Indignidad
El estilo de Ignacio Cosid¨®, portavoz del PP en el Senado, deteriora la vida p¨²blica
El portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosid¨®, envi¨® un mensaje de Whatsapp a 146 miembros de su partido en el que se ufanaba de haber elegido al juez Manuel Marchena como presidente del Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Supremo porque eso les garantizaba controlar ¡°la Sala Segunda desde detr¨¢s¡±. Se refiere al tribunal que va a dictar sentencia en el caso del proc¨¦s y de lo que quer¨ªa presumir Cosid¨®, por tanto, es de que con Marchena al frente las cosas estaban para el PP bajo control. El desprecio que exhiben sus palabras por la independencia del juez conservador, con una larga trayectoria profesional a sus espaldas, y la displicencia con la que se refiere al funcionamiento de los miembros de la judicatura, meros t¨ªteres en manos de los pol¨ªticos, trasladan una manera patrimonialista de entender el ejercicio del poder que es impropia en una democracia e indigna en el portavoz en el Senado de una formaci¨®n cuyo cometido deber¨ªa ser el de contribuir a reforzar la dignidad de las instituciones y no sepultarlas bajo el lodazal de este tipo de bravatas.
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Cosid¨® ha pretendido quitarle importancia a sus palabras con la justificaci¨®n de que se trataba de un mensaje interno de su partido que no ten¨ªa que haber trascendido. El argumento es perverso. Viene a decir que esas son maneras perfectamente toleradas en el PP: la prepotencia, el desd¨¦n por la separaci¨®n de poderes, la celebraci¨®n de unas maniobras orquestadas en la sombra para asegurarse el gobierno de los jueces. La intervenci¨®n de otras fuentes del partido, que aseguraron que Cosid¨® solo trasladaba las conclusiones de alguien que hab¨ªa ¡°vivido desde la primera l¨ªnea¡± las negociaciones con el PSOE, apuntan en la misma direcci¨®n: todos en el PP estamos en lo mismo, estas son nuestras maneras.
Aunque no hubiera alusi¨®n alguna al mensaje de Cosid¨®, el juez Marchena justificaba unas horas despu¨¦s su renuncia a presidir el Supremo y el Poder Judicial afirmando que jam¨¢s hab¨ªa concebido ¡°el ejercicio de la funci¨®n jurisdiccional como un instrumento al servicio de una u otra opci¨®n pol¨ªtica para controlar el desenlace de un proceso penal¡±. El gesto del magistrado conservador ha venido a poner punto final a las lamentables maneras con que el PP y el PSOE condujeron la elecci¨®n de los vocales de CGPJ y de su presidente y principal rector del Supremo.
La Justicia ha protagonizado y ha sido sometida durante estas ¨²ltimas semanas a una serie de bochornosos espect¨¢culos. Y los pol¨ªticos han tenido en ellos una parte importante de responsabilidad. El mensaje de Ignacio Cosid¨®, que revela una forma tabernaria y matona de entender el servicio p¨²blico, confirma lamentablemente que su ya larga experiencia en las instituciones no lo ha cambiado en absoluto. No llevaba un a?o en el Senado cuando acus¨® a Gregorio Peces-Barba de ser el ¡°comisionado para el amparo de los terroristas¡± cuando el cometido del pol¨ªtico socialista era el de defender a las v¨ªctimas. Tener el gatillo f¨¢cil para el insulto solo contribuye a emponzo?ar las instituciones. Si entonces Cosid¨® pretendi¨® desacreditar con una bravuconada una larga y rigurosa trayectoria de entrega a la construcci¨®n y defensa de la democracia, esta vez el objetivo ha sido presentar a un juez conservador como un monigote de su partido. No tuvo raz¨®n entonces, tampoco la tiene ahora. Pero Cosid¨® sigue ah¨ª: llevando la indignidad a la vida p¨²blica.
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