Auto odio
Los franceses respetan a C¨¦line, pero los supremacistas catalanes no pueden ni con Pla
Es instructivo observar que el fanatismo tiene como primera v¨ªctima al fan¨¢tico. Todas sus acciones y su vida entera est¨¢n dominadas por el odio y no se percata de que el primer objeto de su odio es ¨¦l mismo y lo que cree defender.
Baste un ejemplo. Hay unos patriotas que van dando conferencias por Catalu?a y publicando art¨ªculos en los que afirman que Santa Teresa era, en realidad, de Banyoles, que el Quijote se escribi¨® primero en catal¨¢n o que Col¨®n era mallorqu¨ªn. Con semejantes majader¨ªas lo ¨²nico que consiguen es dejar claro como el agua que se averg¨¹enzan de su cultura, de su historia y de Catalu?a. Humillados por lo que ellos consideran una cultura inferior frente a la gran cultura hisp¨¢nica, tratan de adue?arse de lo que codician y de ese modo manifiestan una admiraci¨®n obsesiva por la cultura espa?ola y un gran desprecio por la catalana. Eso es el supremacismo.
Por fortuna son pocos y solo les creen los m¨¢s faltos de cerebro y quienes comercian con el odio. Hay tambi¨¦n, sin embargo, ciertos momentos en que ese desprecio de lo propio alcanza a las m¨¢s altas instituciones del pa¨ªs. As¨ª, por ejemplo, uno de los mejores escritores espa?oles, Josep Pla, no puede en puridad denominarse catal¨¢n porque los m¨¢ximos tribunales literarios del nacionalismo catal¨¢n lo repudiaron. El Premi d¡¯Honor de les Lletres Catalanes, el m¨¢s alto al que puede aspirar un escritor en catal¨¢n, le fue denegado una y otra vez hasta su muerte porque no cumpl¨ªa las bases de la convocatoria. Estas son: defender y difundir la cultura catalana. Al?a Manela! Los franceses respetan a C¨¦line, pero los supremacistas catalanes no pueden ni con Pla.
Lo digo porque la Biblioteca Castro acaba de publicar un magn¨ªfico volumen de escritos de Pla. Honr¨¦mosle.
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