Respuesta europea
Solo los pa¨ªses de la UE unidos pueden plantear exigencias a Arabia Saud¨ª
Arabia Saud¨ª ha ofrecido tantas versiones, tan contradictorias y tan incre¨ªbles, sobre el asesinato del periodista cr¨ªtico Jamal Khashoggi que lo ¨²nico que ha logrado es dejar todav¨ªa m¨¢s claro lo que ocurri¨® realmente en el Consulado saud¨ª en Estambul: un crimen de Estado. Y, en esta ocasi¨®n, a diferencia de lo que han hecho con otras violaciones de los derechos humanos en Riad, los pa¨ªses europeos no pueden mirar hacia otro lado como si nada hubiese ocurrido. Esta posici¨®n dejar¨ªa tan en evidencia un doble rasero que da?ar¨ªa su legitimidad a la hora de criticar o tomar medidas ante los desmanes de otras dictaduras. Solo se puede plantar cara a Riad, ya sea con la exigencia de una comisi¨®n internacional independiente de investigaci¨®n o con otro tipo de acciones diplom¨¢ticas, embargos o sanciones, con una actuaci¨®n conjunta de la UE.
Se trata de un crimen que de ninguna manera puede ser investigado, ni mucho menos juzgado, en Arabia Saud¨ª, pese a que Riad ha detenido a los que considera implicados en ¨¦l. Las sospechas que apuntan a lo m¨¢s alto de la monarqu¨ªa absoluta saud¨ª, incluso al pr¨ªncipe heredero Mohamed bin Salm¨¢n, invalidar¨ªan cualquier intento de resolver este asunto en el reino. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, tiene raz¨®n al se?alar que el lugar para juzgarlo es el pa¨ªs donde se cometi¨® el asesinato. Pero, de nuevo, solo se lograr¨¢ forzar una resoluci¨®n del crimen si los miembros de la UE act¨²an en bloque y, desde luego, no han empezado con buen pie, sino de una forma contradictoria y unilateral.
Mientras el resto de los pa¨ªses se pon¨ªan m¨¢s o menos de perfil, Francia, Reino Unido y Alemania se desmarcaron con una petici¨®n de investigaci¨®n independiente, pero no tuvieron en cuenta al resto de los Veintiocho, a los que, como en el caso de Espa?a, ni siquiera consultaron. El Gobierno de Merkel, adem¨¢s, quiso ponerse una medalla adicional anunciando que dejar¨ªa de vender armas a Riad en un movimiento que pretende arrastrar al resto de los socios. Pero ni Berl¨ªn, ni Par¨ªs, ni Londres ni Madrid deben ser el escenario de la pol¨ªtica hacia Arabia Saud¨ª, sino Bruselas. Solo desde una respuesta conjunta, y rotunda, se puede hacer frente a unas posibles represalias econ¨®micas. Al actuar por separado los distintos miembros de la Uni¨®n, no solo quedan m¨¢s expuestos a la ira del reino, sino que, adem¨¢s, no van a conseguir gran cosa: ni frenar la guerra de Yemen, ni mucho menos ofrecer justicia a Jamal Khashoggi.
Esta pol¨ªtica com¨²n ha sido reclamada muchas veces por organizaciones de derechos humanos, pero este crimen de Estado la convierte en una necesidad. Tanto por el petr¨®leo (sigue siendo el mayor exportador del mundo) como por sus compras de armas (fue el segundo mayor importador mundial en el periodo 2013-2017), Arabia Saud¨ª tiene una capacidad de respuesta econ¨®mica importante. Sin embargo, el mundo no es ni de lejos tan dependiente del crudo como en los setenta. De hecho, Arabia Saud¨ª es consciente de que su econom¨ªa necesita un profundo proceso de transformaci¨®n ¡ªpapel que deb¨ªa jugar el pr¨ªncipe heredero ahora salpicado por el crimen de Estambul¡ª y necesita estar integrado en el mercado global. Por eso se trata de un falso dilema: la UE tiene la obligaci¨®n de actuar desde sus valores, defender su papel en el mundo y hacer frente desde la unidad a las posibles consecuencias de una pol¨ªtica que no puede seguir aplazando.
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