Cine para identificar el acoso sexual en el trabajo
Las mujeres sudafricanas de la industria audiovisual se organizaron para defenderse de pr¨¢cticas sexistas, y anticiparon el #metoo
Visibilizar las acciones de las mujeres para que lo privado nunca vuelva a ser un problema individual. Hacer acci¨®n colectiva del sufrimiento privado, eso es convertirlo en pol¨ªtico. Estas consignas-faro ¨Cque nacieron en el seno de la ola feminista de los a?os 60¨C hoy ayudan a asociaciones de mujeres de todo el mundo a trazar sus propios itinerarios locales de actuaci¨®n. Tal es la senda que hace tres a?os empez¨® a trazar Swift, un colectivo de mujeres sudafricanas que trabajan en la industria audiovisual.
Swift es el acr¨®nimo de Sisters Working in Film and Television (Hermanas trabajando en cine y televisi¨®n), que evoca la hermandad africana y la sororidad femenina, pero con la especificidad de una industria que no tiene un solo Harvey Weinstein, ni que habite exclusivamente en Los Angeles. Estas ¡°hermanas¡± de gremio se reunieron por primera vez como Swift, para discutir problemas comunes y compartir experiencias, durante la edici¨®n de 2015 del Durban International Film Festival. Nacieron, por tanto, antes del gran hervor al machismo hollywoodense, el que hizo saltar la tapa de la olla del hartazgo global, hace un a?o.
No hay, pues, demostraci¨®n m¨¢s palpable de que el caldo de cultivo del movimiento #metoo herv¨ªa, m¨¢s o menos en el mismo momento, en diferentes partes del mundo. ¡°En Sud¨¢frica no hab¨ªa investigaci¨®n de casos de acoso en la industria f¨ªlmica. Estamos hablando de que en todos lados hay comportamientos como los de Weinstein, por lo que entendimos que ten¨ªamos que actuar unidas¡±, explica la directora y productora Sara Blecher tras el debate sobre el acoso sexual en el cine que se desarroll¨® en la ¨²ltima edici¨®n del Festival de Films de Femmes de Sal¨¦ (Fiffs), en Marruecos.
La idea es que muchas conductas hasta hoy aceptadas, y especialmente en un ¨¢mbito tan competitivo como el mundo del espect¨¢culo, son inaceptables. Y que hay que mostrar claramente qu¨¦, c¨®mo y por qu¨¦ es inaceptable, diciendo ¡°eso no est¨¢ bien¡±.
Junto a la activa Blecher, la joven productora Zoe Chiriseri-Ramushu, admite que la repercusi¨®n del movimiento #metoo potenci¨® su mensaje, difundido en TV, redes y festivales internacionales, a trav¨¦s de una ingeniosa campa?a de concienciaci¨®n llamada justamente #ThatsNotOk. Los spots de la campa?a ¡°Eso no est¨¢ bien¡± son peque?os cortos que recrean situaciones absolutamente cotidianas en los ¨¢mbitos laborales: una chica que siente que su compa?ero la toca desde detr¨¢s, y cuando ella le pide que pare, ¨¦l le dice que ¡°es broma¡±; una actriz que sabe que ¡°debe¡± acostarse con el productor porque hay otra compa?era de profesi¨®n, m¨¢s joven, que ya lo hace y le quitar¨¢ su papel; un jefe que aconseja a su empleada que se vaya a tomar algo con el cliente, porque ¨¦l est¨¢ encantado con ella y as¨ª agilizar¨¢ las cuestiones ¡°profesionales¡± de la empresa, e incluso una ayudante de sonido que toquetea a una estrella desenfadada en el camar¨ªn, porque todos suponen que si ella muestra en redes esa imagen de estar disponible, nadie puede tomarla en serio.
La asociaci¨®n promueve un compromiso de autodefensa colectiva entre las trabajadoras de la industria, ya sean t¨¦cnicas, actrices o limpiadoras, y apoya a damnificadas en situaciones de acoso o violencia, las asesora y deriva los casos de denuncias a bufetes especializados. Tienen sedes en Durban, Johannesburgo y Ciudad del Cabo y se mueven divulgando la noci¨®n de que tanto hombres como mujeres tienen que desaprender para aprender nuevas conductas de respeto: ¡°La campa?a es una manera de difundir la idea de que el mundo est¨¢ cambiando y que los hombres ni siquiera se han dado cuenta cuando acosaban, porque pensaban que eran conductas normales¡±, apunta Blecher.
Tanto hombres como mujeres tienen que desaprender para aprender nuevas conductas de respeto
La igualdad se aprende, sin dudas, y es el lema de otra v¨ªa de sensibilizaci¨®n, en este caso, iniciada en el extremo norte del continente africano, por la asociaci¨®n Jossour de Mujeres Marroqu¨ªes. Tambi¨¦n presentes en la mesa de debate sobre el acoso sexual en los ¨¢mbitos laborales del Fiffs, las responsables de Jossour dieron a conocer, a su vez, un spot televisivo llamado Baraka! (basta, en ¨¢rabe dialectal marroqu¨ª), que produjeron junto con ONU Mujer, para desenmascarar algunos de los argumentos masculinos tendentes a violentar a la mujer magreb¨ª. A saber: ¡°?no quieres venir a casa?¡±, intimida el taxista a la pasajera; ¡°ven que te doy los tomates dentro de la tienda¡±, espeta p¨ªcaro el frutero en el zoco; ¡°?c¨®mo una mujer va a fumar? te desfiguro¡±, violenta otro guardi¨¢n moral a la chica; ¡°me perteneces, soy tu marido¡± o ¡°si no quieres ser acosada, qu¨¦date en casa¡±. A estos consejos amenazantes, las mujeres plantan cara, en voz alta: ¡°yo decido: basta¡±.
Como muestran estas campa?as, las complicidades del acoso tienen ramificaciones que a veces ni imaginamos. Si nos interpelamos honestamente, sabemos que casi todos y casi todas tenemos aspectos a reeducar. Bienvenidas estas reflexiones en pantalla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.