?Constitucionalistas? No
La moci¨®n de censura acab¨® con el bloque constitucional y surgi¨® el bloque 'cientocincuntaicinquista'
Los l¨ªderes de PP, Ciudadanos y Podemos nacieron entre el oto?o de 1978 y el invierno de 1981, entre la campa?a del refer¨¦ndum para ratificar la Constituci¨®n y la dimisi¨®n de Su¨¢rez. Tambi¨¦n Pedro S¨¢nchez, nacido en 1972, apenas era un cr¨ªo en aquellos a?os cruciales. Ninguno de los l¨ªderes actuales vivi¨® la Transici¨®n, y aunque conozcan el texto constitucional, a veces parecen no entender, o no aceptar, el pacto constitucional. Es posible que eso explique que conviertan el constitucionalismo en una trinchera. Pero su esp¨ªritu era y es precisamente otra cosa.
El golpe catal¨¢n sin duda requer¨ªa una respuesta firme desde la soberan¨ªa nacional. Y el t¨¦rmino de bloque constitucional parec¨ªa acertado como alternativa a unionista, que la propaganda indepe usaba peyorativamente; pero tambi¨¦n para no usar la l¨®gica del choque de trenes sino el marco constitucional integrador. Fue un acierto. Pero eso no les legitima ahora a repartir carn¨¦s de constitucionalistas. Y sin embargo, desde la moci¨®n, ya con el 155 desactivado por Rajoy, la estrategia de PP y Ciudadanos va por ah¨ª. Peligrosamente.
La idea de su Club de los Constitucionalistas es un error. Ciertamente, Podemos, con sus tentaciones de aprendices de brujo sobre el r¨¦gimen del 78, y tambi¨¦n sobre Catalu?a, ha pisado muchos charcos; pero parece forzado sacarlos del marco constitucional. Y resulta una iron¨ªa excluir a Podemos pero a la vez incluir a Vox, otro partido que aspira a cambiar los fundamentos del modelo de Estado. Sin embargo, el PP ya ha dado carta de legitimidad a Vox desde Andaluc¨ªa, y estar¨¢ en el pacto con Ciudadanos. En cualquier caso a Vox, como a Podemos, conviene combatirlos con la fuerza de los argumentos frente a sus ideas retr¨®gradas o peregrinas, pero no neg¨¢ndoles la condici¨®n constitucional.
La hip¨®tesis de un bloque constitucionalista donde quepa Vox y no quepa ni siquiera el PSOE parece una mala broma. Dicho sea desde la convicci¨®n de que S¨¢nchez ha cometido demasiados errores. Tal vez la aspiraci¨®n de cabalgar el tigre secesionista fuese un atrevimiento temerario e in¨²til, aunque ten¨ªa sentido ensayar otra cosa distinta al marianismo. El plan de S¨¢nchez, eso s¨ª, ha fracasado; y quiz¨¢ ir ahora a la guerra con los CDR, con m¨¢s polic¨ªas para un consejo de ministros que en el River-Boca, sea un modo de certificarlo. S¨¢nchez deber¨ªa asumir ese fracaso. Pero no es un traidor a la patria como vende el discurso rancio de cierta derecha.
PP y Ciudadanos juegan con fuego al apropiarse as¨ª de la Constituci¨®n. Van a acabar por identificar constitucionalismo y derecha, y ese parece un modo perfecto de cargarse su prestigio integrador. Admitamos sencillamente que la moci¨®n acab¨® con el bloque constitucionalista y surgi¨® el bloque cientocincuntaicinquista. Y el 155 es un planteamiento razonable, pero no el ¨²nico enfoque constitucional. De seguir por ah¨ª, acabar¨¢n por lograr que muchos se sientan tentados de decir, como en aquel relato mozartiano de Manuel Vicent en la Transici¨®n, ?quiten sus sucias manos de la Constituci¨®n! Un error, un inmenso error.
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