Buitres

Lo malo, o lo bueno, de cumplir a?os es que muchas de tus certezas acaban convertidas en cenizas. Una, muy soberbia, es creer que no repetir¨¢s errores de los tuyos. Mentira. Un d¨ªa te sorprendes diciendo las mismas cosas que te sacaban de quicio cuando eras t¨² quien las o¨ªas. La otra noche llegu¨¦ a casa con el alma en vilo y, despu¨¦s de haberme hartado de pregonar que las mujeres tenemos derecho a hacer lo que nos plazca sin miedo a nadie, le solt¨¦ a mi hija que ni se le ocurriera volver a salir a correr sola, no fuera a ser que no volviera. El mismo serm¨®n que odiaba cuando era mi madre quien me lo echaba.

El crimen de Laura Luelmo nos ha puesto frente al espejo, y no todos salimos favorecidos. Soy feminista, pero no creo que todos los hombres sean maltratadores ni violadores ni asesinos en potencia. Tampoco que todas las mujeres seamos v¨ªctimas. No creo que a Laura la matara el machismo, as¨ª, en general, como si fuera un ente animado. Tampoco que nadie sea m¨¢s o menos c¨®mplice de su muerte por ser menos o m¨¢s feminista. A Laura la mat¨® un asesino de mujeres, eso s¨ª. Una bestia sin respeto por la mujer salvo, quiz¨¢, su madre y hermanas. Y eso s¨ª que es machismo. Pensar que las mujeres son por naturaleza objeto pasivo de las pulsiones de los hombres y que, as¨ª las cosas, somos nosotras quienes debemos abstenernos de tentar a la suerte. Tan cierto es eso como que el riesgo cero es imposible. Por eso repugna a¨²n m¨¢s el duelo entre algunos, y algunas, ech¨¢ndose a la muerta en cara y a la vez reivindic¨¢ndola como bandera de sus respectivas causas. Buitres son aliment¨¢ndose de sangre ajena. Mi heredera, por cierto, me sell¨® la boca con mi propio amargo lacre. La hija de su madre me sali¨® con que correr¨¢ sola cuando quiera, que para eso le he ense?ado que las mujeres somos libres. Seguir¨¦ alma en vilo. Muerta de miedo si tarda, s¨ª. Pero tambi¨¦n de orgullo.