Marta Sanz, la escritora de lo desagradable
La autora madrile?a habla de lo ¨ªntimo, pero siempre desemboca en aquello que nos incumbe a todos y que tiene que ver con nuestro lado oscuro
A veces hay que leer a Marta Sanz (Madrid, 1967) cubri¨¦ndose parcialmente los ojos con las manos. Como cuando en las pel¨ªculas de miedo est¨¢n a punto de cargarse a alguien y no quieres mirar, pero te puede el morbo. Solo que ella no necesita tirar de fen¨®menos paranormales para hacer trizas al lector. Le vale con retratar la oscuridad silenciosa que envuelve lo cotidiano. ?Qui¨¦n es esta mujer que parece sacar cada coma de lo m¨¢s profundo de sus entra?as? Cuando aparece, la escritora de lo desagradable resulta ser la persona m¨¢s agradable del mundo. En octubre public¨® Monstruas y centauras, ensayo sobre las razones de la huelga feminista del 8-M, en el que se defiende que ¡°la contradicci¨®n y la duda no deber¨ªan ser un motivo para paralizarse pol¨ªticamente¡±.
De 'Amor fou' se ha dicho que es el libro por el que casi deja de escribir. ?Por qu¨¦ se le enquist¨® tanto esa novela? Ese texto es la historia de un buen amor. La reivindicaci¨®n de un amor tranquilo, a trav¨¦s de la que en 2004 reconstruyo un mundo que veo que se avecina. Sin embargo, cuando lo acabo me encuentro con un mont¨®n de editores que me dicen que es un libro muy comprometido, que cuenta cosas de dif¨ªcil digesti¨®n, tanto en la forma como en el fondo, y que adem¨¢s requiere de un lector muy activo que sepa rellenar los huecos.
Entiendo que es en ese momento de rechazo cuando se viene abajo. Como escritora, no s¨¦ separar el fondo de la forma. Si quieres escribir un libro que intente visibilizar las zonas m¨¢s oscuras del mundo, eso cristaliza en una forma intr¨¦pida que puede generar incomodidad en los lectores. Desde la perspectiva de una editorial, que lo que va buscando es complacer para vender, era l¨®gico que dijeran que no. Pero me hace plantearme que, si a trav¨¦s de la literatura no puedo hablar de las cosas que me conciernen a m¨ª y a todos, ?para qu¨¦ quiero yo escribir? ?Es solamente un acto de vanidad, una manera de figurar?
"Soy muy templada y muy autocensurada en todos los territorios de mi vida. Pero la literatura es el espacio donde cristalizan todas las violencias y los demonios. Me niego a autocensurarme en la literatura"
Finalmente, La Pereza lo public¨® en 2013 y Anagrama lo ha reeditado este a?o. ?Qu¨¦ tiene el texto para no haberse quedado en un caj¨®n? Lo curioso es que lo que hace una d¨¦cada era una distop¨ªa se ha convertido en una novela realista. Me siento un poquito bruja. Al revisarlo me he dado cuenta de que se habla de realidades como la agorafobia y la gentrificaci¨®n sin mencionarlas como tal, porque en 2004 no exist¨ªan esas palabras. Adem¨¢s, en el libro se alude a la idea de que lo personal es pol¨ªtico: las vidas cotidianas, las intimidades de cada uno de los personajes acaban remitiendo a algo mucho m¨¢s general.
Otro aspecto que llama la atenci¨®n es la presencia de lo f¨ªsico en las descripciones (¡°Lala es una respiraci¨®n, un beso de saliva¡¡±). Siempre activo la met¨¢fora de que el texto es un cuerpo y viceversa. El cuerpo es un texto en el que se te quedan marcadas todas las cosas que has vivido, pero, a la vez, el texto literario se desestructura por efecto del dolor del cuerpo, o se llena de referencias sensoriales. En el mundo de las ausencias, de los espejos, de las pantallas de los ordenadores, lo que tenemos que intentar no perder nunca es la fisicidad. La posibilidad de tocarnos, la temperatura, la textura de las pieles.
Hablando de pieles, la protagonista habla de penes ocultos en pantalones de lino sin ning¨²n pudor. ?Gui?o a la liberaci¨®n feminista? La sexualizaci¨®n activa de la mujer es algo que se repite en todas mis novelas. Sin darnos cuenta, a veces nosotras impostamos maneras de mirar que son machistas. En mis personajes he intentado dibujar a ese tipo de mujer que se rebela contra esa parte invisible de su formaci¨®n. Lo que espero del feminismo es que de verdad sea una palanca de cambio para resolver muchas de las desigualdades sist¨¦micas y de clase.
Una ¨²ltima y nos vamos. ?Lucha mucho para no autocensurarse? Soy una persona muy templada y muy autocensurada en todos los territorios de mi vida. Pero la literatura es el espacio donde cristalizan todas las violencias, los demonios de la vida privada que devienen de la vida p¨²blica. Me niego a autocensurarme en la literatura. No me da la gana.
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