Hombre blanco hablar con lengua de serpiente
La historia de la colonizaci¨®n de EE UU parte de violencias fundacionales como el genocidio ind¨ªgena que el se?or Borrell niega
Esta semana el ministro de Asuntos Exteriores nos ha dado una gran lecci¨®n de pol¨ªtica e historia. EE UU tiene un mayor nivel de integraci¨®n pol¨ªtica por dos motivos: ¡°Porque tienen el mismo idioma todos y porque tienen muy poca historia detr¨¢s. Nacieron a la independencia pr¨¢cticamente sin historia, lo ¨²nico que hab¨ªan hecho era matar a cuatro indios¡±. Tras esta muestra de an¨¢lisis profundo de la realidad estadounidense y sentido ¨¦tico de la historia, al se?or Borrell le llovieron unas cuantas cr¨ªticas. La principal, obviamente, ha sido la banalizaci¨®n del genocidio de los pueblos ind¨ªgenas, pero estas afirmaciones esconden mucho m¨¢s.
?A qu¨¦ se refiere el se?or ministro con ¡°integraci¨®n pol¨ªtica¡±? Me imagino (es f¨¢cil imaginarlo) que impl¨ªcitamente est¨¢ comparando la constante tensi¨®n entre el nacionalismo centralista espa?ol y los nacionalismos perif¨¦ricos con el sistema federalista de EE UU, en el que, salvo Texas (donde hay un movimiento independentista anecd¨®tico), no hay ning¨²n otro Estado que rete su pertenencia a un pa¨ªs cuyo rasgo unificador es el patriotismo: lealtad a la bandera, ¡°una naci¨®n bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos¡±.
La historia de EE UU comienza con la llegada del hombre blanco, seg¨²n el se?or ministro, y es el hombre blanco quien la protagoniza
Precisamente porque la historia de la colonizaci¨®n de EE UU parte de violencias fundacionales como el genocidio ind¨ªgena que el se?or Borrell niega y la esclavitud que ni menciona, hay comunidades hist¨®ricas que no est¨¢n integradas, ni siquiera debidamente representadas en su sistema pol¨ªtico, comunidades que no han alcanzado ni la libertad ni la justicia prometidas (lea a Ta-Nehisi Coates, se?or ministro). A estas comunidades hist¨®ricas hay que sumar otras que tampoco han estado integradas en el sistema, como es la comunidad hispana, que poco a poco va consiguiendo representaci¨®n en las instituciones.
La historia de EE UU comienza con la llegada del hombre blanco, seg¨²n el se?or ministro, y es el hombre blanco quien la protagoniza. As¨ª, no s¨®lo niega el genocidio ind¨ªgena, tambi¨¦n su pasado precolonial. Como si esos pueblos no tuvieran su propia evoluci¨®n hist¨®rica, cosmovisi¨®n, sociedades, sistemas de gobernanza, etc¨¦tera. (Inciso: ?pensar¨¢ el se?or ministro lo mismo del resto de los pueblos ind¨ªgenas americanos y del genocidio que los espa?oles causaron en Am¨¦rica?).
Tambi¨¦n obvia que en las 13 colonias se practicaba la esclavitud, siendo ya los esclavos africanos la fuerza principal de trabajo y la base de la producci¨®n econ¨®mica de las colonias del sur. Se calcula que unos 5.000 esclavos y afroamericanos libres participaron en la guerra de la Independencia bajo la promesa de libertad o de mejorar sus condiciones de vida. Despu¨¦s de la guerra, sin embargo, la Constituci¨®n acept¨® t¨¢citamente la instituci¨®n de la esclavitud, garantizando el derecho a la propiedad sobre las personas.
Tanto los ind¨ªgenas como los afroamericanos hablaban sus propias lenguas. Los pueblos sobrevivientes ind¨ªgenas, de hecho, todav¨ªa las hablan (el navajo, unas 200.000 personas). El ingl¨¦s, la ¨²nica lengua oficial del pa¨ªs, lo es por violencia y por imposici¨®n. La unidad ling¨¹¨ªstica es consecuencia de las pol¨ªticas de exterminio, del r¨¦gimen esclavista y de la negaci¨®n de la pluralidad cultural de sus habitantes actuales. ?Le gustar¨ªa al se?or ministro que en Espa?a hubiera m¨¢s integraci¨®n pol¨ªtica siguiendo el ejemplo de EE UU, esa naci¨®n indivisible, bajo Dios, de bandera y lengua ¨²nicas?
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