨ª. Si las matanzas del ej¨¦rcito saud¨ª en Yemen no fueron raz¨®n suficiente, tampoco lo ser¨¢ el asesinato de Kashoggi. El comercio con Arabia Saud¨ª est¨¢ cargado de zonas oscuras: sobornos, comisiones, relaciones opacas al m¨¢ximo nivel. Y Espa?a se camuflar¨¢ en el nutrido pelot¨®n de los pa¨ªses que han optado por el perfil bajo para que los saud¨ªes no les se?alen. Lo llaman raz¨®n de Estado; deber¨ªan decir armas, petr¨®leo y la sombra del terrorismo, que tantos padres tiene.
El d¨ªa 5 de noviembre el pleno de la Sala tercera del Supremo ratificar¨¢ o no la jurisprudencia sobre hipotecas establecida por la sentencia que produjo la ins¨®lita reacci¨®n del juez D¨ªaz Picazo. Una bajada de la cotizaci¨®n de los bancos consigui¨® en un d¨ªa lo que centenares de miles de votantes y de manifestantes catalanes no han logrado con la prisi¨®n preventiva de los presos independentistas: que el Supremo aprecie ¡°enorme repercusi¨®n econ¨®mica y social¡±. Creo que la justica debe actuar con conocimiento del contexto y que la virtud de la prudencia y la ¨¦tica de la responsabilidad ¡ªsobre los efectos de sus decisiones¡ª no le deben ser ajenas. Pero un movimiento como el de D¨ªaz Picazo, en un momento tan delicado, por los efectos del caso catal¨¢n sobre la imagen del Supremo, alimenta todas las desconfianzas sobre la independencia de los jueces y sobre su gobernanza. Sospechas y teor¨ªas conspirativas aparte, volvemos a la pregunta de siempre: ?Qui¨¦n manda? Cuando se cuestiona la independencia real del poder judicial se mira de reojo al ejecutivo, pero son otros muchos los poderes ¡ªlocales e internacionales¡ª que merodean en torno a los jueces.
La democracia se funda en unos pactos y compromisos b¨¢sicos muy fr¨¢giles entre agentes pol¨ªticos y sociales que est¨¢n decayendo sin que se vea inter¨¦s en reconstruirlos. El caso Khashoggi y el de las hipotecas nos dan pistas acerca de un futuro construido sobre nuevas decantaciones de viejos poderes que se a¨²pan sobre unos gobiernos democr¨¢ticos cada vez m¨¢s impotentes. Los gobernantes se encogen y la democracia empeque?ece inexorablemente.
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