Rivera rompe el espejo
El desbloqueo a los Presupuestos es el pretexto de una ruptura estrat¨¦gica con un PP radicalizado
Albert Rivera ha desfigurado la trama de Vaya par de gemelos?para evitar que el proceso de identificaci¨®n hacia Pablo Casado desembocara en una irremediable m¨ªmesis. Costaba diferenciarlos cuando se pon¨ªan corbata, as¨ª es que la decisi¨®n de quit¨¢rsela sobrentiende que el l¨ªder de Ciudadanos se despoja del pacto mefistof¨¦lico. Y que devuelve a Ciudadanos al espacio pol¨ªtico donde mejor se desempe?a: la ambig¨¹edad, la versatilidad, el instinto, el oportunismo.
Cualquier pretexto hubiera servido para romper la alianza entre ambos. No porque existiera un acuerdo formal, pero s¨ª porque el patrioterismo, el constitucionalismo y hasta la perspectiva psic¨®tica de la inmigraci¨®n hab¨ªan engendrado un v¨ªnculo umbilical que confund¨ªa a sus vol¨¢tiles electores. Para romperlo, Rivera ha escogido el hipersensible y simb¨®lico asunto de los Presupuestos. No piensa suscribirlos, pero la decisi¨®n de abandonar el filibusterismo que los bloqueaba en la Mesa del Congreso redondea un ejercicio de habilidad pol¨ªtica a la altura del posibilismo naranja: se aleja de Casado, inicia el deshielo con S¨¢nchez y prefigura la emancipaci¨®n de Ciudadanos en el umbral de la yincana electoral que se avecina.
El color naranja, ni rojo ni azul, es la soluci¨®n crom¨¢tica y conceptual a los problemas de gobernabilidad que van a precipitarse en todos los espacios pol¨ªticos desde el banderazo de los comicios andaluces. Ciudadanos corr¨ªa el riesgo de radicalizarse en la estela de Casado. Y de descuidar por id¨¦nticos motivos esa posici¨®n confortable del centro, de la pureza y del reformismo que le otorgaba el ¨²ltimo sondeo del CIS como segunda fuerza pol¨ªtica.
No es f¨¢cil competir a la vez con el PSOE y el PP, pero se antojaba arriesgado consolidar la imagen de Ciudadanos como una formaci¨®n ¡°de derechas¡± o como un aliado estrat¨¦gico de Casado en la aversi¨®n del sanchismo. Rivera necesita demostrar o confirmar que Ciudadanos es un partido liberal pero no conservador. Que es un partido europe¨ªsta y moderno. Y que reniega de la confesionalidad y del populismo, rasgos inequ¨ªvocos del camino visionario que ha emprendido Casado para recuperar a los votantes que se reconocen en la testosterona identitaria de Vox.
Titulaba Abc esta ma?ana que Ciudadanos hab¨ªa dejado tirado al PP, pero la hip¨¦rbole no aloja tanta gravedad en t¨¦rminos de desasosiego o de desamparo porque Casado, aun aislado en el Parlamento y reconocido como el apestado, puede reivindicar a partir de ahora su papel de verdadero, ¨²nico, ortodoxo antagonista a Pedro S¨¢nchez. Y de evocar, si hiciera falta, que fue Albert Rivera quien quiso que el l¨ªder del PSOE fuera presidente del Gobierno... en 2016.
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