Torra 'vs' Mossos
El 'president' ha dejado indefensa a su polic¨ªa auton¨®mica ante los CDR
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha protagonizado un nuevo incidente institucional a cuenta de la polic¨ªa auton¨®mica de Catalu?a, a ra¨ªz de una intervenci¨®n para impedir que los autodenominados Comit¨¦s de Defensa de la Rep¨²blica se enfrentaran con manifestantes del partido ultraderechista Vox, quienes parad¨®jicamente pretend¨ªan mostrar su apoyo a una Constituci¨®n algunos de cuyos valores desprecian. Como en otras ocasiones, el president Torra ha tomado partido por los CDR antes que por las fuerzas policiales a sus ¨®rdenes, reclamando del consejero de Interior, Miquel Buch, la sanci¨®n de los agentes que impidieron los disturbios cumpliendo las ¨®rdenes de sus superiores jer¨¢rquicos, hasta llegar al mando pol¨ªtico.
Con esta decisi¨®n, el president Torra no solo ha vuelto a romper las relaciones que imperan en la cadena de mando de un cuerpo armado en un sistema democr¨¢tico, sino que, adem¨¢s, ha seguido despreciando la responsabilidad pol¨ªtica a la que se atienen los l¨ªderes que ¨²nicamente son tributarios de las urnas, sin el a?adido de ning¨²n designio mesi¨¢nico ni la voluntad de ning¨²n caudillo. Si el president Torra estima que los Mossos no actuaron como deb¨ªan para garantizar el orden p¨²blico, su obligaci¨®n es cesar al consejero Buch, no exigirle miserable venganza sobre quienes est¨¢n obligados por deontolog¨ªa profesional y compromiso ciudadano a poner en riesgo su integridad. Desautorizarlos como ha hecho Torra, y como ha tolerado el consejero Buch al no dimitir ante los requerimientos del jefe del Ejecutivo del que forma parte, es dejar a los agentes indefensos ante unas bandas de disciplina paramilitar que, proclamando defender una rep¨²blica que no existe, intentan amedrentar a cualquiera que desmienta su quimera de una Catalu?a monol¨ªtica, sean ciudadanos de cualquier convicci¨®n o miembros de las fuerzas policiales.
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Las exigencias de venganza del president Torra contra los Mossos arrojan dudas sobre el verdadero objetivo en materia de orden p¨²blico que persiguen las fuerzas pol¨ªticas que participan en el Ejecutivo catal¨¢n. En su mano estaba no haber autorizado la concentraci¨®n de un partido como Vox si, a su criterio, acarreaba un grave riesgo de disturbios. Si la autorizaron, y si, adem¨¢s, ahora pretenden vengarse de los mossos que impidieron que ese riesgo se materializara, la monstruosa posibilidad de que la Generalitat y su presidente est¨¦n consintiendo un enfrentamiento civil se convierte en algo m¨¢s que una sospecha. Cuando el president, su consejero de Interior, adem¨¢s de la consejera Artadi, censuran a los mossos que impidieron que dos formaciones extremistas llegaran a las manos, ?est¨¢n queriendo decir que ellos son partidarios de que hubieran llegado? ?Ser¨¢ esa tambi¨¦n la actitud que adopten ante las movilizaciones que han anunciado los mismos extremistas para el d¨ªa 21, coincidiendo con un Consejo de Ministros en Barcelona?
El president Torra denomina momentum a la creaci¨®n de un nivel de crispaci¨®n que resulte insoportable para los ciudadanos de Catalu?a, de manera que se resignen a la imposici¨®n del programa de independencia que persigue la Generalitat. El intento de alcanzar ese momentum por la v¨ªa de gestos en los que la pretendida solemnidad es inseparable del rid¨ªculo, como ayunar en rueda para solidarizarse con los dirigentes independentistas en huelga de hambre, es una cosa. Otra distinta es hacerlo veng¨¢ndose de los mossos que han impedido un episodio de enfrentamiento civil en Catalu?a. En un caso, Torra y quienes le siguen en sus extravagancias solo pueden concitar verg¨¹enza ajena; en el otro, la m¨¢s en¨¦rgica condena.
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