Dictacracia
El Brasil que queda
Un presidente defensor de la tortura, xen¨®fobo, racista y homof¨®bico. Un parlamento dominado por la derecha y la ultraderecha, con amplia mayor¨ªa de legisladores que defienden la deforestaci¨®n de la regi¨®n amaz¨®nica, el agronegocio, el armamentismo y el comercio neopentecostal de la fe.
Brasil, un pa¨ªs que pretende reinventar su fr¨¢gil democracia, tutelada nuevamente por las fuerzas militares y por las olig¨¢rquicas que gobernaron el pa¨ªs a lo largo de su historia. ?Dictacracia?
Se inicia un nuevo ciclo. Brasil se enfrentaba al precipicio de la barbarie. Podr¨ªa haber dado un salto para reconstruir su futuro democr¨¢tico. Decidi¨® zambullirse, hundirse en las sombras. Entender qu¨¦ ha pasado nos llevar¨¢ mucho tiempo.
Cualquier reflexi¨®n sobre lo que vendr¨¢ deber¨¢ sustentarse en el Brasil que queda. O en lo que queda de Brasil.
Es la primera vez en la historia que gana un presidente que no cuenta con el voto mayoritario de la poblaci¨®n en situaci¨®n de pobreza o de pobreza extrema, el 50% de la naci¨®n
El inventario de bravuconadas racistas, xen¨®fobas, machistas, violentas y humillantes de Bolsonaro, ha sido divulgado hasta el hartazgo. Ning¨²n elector del nuevo presidente vot¨® por un candidato que desconoc¨ªa. Su apolog¨ªa de la tortura, de la dictadura y, particularmente, su programa de gobierno expl¨ªcitamente antipopular, parecieron menos relevantes que el riesgo de que ganara el candidato del PT, Fernando Haddad. M¨¢s del 55% de la poblaci¨®n eligi¨® el candidato del odio, el que representaba una supuesta renovaci¨®n, cuyas principales banderas significan, dram¨¢ticamente, el regreso al pasado de siempre, al Brasil colonial y excluyente, al Brasil de las oligarqu¨ªas que multiplican sus privilegios a expensas del sufrimiento y de la miseria del pueblo.
Los ¨²nicos que parecen haberlo percibido son los electores y, especialmente, las electoras m¨¢s pobres del pa¨ªs, las que ganan menos de dos salarios m¨ªnimos; o sea, menos de 1.908 reales, 520 d¨®lares. Es la primera vez en la historia que gana un presidente que no cuenta con el voto mayoritario de la poblaci¨®n en situaci¨®n de pobreza o de pobreza extrema, el 50% de la naci¨®n. En todos los dem¨¢s sectores sociales, en las castas en que se organiza este gigante marcado por la desigualdad y la violencia, gan¨® Bolsonaro.
En casi todos los 26 estados que componen la uni¨®n, triunfaron la derecha o la extrema derecha. En algunos de ellos, llegaron al gobierno regional militares: un fusilero naval, un comandante y un coronel. Casi 1.000 candidatos de las fuerzas p¨²blicas de seguridad, activos o retirados, algunas de ellas mujeres, se presentaron a cargos electivos. Al menos 72 han sido elegidos diputados. La bancada de los militares y polic¨ªas supera a la de la organizaci¨®n pol¨ªtica con mayor representaci¨®n en el Congreso Nacional, el Partido de los Trabajadores, con 56 legisladores. El mayor Olimpio Gomes, un deslucido diputado provincial, fue elegido senador nacional por el estado de San Pablo con m¨¢s de 9 millones de votos. K¨¢tia Sastre, una desconocida polic¨ªa militar, que hace unos d¨ªas mat¨® de varios tiros a un joven que robaba un celular frente a una escuela, lleg¨® al Congreso Nacional con el apoyo de 264.013 ciudadanos. La polic¨ªa, ahora diputada, us¨® en su campa?a las im¨¢genes de las c¨¢maras de seguridad donde le disparaba al ladr¨®n y lo remataba en el piso. Fue impedida por la justicia electoral de hacerlo. La prohibici¨®n le rindi¨® m¨¢s votos.
Bolsonaro sostuvo que la matanza de delincuentes (o de los que parezcan serlo) ser¨¢ considerado una acci¨®n en leg¨ªtima defensa. Tambi¨¦n sostuvo que los movimientos sociales ser¨¢n considerados terroristas y sus activistas criminalizados como tales.
La elecci¨®n de 2018 supuso la mayor renovaci¨®n de representantes en tres d¨¦cadas de democracia. Sin embargo, el poder del parlamento se distribuye no s¨®lo en funci¨®n de los partidos, sino de los intereses corporativos que defienden los diputados y senadores
El congreso brasile?o est¨¢ compuesto por 513 diputados y 81 senadores, distribuidos en 30 partidos. La elecci¨®n de 2018 supuso la mayor renovaci¨®n de representantes en tres d¨¦cadas de democracia. Sin embargo, el poder del parlamento se distribuye no s¨®lo en funci¨®n de los partidos, sino de los intereses corporativos que defienden los diputados y senadores. Tres son las bancadas interpartidarias mayoritarias. Lo eran en el pasado y lo seguir¨¢n siendo ahora, con un congreso que eligi¨® tambi¨¦n el mayor n¨²mero de legisladores de extrema derecha de toda su historia.
La bancada que defiende el agronegocio, el Frente Parlamentario Agropecuario, posee m¨¢s de 260 representantes. Respaldan la deforestaci¨®n del Amazonas, el uso de agrot¨®xicos, viven y se benefician del trabajo esclavo y son, en muchos casos, latitudinarios, en el pa¨ªs con mayor concentraci¨®n de la propiedad de la tierra en el planeta.
La ¡°Bancada de la Bala¡±, formada por militares, polic¨ªas o defensores de la violencia represiva del Estado, lucha activamente contra el Estatuto del Desarmamento, aprobado durante el gobierno de Lula. Sostienen que la poblaci¨®n civil debe tener derecho a portar armas y a utilizarlas en leg¨ªtima defensa. Est¨¢ constituida por 250 diputados y senadores.
Los legisladores evang¨¦licos, la ¡°Bancada de la Biblia¡±, ser¨¢n m¨¢s de 100. Luchan contra el aborto legal, la igualdad de g¨¦nero, la diversidad sexual, el casamiento entre personas del mismo sexo y exigen la educaci¨®n religiosa en las escuelas p¨²blicas.
Las tres bancadas tendr¨¢n 610 representantes, en un Congreso Nacional con 594 miembros. Naturalmente, esto se explica porque algunos diputados o senadores pertenecen, al mismo tiempo, a las bancadas del agronegocio, son evang¨¦licos y militares.
La sigla de Jair Messias Bolsonaro, el Partido Social Liberal, ten¨ªa hasta la ¨²ltima elecci¨®n, 8 diputados. A partir del a?o que viene ser¨¢ la segunda del Congreso, con 52 legisladores. Tendr¨¢, adem¨¢s, tres gobernadores. No ten¨ªa ninguno.
Bolsonaro, en su discurso inaugural, no dijo nada sustantivo. Rez¨® y sostuvo que ¡°la verdad liberar¨¢ el pa¨ªs¡±. Adem¨¢s, afirm¨® que solo har¨¢ negocios bilaterales con los pa¨ªses que beneficien los intereses econ¨®micos de Brasil y le aporten tecnolog¨ªa. Que acabar¨¢ con la integraci¨®n ideol¨®gica del pasado.
Este es el Brasil que refunda una democracia d¨¦bil, tutelada por los dictadores y por las oligarqu¨ªas de siempre. Esto es, en definitiva, lo que queda de Brasil.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.