El ofendidito
Hay un nuevo l¨¦xico al que los ultraconservadores han cambiado de sentido y ahora sirve para descalificar
Desde hace poco, un nuevo l¨¦xico desborda la opini¨®n p¨²blica. Tenemos ¡°ofendiditos¡±, ¡°nuevas puritanas¡± y ¡°adalides de lo pol¨ªticamente correcto¡±. Estas expresiones se han popularizado velozmente, y se usan, casi indistintamente, para definir al sujeto preocupado en exceso y en muchas ocasiones escandalizado por alg¨²n suceso cultural o medi¨¢tico de alto impacto.
De todos estos, el ofendidito es el que ridiculiza abiertamente a quien describe. El ofendidito, como parodia Pantomima Full, es aquel que tiene el gatillo f¨¢cil para la indignaci¨®n por lugares comunes o causas minoritarias, clama al cielo, y corre a opinar para recuperar la tranquilidad moral.
Poco se habla de que el ofendidito es casi un calco de lo que se bautiz¨® como la snowflake generation, y que Trump ha hecho famosa en numerosos tuits. Partiendo de la idea de que cada ni?o es un individuo ¨²nico, como un copo de nieve, snowflake fue antes sin¨®nimo de flojo; m¨¢s adelante, de pol¨ªticamente correcto, y ahora se ha convertido en un insulto contra los progresistas anti-Trump.
Tanto ofendidito como pol¨ªticamente correcto y nueva puritana han sufrido las mismas mutaciones de sentido, sin que casi nadie haya buscado su trazabilidad l¨¦xica y, por tanto, su intenci¨®n.
Tanto la correcci¨®n pol¨ªtica como el nuevo puritanismo eran conceptos poco comunes antes de los a?os noventa. Como explica Moira Weigel en The Guardian, la correcci¨®n pol¨ªtica se usaba ir¨®nicamente entre activistas de izquierda en EE?UU como sin¨®nimo de ortodoxia y pensamiento dogm¨¢tico en los a?os setenta.
Tanto la correcci¨®n pol¨ªtica como el nuevo puritanismo eran conceptos poco comunes antes de los a?os noventa
Su mutaci¨®n ocurre en 1990, cuando The New York Times public¨® un art¨ªculo de Richard Bernstein titulado The Rising Hegemony of the Politically Correct, donde alertaba de ¡°una creciente intolerancia¡± y ¡°el final del debate¡± en los c¨ªrculos activistas universitarios. Bernstein describ¨ªa ¡°una ideolog¨ªa no oficial expresada como una amalgama de opiniones sobre raza, ecolog¨ªa, feminismo y pol¨ªtica exterior define una actitud correcta hacia los problemas mundiales¡±.
El art¨ªculo era demasiado suculento para ser ignorado. El nuevo t¨¦rmino desencaden¨® un alud period¨ªstico y medi¨¢tico. Los medios cubrieron la aparici¨®n de esta generaci¨®n pol¨ªticamente correcta, tild¨¢ndola en ocasiones de ¡°nuevos fascistas¡± (The New York Magazine) e ¡°intolerantes¡± (Time). Pero estos art¨ªculos no aparecieron solos, ven¨ªan precedidos de una red de donantes que llevaba al menos desde 1971 alimentando una contrarreforma neoconservadora universitaria. Como disecciona Jane Mayer en Dinero oscuro, las familias Koch, Olin, Scaife, Coors y Bradley, entre otras, fundaron think tanks, institutos, y dotaron de becas, posdoctorados y lectorados a estudiantes conservadores en universidades de prestigio.
La financiaci¨®n de esta nueva inteligencia neoliberal ha dado frutos tambi¨¦n en la Heritage Foundation, uno de los lobbies m¨¢s activos pro-Trump o la Scaife Foundation, que financia organizaciones islam¨®fobas y antiinmigrantes. Todo es resultado de la acci¨®n desarrollada desde los a?os setenta. Tambi¨¦n el ¨¦xito del movimiento ultraconservador Tea Party y la oleada de supremacismo pol¨ªtico se basan en los pilares construidos en cuarenta a?os.
El salto del t¨¦rmino ¡°correcci¨®n pol¨ªtica¡± a la arena pol¨ªtica vino de la mano de H. W. George Bush en 1991 en su discurso en la Universidad de Michigan. ¡°La noci¨®n de correcci¨®n pol¨ªtica ha desatado la controversia por todo el pa¨ªs. (¡) Hay ciertos temas de los que no se puede hablar, ciertas expresiones y ciertos gestos que no se pueden hacer¡±.
Bush abr¨ªa la veda para la idea ultraconservadora de lo que hoy conocemos como correcci¨®n pol¨ªtica: un movimiento organizado y consciente de s¨ª mismo que limita la libertad de expresi¨®n. Desde entonces, la correcci¨®n pol¨ªtica para la derecha ser¨ªa censuradora. As¨ª lo narra la derecha tambi¨¦n hoy en Espa?a.
?Y qu¨¦ hay del nuevo puritanismo? Hoy se usa como sin¨®nimo de restricci¨®n moral en cierto feminismo contempor¨¢neo, pero el t¨¦rmino es de principios de los noventa, cuando la activista Karen DeCrow y la acad¨¦mica Elizabeth Fox Genovese relacionan por primera vez puritanismo con feminismo. Es Fox Genovese, conservadora y antiabortista, quien le dedica un art¨ªculo y esta definici¨®n: ¡°Un nuevo puritanismo emerge en los escritos de las feministas radicales que analizan toda forma de sexualidad masculina como un acto de agresi¨®n contra las mujeres¡±.
Si H. W. Bush defin¨ªa la nueva correcci¨®n pol¨ªtica, es su hijo George W. Bush quien entregar¨ªa la prestigiosa medalla National Humanities en 2003 a Fox Genovese, principal impulsora del ¡°nuevo puritanismo¡± feminista.
Hay que preguntarse por qu¨¦ ahora ¡ªy no antes¡ª se recuperan y adoptan estos t¨¦rminos, siempre para calificar al otro, siempre con intenci¨®n. Qu¨¦ enorme iron¨ªa, la Nueva Era Puritana existe, y no estamos se?alando a los ultraconservadores, algunos descendientes del Mayflower, que la inventaron como insulto.
Luc¨ªa Lijtmaer es periodista y escritora.
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