Los j¨®venes, en el futuro del Estado

?Son iguales todos los discursos del Rey en Nochebuena? Por lo que hemos visto hasta ahora, la respuesta es negativa. Hay, desde luego, lo que cabr¨ªa calificar como cl¨¢usulas de estilo propias del momento, las fiestas navide?as y sus entra?ables v¨ªnculos familiares. Pero en ellos siempre late alguna reflexi¨®n que tiene que ver con el momento espec¨ªfico que vive el pa¨ªs. En esta ocasi¨®n, llaman la atenci¨®n sus apelaciones a la b¨²squeda del entendimiento y la necesidad de huir del rencor y el resentimiento. Es un mensaje imprescindible dada una coyuntura marcada por la polarizaci¨®n y el disenso sobre las cuestiones pol¨ªticas fundamentales, y el ensa?amiento con el que las fuerzas pol¨ªticas manifiestan sus diferencias.

Por eso mismo, todo ¨¦l puede escucharse como una a?oranza de la concordia perdida. Precisamente, porque hace 40 a?os, en momentos mucho m¨¢s dif¨ªciles, supimos dejar de lado lo que nos divid¨ªa y caminar juntos hacia un nuevo orden pol¨ªtico. Se reconoce as¨ª, de forma impl¨ªcita, que ya se ha desvanecido esa cultura de la Transici¨®n que fragu¨® esos consensos. Pero que la potencia de ese mito de origen de nuestro sistema democr¨¢tico tiene todav¨ªa mucho que ense?arnos sobre c¨®mo conducirnos en estos tiempos en los que una pol¨ªtica de luces cortas nos impide hacer frente a los desaf¨ªos venideros. El discurso del Rey establece as¨ª un enlace entre lo que fuimos capaces de hacer en otro momento hist¨®rico y la necesidad de recuperar ese mismo impulso para resolver las enormes discrepancias del presente. Y aqu¨ª se designa a la Constituci¨®n como ese imprescindible elemento vertebrador entre pasado y futuro.

Junto a esta idea fuerza, y como complemento que de ella, aparece el reconocimiento de la deuda que tenemos con los j¨®venes, los m¨¢s afectados de vivir en una sociedad de expectativas inciertas. Y el foco se pone donde se debe, en la responsabilidad social general ¡ªo sea, de todos¡ª por conseguir labrarles un futuro. Puede que esta sea la mayor novedad del discurso de este a?o, la preocupaci¨®n por quienes no encuentran las oportunidades vitales que se han ganado a trav¨¦s de su esfuerzo. Junto a la necesidad de conseguir una mayor cohesi¨®n social, algo siempre presente en estos mensajes desde la crisis, se enfatiza ahora tambi¨¦n la b¨²squeda de una "igualdad real entre hombres y mujeres". ?J¨®venes y mujeres! N¨®tese que hay tambi¨¦n una condena expl¨ªcita a la violencia contra las mujeres.

Con todo, un discurso se mide tanto por lo que dice como por lo que calla. En ning¨²n momento aparece la palabra Catalu?a. Hay que entender, sin embargo, que palpita ¡ª?y con estruendo!¡ª en todas esas referencias a "asegurar la convivencia".

Una ¨²ltima consideraci¨®n. El discurso enlaza, y no es casualidad en estos momentos populistas, con otros de jefes del Estado de nuestro entorno. La prensa inglesa ha anticipado que el discurso de la Reina tambi¨¦n apela a la concordia interna, desgarrada en estos tiempos del Brexit. Y el titular m¨¢s compartido del pronunciado por el presidente alem¨¢n, Frank-Walter Steinmeier, es el de su exhortaci¨®n a que los ciudadanos "hablen con personas que no tienen sus mismas opiniones". Esperemos que todas estas palabras no caigan en saco roto.