Rebrotan las noticias falsas
Las noticias sobre las legislativas de EE UU muestran que menos menos del 5% de las fuentes de referencia en redes sociales proven¨ªan de instituciones oficiales, expertos o de los candidatos
Los editores del Diccionario de Oxford eligieron en 2017 la combinaci¨®n fake news (noticias falsas) como palabra del a?o. Tomaba el relevo de post-truth (posverdad), seleccionada en 2016. Ambas forman parte de un mismo concepto, porque no hay noticias falsas sin mentiras. Suponen, al alim¨®n, el desprecio a los hechos objetivos y la exaltaci¨®n de los hechos alternativos, y su caldo de cultivo es la pol¨ªtica. Los lexic¨®logos de Oxford comprobaron que tanto el Brexit como las elecciones que dieron la victoria a Donald Trump contribuyeron a la expansi¨®n de la desinformaci¨®n de forma deliberada y bien calibrada.
Ante los comicios legislativos de hoy, las fake news rebrotan con m¨¢s fuerza y a mayor velocidad, seg¨²n un nuevo estudio del Oxford Internet Institute. Este trabajo revela c¨®mo Facebook y Twitter siguen permitiendo comentarios extremistas, sensacionalistas y conspirativos, trufados con informaciones de mala calidad.
El estudio ha analizado 2,5 millones de tuits y 6.986 p¨¢ginas de Facebook durante un mes para llegar a la conclusi¨®n de que menos del 5% de las fuentes de referencia en redes sociales proven¨ªan de instituciones oficiales, expertos o de los candidatos. No deja de ser inquietante que los usuarios compartan las noticias basura con m¨¢s fruici¨®n que las informaciones period¨ªsticas verificadas y contrastadas. Los expertos han observado tambi¨¦n que los mensajes bazofia no se concentran solo en los foros de apoyo a Trump, sino que se extienden a comunidades conservadoras convencionales.
Este salto cuantitativo y cualitativo pone de manifiesto que las solemnes promesas de Zuckerberg para extirpar de la poderosa red social las fake news o bien son mera cosm¨¦tica o el intento ha resultado est¨¦ril. Facebook no ha tardado en descalificar aspectos de la investigaci¨®n y en invocar la libertad de expresi¨®n para defender la circulaci¨®n de contenidos en su canal de comunicaci¨®n.
Como ha advertido Samantha Bradshaw, experta en el fen¨®meno de la desinformaci¨®n, la relaci¨®n entre democracia y redes sociales es un problema sistem¨¢tico. Pero en lugar de atajarlo, solo se aplican parches. De continuar as¨ª, los algoritmos podr¨¢n seguir moldeando la realidad social hasta alcanzar su objetivo: modificar la conciencia de los ciudadanos.
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