La decapitaci¨®n fallida de Susana D¨ªaz
S¨¢nchez no logra vengar la debacle andaluza con el remedio de la cabeza de la presidenta
Pedro S¨¢nchez y Susana D¨ªaz se reprochan el escarmiento de Andaluc¨ªa, como si no fuera posible establecer una intersecci¨®n de responsabilidades. La culpa del presidente del Gobierno y los errores de la presidenta se antojan evidentes y complementarios, han malogrado incluso la hegemon¨ªa de la comunidad m¨¢s relevante, pero trata de hacerse prevalecer la respectiva aversi¨®n pol¨ªtica como argumento disuasorio. Una victoria f¨¦rtil habr¨ªa cauterizado o anestesiado la dial¨¦ctica feroz del susanismo y el sanchismo; una victoria p¨ªrrica ha exacerbado la animadversi¨®n, hasta el extremo de que Pedro S¨¢nchez pretendi¨® ¡°decapitar¡± a la baronesa en cuanto protagonista ¨²nica de la debacle.
Confiaba en la decisi¨®n de una dimisi¨®n ejemplar, pero la resistencia de Susana D¨ªaz a la crisis electoral precipit¨® que el ministro ?balos asumiera el protagonismo de una misi¨®n paracaidista destinada al ¡°magnicidio¡±. Subestim¨® la solidaridad del PSOE andaluz a la presidenta. Y tuvo que rectificar incluso aquellas declaraciones que alojaban la sentencia de ejecuci¨®n. D¨ªaz acordonaba su territorio, rechazaba la autoridad del l¨ªder. Y reanudaba la beligerancia de un duelo que no tiene ganador, pero si expone una v¨ªctima recurrente: el PSOE.
Se avecina un cambio de Gobierno y de ¨¦poca en Andaluc¨ªa que contraviene la hiperglucemia demosc¨®pica del chef Tezanos. Los comicios del domingo han sido un ejercicio de realidad que vigoriza la moral de la derecha y que penaliza el ensimismamiento de S¨¢nchez en el chantaje del soberanismo. Casado y Rivera se implicaron en una campa?a nacional que les ha resultado satisfactoria, del mismo modo que Vox es un movimiento pol¨ªtico sobrepasado por la indignaci¨®n de sus votantes en la psicosis patri¨®tica. Le sucede a Santiago Abascal lo mismo que a Chaplin en Tiempos modernos. Recoge un trapo del suelo. Y cuando levanta la tela para devolv¨¦rsela al conductor del cami¨®n del que se ha ca¨ªdo, se sorprende en cabeza de una manifestaci¨®n descomunal. El movimiento, el magma, los chalecos amarillos, buscaban un autor. Cualquiera.
Vox no representa a sus votantes, curiosamente. Y el PSOE ha sido incapaz de movilizar a los suyos, como si los sanchistas recelaran de apoyar a D¨ªaz en un sabotaje temerario. Y como si los susanistas no le hubieran concedido ox¨ªgeno pol¨ªtico suficiente para arraigarse en San Telmo.
El remedio de La Moncloa a la crisis consist¨ªa en ofrecerse la cabeza de la presidenta e improvisar una gestora. Purgar a D¨ªaz y su aparato. Y aprovechar incluso el nacimiento del monstruo de la derecha en Al Andalus para convertirse S¨¢nchez en el gran antagonista.
Se le ha encasquillado a la operaci¨®n. Y ha reaccionado el l¨ªder socialista con el maximalismo de los Presupuestos en t¨¦rminos de posibilismo antropol¨®gico. Si se los aprueban, seguir¨¢ hasta 2020. Si se los tumban, convocar¨¢ elecciones y nos convencer¨¢ de que no ha cedido al independentismo.
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