Con acento andaluz
Los candidatos han utilizado el seseo y otros rasgos del habla andaluza; quieren mostrar que no menosprecian a los votantes
En una ¨¦poca en la que estamos acostumbrados a juzgar una carrera profesional por una imagen o un tuit de 10 palabras, empieza a ser normal que el fondo quede relegado por la forma y que esta sea el hilo conductor ¡ªsuperficial y banalizado¡ª de algo tan relevante como un proceso de refrendo pol¨ªtico. Cr¨ªticas comunes del electorado a sus cargos pol¨ªticos, como que solo busquen la foto, revelan que los propios votantes perciben esa prelaci¨®n de la forma sobre el fondo y advierten el ocultamiento de los programas bajo una monta?a de gestos electoralistas. Pero la separaci¨®n entre fondo y forma puede ser m¨¢s te¨®rica que real y ello se ha manifestado en la reciente campa?a electoral andaluza. En ella, la forma ling¨¹¨ªstica de los mensajes, la pronunciaci¨®n que se ha elegido para ellos, ha sido un veh¨ªculo utilizado para hacer campa?a; la forma se ha hecho fondo y esto no parece haber sido casual.
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En efecto, las declaraciones y anuncios, los debates y entrevistas, tan diversos como la ideolog¨ªa de cada candidato, han estado cubiertos por la forma com¨²n de un acento andaluz que ha sido m¨¢s protag¨®nico que en convocatorias previas. Bien es cierto que ninguno de los cuatro aspirantes que se presentan ha impostado un acento madrile?o en elecciones anteriores, pero ha sido percepci¨®n generalizada que para esta convocatoria electoral la neutralizaci¨®n de sus rasgos andaluces ha sido menor, sobre todo en la candidata socialista y el popular.
Los seseos han sido m¨¢s frecuentes, la alteraci¨®n de la s a final de s¨ªlaba o palabra (el fen¨®meno com¨²n de todas las hablas andaluzas) se ha dado de forma m¨¢s constante, la p¨¦rdida de la d intervoc¨¢lica (rasgo no exclusivo del andaluz, por otra parte) ha sido profusa y los anuncios de campa?a han recurrido en general a una voz en off con fon¨¦tica andaluza.
Los hablantes sienten que est¨¢ desprestigiada toda forma de expresi¨®n que no tiene suficiente presencia medi¨¢tica
Desacostumbrados a escuchar el propio acento con tanta persistencia en los medios, ha habido quien se ha preguntado si no pod¨ªamos estar incluso ante acentos impostados o exagerados a prop¨®sito, usados para mover los afectos de los andaluces exclusivamente cuando llegan los d¨ªas se?ala¨ªtos. Con todo, y hasta donde me alcanza el o¨ªdo de fil¨®loga andaluza, no parece que haya falsedad en esas formas de pronunciar, que suenan naturales y propias del ¨¢rea de cada candidato (dos gaditanos, una sevillana y un malague?o). Entonces, ?por qu¨¦ llama la atenci¨®n o¨ªr a andaluces hablando en espa?ol andaluz cuando asumen una posici¨®n de protagonismo p¨²blico? Posiblemente haya mucha falta de costumbre, tanto fuera como, lo que es peor, dentro de Andaluc¨ªa.
Cierto es que la pronunciaci¨®n del espa?ol de Andaluc¨ªa ha sido tristemente menospreciada en los ¨²ltimos a?os. Sabemos que la cr¨ªtica a un acento est¨¢ basada solo en razones socioecon¨®micas; son hechos no ling¨¹¨ªsticos los que subyacen a las burlas que recibe el andaluz como forma de habla. La ling¨¹¨ªstica, como ciencia, no considera que ning¨²n rasgo de pronunciaci¨®n de ninguna lengua sea peor que otro, y no se pueden caracterizar como desv¨ªos del espa?ol los rasgos m¨¢s llamativos de la pronunciaci¨®n andaluza (la mayor¨ªa presentes tambi¨¦n en Am¨¦rica), que tienen justamente la misma antig¨¹edad que los de la pronunciaci¨®n castellano-norte?a. Pero el t¨®pico pesa y una parte de los hablantes andaluces (entre los que se encuentran profesionales muy visibles medi¨¢ticamente como pol¨ªticos, profesores universitarios o periodistas) sigue haciendo a menudo denodados esfuerzos por ocultar su acento andaluz al hablar en p¨²blico.
Posiblemente, los candidatos han hallado en el acento, por v¨ªa emp¨¢tica y emocional, una forma de acercamiento muy persuasiva; con ¨¦l tratan de defender que est¨¢n cercanos a la gente, que no menosprecian a sus votantes, que defienden sus intereses y que respetan una de las primeras marcas de identidad, la forma de hablar. Pero aunque sea por esa pensada estrategia, solidaria de gestos campechanos cl¨¢sicos como el beso al beb¨¦ o la mano extendida en el mercado, el hecho es que este auge de la forma ling¨¹¨ªstica andaluza en el discurso pol¨ªtico rema en una direcci¨®n positiva: la aparici¨®n de la pronunciaci¨®n andaluza en la tribuna p¨²blica y no solo en los personajes de estratos bajos de la ficci¨®n audiovisual.
Aun si la intenci¨®n es m¨¢s electoralista que propiamente reivindicativa, el resultado es beneficioso, ya que los hablantes sienten que est¨¢ desprestigiada toda forma de hablar que no tiene suficiente presencia medi¨¢tica. Posiblemente sin pretenderlo de forma primaria, estos candidatos han ayudado a hacer normal en los discursos pol¨ªticos el acento andaluz. Ahora se trata de que cuando pasen las elecciones ninguno de ellos se quede mudo ante sus votantes, los mismos que deber¨ªamos mirar en ellos y en sus discursos m¨¢s el fondo que la forma.
Lola Pons Rodr¨ªguez es profesora de Historia de la Lengua en la Universidad de Sevilla.
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