El espectro del Ej¨¦rcito europeo
La creaci¨®n de unas fuerzas armadas de Europa plantea numerosas dificultades nacionales y de los propios mecanismos de la UE que hacen que la idea no pueda pasar de ser un deseo a un proyecto
Ante el Parlamento Europeo, Angela Merkel propuso la creaci¨®n de un Ej¨¦rcito europeo, real y verdadero. No es la primera vez que ocurre. Ya en 1988, el canciller de la Rep¨²blica Federal Alemana, Helmut Kohl, propuso un Ej¨¦rcito com¨²n para reforzar las capacidades militares de la entonces Comunidad Econ¨®mica Europea. Con la firma del Tratado de Maastricht, cuatro a?os despu¨¦s, los l¨ªderes europeos se comprometieron a implementar una Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad Com¨²n que pudiera traducirse, con el tiempo, en una defensa com¨²n.
Tambi¨¦n en la declaraci¨®n de Saint Malo de 1998, los l¨ªderes de Francia y del Reino Unido, Jacques Chirac y Tony Blair, declararon la necesidad que la Uni¨®n Europea se dotara de una capacidad de acci¨®n aut¨®noma, apoyada por fuerzas militares ¡°cre¨ªbles¡±. El actual Tratado de Lisboa, en su art¨ªculo 42, especifica que la Pol¨ªtica Com¨²n de Seguridad y Defensa podr¨¢ transformarse en una defensa com¨²n cuando as¨ª lo decida, por unanimidad, el Consejo Europeo. Y durante la campa?a del Brexit, en medio de desinformaciones acerca de la factibilidad de este escenario, el espectro del Ej¨¦rcito europeo se convirti¨® en diana del euroescepticismo.
Otro art¨ªculo del autor
El anuncio de Merkel en el Parlamento Europeo se sum¨® al de Emmanuel Macron pocos d¨ªas antes, alineando el eje franco-alem¨¢n en torno a la profundizaci¨®n de la integraci¨®n europea y alienando a Donald Trump, quien reaccion¨® vehemente v¨ªa Twitter a la propuesta francesa. ?Por qu¨¦, a pesar de que declaraciones de intenciones anteriores hayan ca¨ªdo en saco roto, este debate toma fuerza de nuevo?
El primer motivo es la creciente contestaci¨®n externa que sufre la Uni¨®n Europea. El tradicional garante de la seguridad en Europa, Estados Unidos, se aleja del orden liberal internacional, sustentado en el libre comercio y el paraguas del multilateralismo. Con su ret¨®rica antieuropea, Trump refuerza la din¨¢mica ya esbozada durante la era Obama, quien pivot¨® hacia Asia e inst¨® a los europeos a asumir mayores dosis de responsabilidad en seguridad y defensa. En primera instancia, la elecci¨®n de Trump fue percibida en diversas capitales europeas como el federador externo para aumentar la autonom¨ªa estrat¨¦gica de la Uni¨®n, aunque sin renunciar a la protecci¨®n de la OTAN.
Adem¨¢s, la creciente asertividad rusa (ejemplificada por su injerencia en la vecindad del Este, en contiendas electorales europeas mediante herramientas de desinformaci¨®n o amenazas a pa¨ªses b¨¢lticos) y la inestabilidad en el sur del Mediterr¨¢neo han forzado a la Uni¨®n a reconocer que se viven tiempos de ¡°crisis existencial¡±, como recuerda la Estrategia Global de la UE publicada en junio de 2016. La otrora ambici¨®n de la Uni¨®n de proyectarse al mundo como potencia normativa ha dado paso a una Europa que debe protegerse de la inestabilidad externa y fomentar la resiliencia interna. Un Ej¨¦rcito com¨²n ser¨ªa la se?al definitiva de que los europeos han dejado de confiar en otros como garantes de su seguridad, como record¨® Merkel en Estrasburgo.
Para crear un ej¨¦rcito europeo ser¨ªa necesario superar las distintas culturas estrat¨¦gicas que conviven en la UE
La coordinaci¨®n discursiva entre Merkel y Macron con respecto al Ej¨¦rcito europeo responde, en segundo lugar, a la necesidad de articular una narrativa compartida frente a la inestabilidad del proyecto europeo. En tan solo una d¨¦cada, con la crisis del euro, la de la gesti¨®n de los flujos de refugiados y el Brexit, la Uni¨®n ha visto tambalear sus pilares fundamentales. Los valores de la Uni¨®n tambi¨¦n se han puesto en entredicho en Polonia y Hungr¨ªa, con sistemas pol¨ªticos iliberales de tintes autoritarios, aunque electos.
A la vista de esta desorientaci¨®n interna, el Ej¨¦rcito europeo refleja una narrativa conjunta, m¨¢s que una realidad compartida. En cierta manera permite alejar la mirada de los ¨¢mbitos de reforma institucional que se encuentran encallados dadas las diferencias de base entre el Norte y el Sur, el Este y el Oeste europeos. La reforma de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria sigue sujeta a distintas concepciones sobre la gesti¨®n de riesgos, mientras que una pol¨ªtica de asilo com¨²n est¨¢ todav¨ªa lejos de poderse negociar. Ampliar el abanico de propuestas de reforma permite, pues, a las ¨¦lites europe¨ªstas imaginar elementos discursivos compartidos. Si Bruselas ha conseguido enfrentarse al Brexit desde la unidad, ?por qu¨¦ no probar lo mismo con la uni¨®n de la defensa?
Sin embargo, para crear un Ej¨¦rcito europeo ser¨ªa necesario superar las distintas culturas estrat¨¦gicas que conviven en el seno de la Uni¨®n o la tradicional animadversi¨®n que esta propuesta genera entre los Estados que conciben la OTAN como principal garante de la seguridad colectiva en Europa, como los b¨¢lticos o pa¨ªses del Este. Es tambi¨¦n poco probable que Polonia acceda a avanzar hacia una mayor integraci¨®n en defensa mientras planee sobre su Gobierno la aplicaci¨®n del art¨ªculo 7 del Tratado de la UE por incumplimiento del Estado de derecho.
En tercer lugar, que Alemania, pa¨ªs atlantista por excelencia, reavive el debate sobre la defensa europea se debe tambi¨¦n a que esta sigue siendo de las pocas pol¨ªticas que gozan de amplio apoyo popular. En seguridad y defensa europea a¨²n aplica el denominado consenso permisivo, gracias al cual las ¨¦lites tienen mayor margen de maniobra para la integraci¨®n sin confrontarse a altas dosis de escrutinio p¨²blico. Macron y Merkel son conscientes, no obstante, de que esta ventana de oportunidad puede estar cerr¨¢ndose. Hoy, los v¨ªnculos entre seguridad interna y externa se difuminan y las fuerzas populistas aprovechan el terrorismo o la inmigraci¨®n para politizar y contestar la pol¨ªtica exterior. El Ej¨¦rcito europeo como lugar donde refugiarse del creciente euroescepticismo y donde se necesita ¡°m¨¢s Europa¡± no debe darse por descontado.
La toma de decisiones por unanimidad sigue siendo el principal escollo para una mayor integraci¨®n en defensa
Si el espectro del Ej¨¦rcito europeo sigue d¨¢ndose de bruces contra la realidad es tambi¨¦n porque es institucionalmente imposible de alcanzar. En defensa europea, los avances sobre el papel son a menudo dif¨ªciles de implementar, como muestran los grupos de combate europeos (battlegroups), instaurados en 2007, pero todav¨ªa sin desplegar. Desde la Estrategia Global de 2016 se han dado pasos adelante con la creaci¨®n de la Cooperaci¨®n Estructurada Permanente (PESCO), la puesta en marcha de proyectos para acelerar las capacidades militares en la UE o el fondo de defensa com¨²n. Pero estos desarrollos contrastan con los pasos atr¨¢s en la comunitarizaci¨®n de otros aspectos de la defensa europea, como fue la decisi¨®n del Gobierno franc¨¦s de apostar por la v¨ªa intergubernamental de la cl¨¢usula de defensa mutua tras los atentados terroristas de Bataclan.
La persistencia de la toma de decisiones por unanimidad sigue siendo el principal escollo para una mayor integraci¨®n en seguridad y defensa. La ¨²ltima encarnaci¨®n del Ej¨¦rcito europeo no ser¨ªa una excepci¨®n. Esto explica que Merkel se refiriese a ¨¦l como una ¡°visi¨®n¡±, no una pol¨ªtica, o que el ministro de Defensa alem¨¢n matizara que se tratar¨ªa de un ¡°Ej¨¦rcito de europeos¡±, con fuerzas nacionales estrechamente interconectadas. Para un verdadero Ej¨¦rcito europeo har¨ªa falta, adem¨¢s, abordar cuestiones de fondo como su legitimidad, la responsabilidad pol¨ªtica de sus operaciones o la definici¨®n de normas de combate, todo ello impensable en una Europa dividida.
En el mejor de los casos, una Uni¨®n Europea a m¨²ltiples velocidades podr¨ªa abordar la integraci¨®n de la defensa de unos pocos Estados miembros en una especie de Ej¨¦rcito subeuropeo. Esta Uni¨®n requerir¨ªa, en ¨²ltima instancia, una reforma de los Tratados por unanimidad. Es precisamente la toma de decisiones por unanimidad lo que a menudo provoca que la Uni¨®n Europea entre en par¨¢lisis institucional. Pero es tambi¨¦n, por raz¨®n de soberan¨ªa, algo a lo que los Estados miembros dif¨ªcilmente querr¨¢n renunciar.
Pol Morillas es director del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB).
@polmorillas
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