Spitsbergen, la isla de los ¡®inmortales¡¯
En el archipi¨¦lago noruego de Svalbard hay m¨¢s osos polares que personas
Uno de los lugares m¨¢s salvajes que quedan en Europa es Svalbard, un archipi¨¦lago bajo soberan¨ªa noruega con una poblaci¨®n de algo m¨¢s de dos mil almas de 40 nacionalidades diferentes que comparten territorio con tres mil osos polares (la ley exige ir armado con un rifle de gran calibre fuera de los n¨²cleos urbanos por el riesgo de un encuentro con este peligroso e impredecible plant¨ªgrado, uno de los carn¨ªvoros terrestres m¨¢s poderosos, de hasta dos metros y medio de altura y m¨¢s de 700 kilos). En invierno el sol desaparece por completo desde el 26 de octubre hasta el 16 de febrero. Y est¨¢ prohibido morirse.
Longyearbyen, capital del archipi¨¦lago, donde transcurre la trama del thriller ¨¢rtico Fortitude (aunque est¨¢ rodado en Islandia), se encuentra situada en la isla principal, Spitsbergen, a unos 1.500 kil¨®metros del Polo Norte, lo que la convierte en la ciudad poblada m¨¢s septentrional del planeta. Fue fundada en 1906 por el empresario estadounidense John Munro Longyear, propietario de la Artic Coal Company.
Esta antigua explotaci¨®n minera es hoy una localidad del tama?o de ?vila, con casas de madera pintadas de colores y temperaturas que en invierno descienden hasta los 40 grados bajo cero. Tambi¨¦n hay varios hoteles y caf¨¦s, adem¨¢s de restaurantes japoneses, tailandeses o italianos.
La b¨®veda del fin del mundo
Cerca del aeropuerto de Longyearbyen se encuentra la B¨®veda de Semillas de Svalbard (Svalbard Global Seed Vault), tambi¨¦n conocida como B¨®veda del Fin del Mundo, donde se guarda una copia de seguridad de m¨¢s de 5.000 especies diferentes de plantas de cultivo procedentes de todo el mundo, para conservar su diversidad gen¨¦tica y garantizar la supervivencia de la humanidad en caso de cat¨¢strofe o a causa del cambio clim¨¢tico. Esta especie de Arca de No¨¦ vegetal es una enorme estructura subterr¨¢nea, a prueba de bombas at¨®micas y terremotos, donde las simientes se guardan en c¨¢maras a 18 grados bajo cero en el interior de una monta?a helada.
?Muertos? No gracias
En las afueras de Longyearbyen tambi¨¦n existe un peque?o cementerio donde hace m¨¢s de 70 a?os que no se entierra a nadie. ?La causa? El permafrost: la tierra perpetuamente helada donde nada se pudre, que mantiene intactos los cuerpos. En Svalbard no hay servicios sociales (aunque s¨ª un hospital) para personas mayores, y si alguien enferma de gravedad es enviado inmediatamente en avi¨®n al continente. Los pocos que fallecen en las islas tambi¨¦n son trasladados a tierra firme.
Una de las razones para vetar las inhumaciones en el archipi¨¦lago es el riesgo de que los agentes infecciosos puedan permanecer en estado latente en el permafrost y resucitar dentro de a?os o de siglos, como ocurre en las franjas norte?as de Siberia, Canad¨¢ y Groenlandia que se est¨¢n derritiendo por el calentamiento global. Investigadores del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas) encontraron en junio de 2015 ADN de virus hasta ahora desconocidos en lagos de Svalbard, y ese mismo a?o se descubr¨ªa un virus de 30.000 a?os atrapado en el hielo siberiano. En 1999 se pudieron extraer muestras del virus de la llamada gripe espa?ola, que mat¨® a 40 millones de personas despu¨¦s de la Primera Guerra Mundial, de seis cuerpos que hab¨ªan sido enterrados en las Svalbard en octubre de 1918.
Lenin en Barentsburg
Antes de la llegada del navegante holand¨¦s Willem Barents, en 1596, nadie viv¨ªa en las islas Svalbard. En el siglo XVII comenzaron a ser explotadas por balleneros y tramperos. En 1920, tras la Primera Guerra Mundial, se firm¨® el tratado de Svalbard que reconoce la soberan¨ªa noruega y permite a cualquiera de los 40 pa¨ªses firmantes del pacto, entre ellos Espa?a, establecer actividades comerciales y explotar los recursos del archipi¨¦lago, siempre y cuando respeten las leyes noruegas y la autoridad del gobernador de la isla, nombrado por Oslo por periodos de tres a?os.
Los rusos mantienen desde 1932 una explotaci¨®n de carb¨®n en Barentsburg, un decadente pueblo minero de barracas, gr¨²as oxidadas y maquinaria en desuso que cuenta con administraci¨®n propia y a¨²n conserva un busto de Lenin, edificios de arquitectura sovi¨¦tica y s¨ªmbolos de la antigua URSS. En su ¨¦poca de esplendor, Barentsburg lleg¨® a contar con m¨¢s de 2.000 habitantes; hoy viven all¨ª menos de 500 personas, en su mayor¨ªa rusos y ucranianos. Arktikugol, la sociedad estatal rusa que explot¨® sus recursos durante m¨¢s de medio siglo, est¨¢ intentando reconvertir esta ciudad minera en declive en un destino de turismo de aventura.
Fantasmas de la URSS
De Longyearbyen parten en verano rutas de senderismo bajo el sol de medianoche y excursiones en barco o moto de nieve hasta Pyramiden, un antiguo asentamiento sovi¨¦tico convertido en pueblo fantasma, o a lugares como Isfjord Radio, una remota estaci¨®n meteorol¨®gica y puesto de comunicaciones de la Guerra Fr¨ªa que ha sido transformado en hotel de 22 habitaciones para amantes de la soledad, la lejan¨ªa y los paisajes blancos.
De febrero a mayo ofrecen estancias con pensi¨®n completa y safaris ¨¢rticos desde 393 euros por persona y noche. La ¨²nica forma de llegar hasta all¨ª es en moto de nieve.
Viajes El Pa¨ªs y B the travel brand organizan un crucero de siete noches en velero por las islas Svalbard en compa?¨ªa de Paco Nadal. El viaje, con una duraci¨®n total de 10 d¨ªas, cuesta 3.790 euros por persona e incluye los vuelos con Norwegian, alojamiento en Oslo y pensi¨®n completa durante la traves¨ªa. ?nica salida: el 12 de abril de 2019.
De junio a septiembre, el buque polar Plancius circunvala el archipi¨¦lago en viajes de una semana, con salida y llegada en Longyearbyen. El Plancius navega hasta el Raudfjord, en la costa oeste de Spitsbergen, dominado por espectaculares glaciares y habitado por miles de focas oceladas y aves marinas, y llega hasta Phippsoya, el punto m¨¢s septentrional del archipi¨¦lago, a 540 millas del Polo Norte geogr¨¢fico. Desde 3.150 euros (m¨¢s los vuelos) en la agencia Tierras Polares.
Las aerol¨ªneas Norwegian ? y SAS ? vuelan, v¨ªa Oslo y Tromso, al aeropuerto de Longyearbyen-Svalbard. Un billete de ida y vuelta entre Oslo y Svalbard (dos horas y media de vuelo) con Norwegian cuesta desde unos 197 euros.
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