Spiderman y la telara?a c¨®smica
La ara?a va generando un universo de geometr¨ªas perfectas a partir de fibras de seda que extrae de su abdomen y con las cuales consigue un entramado que tuvo aplicaciones m¨¦dicas en los tiempos de la antig¨¹edad
![Stan Lee, en la premier de 'Spiderman 2', en 2004.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/WYMPTTK4XTOYRDGRU4KSRJR6AM.jpg?auth=73318a33254ac42043790998415633ea8b4fe6b82c90d5be67e9e4738d13c176&width=414)
En un mundo hu¨¦rfano de mitolog¨ªas como el que padecemos, los superh¨¦roes de Marvel han venido a ocupar buena parte del sitio destinado los dioses del Olimpo. Hace unos d¨ªas falleci¨® Stan Lee, el creador de Spiderman -el hombre ara?a- un superh¨¦roe de sobras conocido y que alcanzar¨ªa el estatus de dios mitol¨®gico.
Con todo, la peripecia de Peter Parker, el joven cient¨ªfico al que una picadura de ara?a le cambia la vida, no es la primera historia donde la influencia de los ar¨¢cnidos forma parte de la trama. En tiempos del Imperio Romano, el poeta latino Ovidio, en su obra Las Metamorfosis, nos cuenta una historia de celos que acaba convertida en una pugna entre dioses y humanos.
Se trata de la historia de Aracne, tejedora de ¨¦xito cuya fama se le sube a la cabeza, afirmando poder superar a Minerva - diosa de la artesan¨ªa- en sus labores. Minerva le dar¨¢ una oportunidad para que se redima, apareci¨¦ndose ante Aracne convertida en una anciana que aconseja respeto a los dioses. Pero Aracne no hace caso. Es entonces cuando Minerva descubre su identidad y surge el reto; un desaf¨ªo para ver qui¨¦n de las dos teje mejor.
Aracne ser¨¢ capaz de elaborar un tejido tan bello como insultante que muestra las infidelidades de los dioses, por lo cual Minerva se enfada, llegando a golpearla y a romper el tapiz. Aracne, humillada, se ahorca. Pero Minerva roc¨ªa la soga con el jugo de una planta t¨®xica, transformando a Aracne en una ara?a condenada a tejer por toda la eternidad. Esta historia mitol¨®gica nos viene a contar que el arte de tejer es imitaci¨®n de la labor de las ara?as. Sus telas son un claro ejemplo de la belleza instintiva del reino animal que el ser humano imita.
Si atendemos a la elaboraci¨®n de una telara?a, nos daremos cuenta de que es la propia naturaleza de las ara?as la que parece inmersa en la labor de desarrollar un continuo ir y venir de hilos que van a servir para atrapar a sus presas. Si tenemos la oportunidad de contemplar la labor de una ara?a ejecutando la danza c¨®smica que construye su tejido, asistiremos al uso geom¨¦trico que hace del tri¨¢ngulo para construir la base de la tela; una estructura lo suficientemente r¨ªgida donde se van a?adiendo elipses hasta conseguir un sofisticado ingenio, tan r¨ªgido como resistente a la hora de contener el impacto de la presa.
Esta historia mitol¨®gica nos viene a contar que el arte de tejer es imitaci¨®n de la labor de las ara?as. Sus telas son un claro ejemplo de la belleza instintiva del reino animal que el ser humano imita
Es curioso comprobar c¨®mo la ara?a va generando un universo de geometr¨ªas perfectas a partir de fibras de seda que extrae de su abdomen y con las cuales teje una tela de estructuras sim¨¦tricas; un entramado que tuvo aplicaciones m¨¦dicas en los tiempos de la antig¨¹edad. Sin ir m¨¢s lejos, los egipcios dar¨ªan uso a los hilos para suturar heridas. La hebra que extrae la ara?a de su abdomen es una prote¨ªna l¨ªquida que se va endureciendo a medida que se estira, y a la que la ara?a agrega una sustancia adherente para los radios de la tela. Sin embargo, la seda que rodea el centro carece de dicha sustancia adherente, raz¨®n por la cual, la ara?a nunca queda atrapada en su propia tela.
Llegados aqu¨ª, es posible imaginar un tejido semejante a escala c¨®smica que envuelva el espacio hasta formar una red de filamentos que conecten las galaxias entre s¨ª, como una gran telara?a c¨®smica. Algo parecido fue lo que se detect¨® con ayuda de los telescopios gemelos Keck, situados en el volc¨¢n durmiente Mauna Kea, en Haw¨¢i, hace unos a?os. Los investigadores lograron descubrir una brillante nebulosa de gas que se extiende como una malla en el espacio intergal¨¢ctico.
Con tales asuntos, podemos pensar que todo lo que acontece a nuestro alrededor como respuesta de la naturaleza es una r¨¦plica, a menor escala, de lo que lleva sucediendo en el cosmos desde hace una montonera de a?os. Las ara?as y sus telas son tan s¨®lo un ejemplo debido a la cantidad de realidad que representan.
Por este motivo, tampoco resulta dif¨ªcil imaginar a Stan Lee ideando su personaje m¨¢s real; un personaje heredero de la tradici¨®n mitol¨®gica con el que resulta f¨¢cil identificarse. A cualquiera puede picarle una ara?a.?
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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