El bulo que intent¨® debilitar el reinado de Felipe II

Nadie los llamaba ¡°bulos¡± en el siglo XVI, pero el efecto de lo que en aquella ¨¦poca se denominaban ¡°falsas nuevas¡± pod¨ªa ser igual de devastador e incluso pod¨ªa llegar a debilitar un imperio. Siglos antes de que se acu?ara el t¨¦rmino ¡°posverdad¡± y de que la difusi¨®n de falsas informaciones acaparara el foco medi¨¢tico, especialmente durante acontecimientos pol¨ªticos decisivos como las campa?as electorales, las tambi¨¦n llamadas hace m¨¢s de 450 a?os ¡°nuevas sin fundamentos pretend¨ªan, al igual que los bulos, ¡°sabotear, da?ar o perjudicar a la monarqu¨ªa o a otra instituci¨®n o persona a la que fueran referidas¡±, explica Mar¨ªa de la Almudena Serrano Mota, directora del Archivo Hist¨®rico de Cuenca.

Un ejemplo de la trascendencia que pod¨ªan llegar a alcanzar estos bulos centenarios es una ¡°falsa nueva¡± difundida en 1564, cuando ¡°se hizo correr la noticia de que el rey espa?ol Felipe II hab¨ªa sido asesinado de un arcabuzazo¡±, a?ade Serrano Mota. Seg¨²n detalla la historiadora en un correo electr¨®nico, ¡°nunca se supo de d¨®nde parti¨®¡±, en alusi¨®n a un documento de la ¨¦poca que literalmente se?ala que ¡°no se av¨ªa podido saber el origen ni fundamento que av¨ªa tenido [sic]¡±. Pero ¡°el peligro¡±, contin¨²a Serrano Mota, ¡°estaba en que la falsa nueva saliese de Madrid, cruzase los Pirineos y recalase en Flandes, Francia, Inglaterra o incluso los territorios americanos, ya que, ante la ausencia de autoridad, se pod¨ªa suplantar el poder, organizar revueltas, someter a los soldados que estaban fuera de Espa?a o que estos desertasen¡±. Adem¨¢s, aquel rumor de asesinato pod¨ªa da?ar gravemente ¡°la imagen del personal que cuidaba del rey¡±, por no haber protegido adecuadamente su vida.

¡°Y en una ¨¦poca en la que las comunicaciones eran lentas, donde los esp¨ªas abundaban y los mercaderes eran agentes de negocios que contribu¨ªan, en muchos casos, a difundir rumores de puerto en puerto hab¨ªa que tener una red de informaci¨®n apropiada¡± para neutralizar cuanto antes aquellas mentiras, apunta la historiadora.

?Qu¨¦ hizo Felipe II en una ¨¦poca sin Internet, radio ni televisi¨®n? Cuando el rey, que estaba reunido en las Cortes que se estaban celebrando en 1564 en Monz¨®n (Huesca), tuvo conocimiento de la informaci¨®n que se difund¨ªa sobre ¨¦l ¡°inmediatamente escribi¨® de su pu?o y letra a los embajadores en G¨¦nova y Francia¡± a quienes hizo llegar dos veces la misma carta, tanto por tierra como por mar, para evitar las ¡°fatales consecuencias de que un correo se perdiese o fuese interceptado¡±, rememora Mar¨ªa de la Almudena Serrano Mota. Y en una de aquellas misivas, seg¨²n los documentos a los que alude la historiadora, Felipe II escribi¨®: ¡°Todav¨ªa porque aquella carta va por Francia a la ventura, con un correo particular, he querido avisaros con este que va por mar de la falsedad desta nueva y c¨®mo gracias a Nuestro Se?or, yo quedo muy bueno y atendido a dar fin a estas Cortes¡±.

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Pidi¨® adem¨¢s el Rey que se remitieran ¡°las cartas que van con esta para los duques de Saboya y Sessa, con estafeta propia, que son sobre lo mismo, pues veis qu¨¢nto cumple que se sepa en todas partes los cierto¡±. ¡°En esta ¨²ltima frase est¨¢ la clave: la verdad deb¨ªa conocerse cuanto antes¡±, analiza la directora del Archivo Hist¨®rico de Cuenca.

El supuesto asesinato de Felipe II no es el ¨²nico ejemplo. En los archivos hist¨®ricos de Espa?a hay bulos documentados ¡°desde la Edad Media¡±, a?ade Serrano Mota. Otro caso de difusi¨®n de falsas informaciones, que se?ala la historiadora, ocurri¨® en el a?o 1648, cuando lleg¨® a Sanl¨²car de Barrameda un nav¨ªo procedente de Caracas, que tra¨ªa literalmente la informaci¨®n de ¡°la voz que corr¨ªa de lo de Filipinas, y se dijo que, no obstante el poco fundamento de lo que se hau¨ªa dibulgado, se quedaua tratando de apurar de d¨®nde hubiese salido este rumor, y que de lo que resultase se dar¨ªa quenta a Vuestra Magestad [sic]¡±. ¡°Lo de Filipinas¡± era una supuesta sublevaci¨®n contra la Corona espa?ola en el archipi¨¦lago asi¨¢tico que result¨® ser falsa.

Tambi¨¦n en 1882 un peri¨®dico public¨® que hab¨ªa ¡°una epidemia de c¨®lera en M¨¦xico¡±. Seg¨²n la directora del Archivo Hist¨®rico de Cuenca, lo inmediato fue ¡°reunir a la Junta de Sanidad¡± para frenar la epidemia y, como medida previa, enviar un telegrama al c¨®nsul de Veracruz, quien finalmente neg¨® el rumor.