El placer de las zonas verdes
Un d¨ªa espl¨¦ndido en la Casa de Campo de Madrid. Verde, a rabiar. Pedaleo bajo un agradable sol por los caminos ciclistas del inmenso parque y llego a una de las zonas de bancos y mesas, reci¨¦n estrenados, nuevos, para descansar y tomar un tentempi¨¦, solo o en agradable compa?¨ªa. Nada faltaba, nada sobraba... bueno, una bolsa de pl¨¢stico; despu¨¦s comprobar¨ªa que tambi¨¦n la cajetilla de tabaco vac¨ªa, la lata en la mesa que est¨¢ a 50 metros de la nuestra... Me levanto, voy hacia ella, lo recojo y me lo llevo en la mochila para dejarlo en casa en mi cubo de pl¨¢sticos. Ahora ya s¨ª, poder disfrutar del refrigerio. Si veis a gente como yo, que de repente se desv¨ªa unos metros y sin raz¨®n aparente recoge una lata, una bolsa o cualquier residuo, pensad que con ello disfrutamos a¨²n m¨¢s de nuestro paseo, aunque algunos no lo lograr¨¢n comprender jam¨¢s: los mismos que lo han dejado tirado en la naturaleza.
V¨ªctor Zuazua Huerta. Aranjuez (Madrid)
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