Brasil: libertades democr¨¢ticas en riesgo
Brasil se enfrenta a una de sus coyunturas m¨¢s dram¨¢ticas. Jair Bolsonaro amenaza las bases mismas de cualquier sistema republicano y democr¨¢tico. Antes? de asumir la presidencia, ha amenazado no solo con "amontonar un preso sobre otro" en las c¨¢rceles de Brasil, sino tambi¨¦n con encarcelar dirigentes de la oposici¨®n. Uno de esos dirigentes es Guilherme Boulos, autor de esta nota.
Jair Bolsonaro obtuvo la mayor¨ªa electoral y fue elegido presidente del pa¨ªs. Esto no significa que el pueblo brasile?o le haya entregado un cheque en blanco para ejercer el pasamiento ¨²nico ni para negar la oposici¨®n de ideas. El sufragio se ejerce en las urnas. Pero la democracia es una pr¨¢ctica cotidiana que presupone el respeto a quien piensa diferente y, sobre todo, a las libertades constitucionales.
Las declaraciones del presidente electo son, entretanto, preocupantes: denuncias period¨ªsticas se transforman en supuestas "fake news", movimientos sociales se vuelven "organizaciones terroristas", y manifestaciones populares son catalogadas como "ataques a la democracia".
Una semana antes de las elecciones, el entonces candidato del Partido Social Liberal, sostuvo a sus seguidores que "los marginales rojos ser¨¢n desterrados de nuestra patria". En una entrevista al principal telediario brasile?o, el Jornal Nacional de la Red Globo, una vez elegido, Bolsonaro trat¨® de moderar el tono, pero reafirm¨® su propuesta, apunt¨¢ndole a las c¨²pulas de los dos principales partidos de izquierda, el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), blanco de sus persecuciones.
Fui citado de forma directa porque, seg¨²n ¨¦l, hab¨ªa "amenazado invadir" su casa, un hecho falso. Utiliz¨® una iron¨ªa que realic¨¦ en una manifestaci¨®n, para acusarme. Todos los que estaban en aquel acto lo notaron. Bolsonaro tambi¨¦n lo sabe. Pero prefiri¨® usar esta excusa para legitimar su discurso de intolerancia.
"Ser¨¢ una limpieza nunca vista en la historia de Brasil. Bandidos del Movimiento Sin Tierra, bandidos del Movimiento de Trabajadores sin Techo: sus acciones ser¨¢n tipificadas como terroristas. O Uds se encuadran y se someten a la ley, o ir¨¢n a la c¨¢rcel". (Jair Bolonaro, una semana antes de ser elegido presidente de Brasil)
El nuevo presidente est¨¢ impaciente. Los 45 d¨ªas que le restan de transici¨®n comenzaron a ser utilizados para promover una apresurada agenda de retrocesos en materia de derechos sociales y libertades democr¨¢ticas.
En menos de una semana, se anunciaron la tentativa de aprobar aceleradamente una reforma de la Seguridad Social que ha sido rechazada por 71% de los brasile?os (seg¨²n la agencia Datafolha). Tambi¨¦n, la tentativa urgente de aprobar, en comisiones del Senado y de la C¨¢mara de Diputados, los proyectos de criminalizaci¨®n de los movimientos sociales, entendidos ahora como "terroristas", y del proyecto de la "Escuela Sin Partido", que instituye una patrulla de censura a los docentes en las escuelas y universidades.
Los ataques a los movimientos sociales se han centrado en el Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) y en el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST). Parece ignorar que estos dos movimientos de masas no existen por la simple voluntad de sus dirigentes, sino por la hist¨®rica negaci¨®n del derecho a la vivienda y a la tierra. Brasil posee una de las estructuras agrarias m¨¢s concentradas del mundo y m¨¢s de 6 millones de familias sin acceso a una vivienda digna.
Adem¨¢s, constituye una absurda invenci¨®n que el MTST "invade la casa de la gente com¨²n". Existen una enorme cantidad de inmuebles abandonados, otros cuyos ocupantes han adulterado sus t¨ªtulos de propiedad o con deudas impagables. Pr¨¢cticas estas que violan la Constituci¨®n Nacional y el Estatuto de las Ciudades. Tales inmuebles no han sido desapropiados para uso en programas sociales de vivienda porque, en Brasil, la ley frecuentemente no se ejecuta cuando enfrenta grandes intereses econ¨®micos.
Son estos inmuebles los que ocupan los movimientos por el derecho a una vivienda digna. Tratarnos como organizaciones terroristas es un atentado a la democracia.
El nuevo presidente est¨¢ impaciente por promover una agenda de retrocesos en materia de derechos sociales y libertades democr¨¢ticas.
Luchar por el cumplimiento y la ampliaci¨®n de los derechos sociales, as¨ª como ejercer la oposici¨®n son reglas b¨¢sicas de cualquier sistema republicano y democr¨¢tico y no una "acci¨®n de delincuentes". Tratar de callar opiniones y oposiciones, imponiendo una agenda de miedo, inclusive sobre la libertad de prensa y de manifestaci¨®n, no es un camino aceptable. Por esto, m¨¢s que nunca, tenemos el desaf¨ªo de construir un Frente Amplio por la Democracia, con la participaci¨®n de partidos pol¨ªticos, movimientos sociales, l¨ªderes, juristas y todos aquellos que est¨¦n preocupados por el destino de nuestro pa¨ªs.
Le corresponde a los movimientos sociales seguir dando la lucha por los derechos. Le corresponde a la prensa mantener su trabajo independiente y cr¨ªtico, sin censuras ni amenazas. Y, finalmente, le corresponde a los dem¨¢s poderes de la rep¨²blica, al Parlamento y a la Suprema Corte de Justicia, frenar los excesos del Ejecutivo, preservando el respeto a la diversidad, a la democracia y condenando cualquier tipo de persecuci¨®n pol¨ªtica.
Guilherme Boulos fue candidato a presidente de Brasil por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y coordina el Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) y el Frente Pueblo Sin Miedo.
Nota del blog
Brasil se enfrenta a una de sus coyunturas m¨¢s dram¨¢ticas.
Jair Bolsonaro amenaza las bases mismas de cualquier sistema republicano. Antes mismo de asumir la presidencia, ha amenazado no solo con "amontonar un preso sobre otro" en las c¨¢rceles de Brasil, sino tambi¨¦n con encarcelar dirigentes de la oposici¨®n, entre ellos a su oponente en el segundo turno electoral, Fernando Haddad. Los movimientos sociales y sus dirigentes tambi¨¦n ha sido puestos bajo sospecha y amenazados de prisi¨®n por ejercer el terrorismo. Guilherme Boulos es uno de esos dirigentes.
No cabe duda que, mediante cuestionables y enga?osas maniobras jur¨ªdicas, se tratar¨¢ de criminalizar estos movimientos, utilizando amenazas y presiones destinadas a condenar figuras p¨²blicas de oposici¨®n que siempre han llevado una vida honrada y transparente.
Bolsonaro es un militar y cree que en la pol¨ªtica, como en la guerra, hay que saber identificar de forma clara al enemigo, medir sus fuerzas y elegir la mejor estrategia para destruirlo. Bolsonaro ya lo ha dicho: su enemigo interno son los "rojos", el PT, el MST y el MTST. Contra ellos descargar¨¢ todo su arsenal destructivo. Encarcelar, criminalizar y demonizar a sus dirigentes ser¨¢ una de sus acciones inmediatas. Este inaceptable retroceso solo podr¨¢ ser evitado con una amplia resistencia democr¨¢tica y la debida y decidida acci¨®n de un poder judicial que se ha visto bastardeado por la decisi¨®n del juez Sergio Moro de aceptar constituirse en el s¨²per ministro de Justicia del nuevo gobierno. Tambi¨¦n, podr¨¢ ser evitado con la solidaridad y la presi¨®n internacional.
La versi¨®n en portugu¨¦s de este art¨ªculo ha sido publicado en la Folha de S?o Paulo, un peri¨®dico brasile?o de prestigio y reconocimiento internacional, al que Jair Bolsonaro ha amenazado con silenciar. En un acto desconocido en 30 a?os de vida democr¨¢tica, un presidente elegido por la soberan¨ªa popular, durante su ¨²ltimo discurso de campa?a, le ha expresado "sus p¨¦sames" a un medio de comunicaci¨®n.
Brasil vive tiempos sombr¨ªos. Tiempos de lucha, de compromiso y de protecci¨®n a los que corren peligro. Tiempos de solidaridad y resistencia.
Pablo Gentili
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