El futuro de los medios
Est¨¢n en juego el acceso a la informaci¨®n p¨²blica y el uso que se hace de los datos que generamos mientras navegamos
De todas las predicciones, una de las m¨¢s arriesgadas es la de pronosticar el futuro de los medios de comunicaci¨®n. Solo a lo largo de nuestra vida, nuestro consumo de la informaci¨®n p¨²blica, las noticias y el entretenimiento ha cambiado dr¨¢sticamente. Hace poco, en un evento de divulgaci¨®n cient¨ªfica me preguntaron c¨®mo ve¨ªa el futuro de los medios. Inmediatamente supe que intentar contestar esto era meterse en un jard¨ªn.
Otros art¨ªculos de la autora
Enumerar las tendencias de los ¨²ltimos a?os no es tan dif¨ªcil: cada vez somos m¨¢s m¨®viles, m¨¢s inal¨¢mbricos, tenemos menos tiempo libre, pero, sin embargo, el tiempo de conexi¨®n sigue aumentando ¡ªen 2017 creci¨® un 4%¡ª y ya nos pasamos frente a cualquier pantalla una media de 5,9 horas al d¨ªa. Elegimos tomar nuestra dosis de noticias cada vez m¨¢s a trav¨¦s de las redes sociales, y las leemos menos en papel y m¨¢s en pantallas. Preferimos enviarlas a trav¨¦s de grupos de mensajer¨ªa cerrados como WhatsApp.
Cada vez hay m¨¢s sensores en m¨¢s tipos de dispositivos, se?recolectan m¨¢s datos y se hacen m¨¢s an¨¢lisis de esos registros. Las empresas nos conocen mejor, como lectores y como usuarios, y pueden saber?qu¨¦ nos gusta, a qu¨¦ obedecen nuestros impulsos y c¨®mo?vamos a reaccionar a cierto tipo de titulares, de palabras, de im¨¢genes, de notificaciones.
Cuando divagaba en esos jardines record¨¦ a Jane Jacobs y pens¨¦ que el dise?o de los parques se parec¨ªa al dise?o de las arquitecturas de los medios. Ambos son espacios p¨²blicos, y hay una ¨¦tica en su arquitectura que privilegia ciertos comportamientos, que favorece unos recorridos y obstruye otros.
Jacobs fue una urbanista y activista sociopol¨ªtica cuyo libro Muerte y Vida de las Grandes Ciudades se convirti¨® en uno de los m¨¢s influyentes de la historia de la planificaci¨®n urban¨ªstica. All¨ª criticaba las pr¨¢cticas de renovaci¨®n urbana de los a?os cincuenta e identificaba las causas de violencia en la vida urbana, seg¨²n estuviera sujeta al abandono o a la calidad de vida. Defend¨ªa, sobre todo, los espacios p¨²blicos como centros de diversidad y dinamismo que repercut¨ªan favorablemente en esa comunidad.
Jacobs era una observadora y convirti¨® los valores democr¨¢ticos en su gu¨ªa de dise?o: grandes cantidades de gente diversa concentradas en ¨¢reas relativamente peque?as no deb¨ªan ser consideradas un riesgo para la seguridad, sino que eran la fundaci¨®n de una comunidad sana y vibrante. Los espacios p¨²blicos, las aceras y los parques son centros de vitalidad porque es donde se congregan y se cruzan sus habitantes, en sus diferencias ¨²nicas, impredecibles y m¨¢s valiosas por serlo.
Las empresas cada vez nos conocen mejor, como lectores y como usuarios, y pueden saber qu¨¦ nos gusta y c¨®mo reaccionamos
En un caso a principios del siglo XX, la Corte Suprema de Estados Unidos sentenci¨® que las calles y los parques tienen que permanecer abiertos al p¨²blico para que los ciudadanos puedan ejercer actividades expresivas. En uno de los pasajes de aquella sentencia, el magistrado Anthony Kennedy escribe algo sorprendentemente vigente:
¡°Las mentes ya no se transforman en las calles y en los parques como antes. En un grado creciente, los intercambios m¨¢s significativos de ideas y la formaci¨®n de la conciencia p¨²blica ocurren en los medios electr¨®nicos. La extensi¨®n de los derechos a participar en esos medios de comunicaci¨®n puede cambiar en tanto cambien las tecnolog¨ªas¡±.
Los sitios web tienen arquitecturas, y entendiendo los beneficios de los espacios p¨²blicos que Jane Jacobs ve¨ªa en las aceras y en los parques podemos intentar descubrir esos beneficios en los espacios virtuales en los que nos relacionamos.
La similitud entre nuestros parques p¨²blicos ¡ªlos de ¨¢rboles f¨ªsicos y los virtuales en servidores¡ª muestra por qu¨¦ el futuro de los medios y las plataformas sociales pasa por implicarse en el c¨®digo, en las decisiones que tomemos en cuanto a su misma arquitectura. Desde esas l¨ªneas podemos hacerlos no solo habitables, sino espacios accesibles para todos, en los que las diferencias enriquezcan las ideas, donde el medidor no sea un contador de clics impulsivos, sino un fuelle que anime al conocimiento y al debate.
Lo que est¨¢ en juego es el acceso a la informaci¨®n p¨²blica, por un lado, y el uso de los datos que generamos, por otro. Ambos pueden ser usados para fortalecer nuestras democracias y resolver nuestros grandes problemas, o para todo lo contrario.
Depender¨¢ de qu¨¦ decidamos, por fin, meternos en estos jardines.
Maril¨ªn Gonzalo es periodista y est¨¢ especializada en tecnolog¨ªa y medios digitales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.