El per¨ªmetro de la palabra
Es parad¨®jico que quienes son partidarios de una acepci¨®n m¨¢s amplia de la idea de violencia en determinadas circunstancias defiendan un significado muy concreto en otras
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Cuando cayeron las Torres Gemelas hubo un desacuerdo entre el arrendatario del World Trade Center y las compa?¨ªas de seguros. El contrato con estas ¨²ltimas estipulaba un desembolso m¨¢ximo por suceso: la duda era establecer si el atentado era un suceso o dos, ya que las dos torres hab¨ªan sido derribadas. La compensaci¨®n eran 3.500 millones de d¨®lares por un acto, 7.000 si eran dos. Cuando te preguntan cu¨¢nto vale una discusi¨®n de sem¨¢ntica, dice Steven Pinker, esa es la respuesta: 3.500 millones de d¨®lares.
Las discusiones pol¨ªticas son guerras de palabras, y buena parte de la batalla p¨²blica es sem¨¢ntica. Este a?o en Espa?a hemos hablado mucho de violencia y de lo que significa. Era uno de los temas que estaban en el debate sobre la sentencia en el juicio de La Manada. A aspectos controvertidos de la ley se sumaba la divergencia del uso de las palabras en el lenguaje com¨²n y en la jerga especializada. Algunos mediadores contribuyeron a incrementar la confusi¨®n. Pero tambi¨¦n hab¨ªa una discusi¨®n sobre la naturaleza de la violencia, y sobre su relaci¨®n con la intimidaci¨®n y la amenaza.
Para algunos, adem¨¢s, la violencia est¨¢ en muchos otros lugares donde pasa inadvertida: en la actuaci¨®n de los bancos, pero tambi¨¦n en las pr¨¢cticas laborales y las relaciones entre personas. Muchos aspectos del sexismo son formas de violencia, explican algunos art¨ªculos: desde la brecha salarial de g¨¦nero hasta la presi¨®n de la industria de la belleza. Este movimiento puede recordar a la idea del concept creep o deslizamiento de concepto: las palabras se van extendiendo hacia abajo.
La interpretaci¨®n laxa del concepto de violencia contrasta con otra m¨¢s rigurosa que se aplica a los hechos del oto?o de 2017 en Catalu?a. Las actuaciones de los l¨ªderes independentistas, las maniobras para desde?ar los derechos de la oposici¨®n o el objetivo t¨¢ctico de provocar la reacci¨®n del Estado no entrar¨ªan dentro de la categor¨ªa de violencia. Para otros, en cambio, el concepto se puede ampliar en el ejemplo catal¨¢n, pero no en otros contextos. Es una paradoja curiosa que quienes son partidarios de una acepci¨®n m¨¢s amplia de la idea de violencia en determinadas circunstancias defiendan un significado muy concreto en otras. En ambos casos, como dec¨ªa Humpty Dumpty en Alicia en el pa¨ªs de las maravillas, lo importante es saber qui¨¦n manda. @gascondaniel
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