Ptolomeo, Lavoisier y el plagio cient¨ªfico
El primer enga?ador cient¨ªfico del que tenemos conocimiento fue Claudio Ptolomeo. Realiz¨® el plagio m¨¢s antiguo registrado hasta la fecha
El mimetismo que muestra el camale¨®n, el pez roca o la oruga verde responde a un comportamiento primitivo que tiene como finalidad la supervivencia, ya sea para pasar desapercibido ante el enemigo o para acechar a una presa.
Por lo mismo, ser reconocido como pionero en el ¨¢mbito cient¨ªfico con la apropiaci¨®n de descubrimientos ajenos, obedece a una variante de esa rara habilidad para la imitaci¨®n que s¨®lo poseen algunos organismos para sobrevivir. Dicho esto, bien se puede definir el plagio como una variante del camuflaje.
En consecuencia, el primer enga?ador cient¨ªfico del que tenemos conocimiento fue Claudio Ptolomeo. El prestigioso sabio, autor del Almagesto, el gran tratado astron¨®mico escrito en el siglo II, sosten¨ªa que, en su modelo del Universo, la Tierra se manten¨ªa inm¨®vil y que tanto el sol como la luna, as¨ª como los dem¨¢s planetas, giraban a su alrededor.
Su teor¨ªa geoc¨¦ntrica estuvo vigente durante m¨¢s de un milenio y su tratado considerado como todo un ejemplo del estudio de la astronom¨ªa. En ¨¦l se encuentran datos err¨®neos, lo que llev¨® a demostrar que Claudio Ptolomeo hab¨ªa plagiado el cat¨¢logo de estrellas realizado por Hiparco donde se presentaban las estrellas que s¨®lo se pod¨ªan ver desde Rodas, lugar donde Hiparco desarroll¨® sus estudios astron¨®micos.
Bien se puede definir el plagio como una variante del camuflaje
Hay que apuntar que Hiparco de Rodas elaborar¨ªa el primer cat¨¢logo celeste agrupando las estrellas en seis categor¨ªas o magnitudes seg¨²n su brillo. Pero su trabajo no se qued¨® en esto, pues Hiparco tambi¨¦n descubri¨® la exactitud de cada equinoccio y el calcul¨® de eclipses. Bas¨¢ndose en la observaci¨®n de uno de ellos, estim¨® la distancia a la Luna con muy poco margen de error. Si no es por Hiparco de Rodas, el trabajo de Ptolomeo ser¨ªa m¨¢s reducido.
Fue en los a?os 70 del pasado siglo cuando el historiador estadounidense de la ciencia Robert Russell Newton nos cont¨® algo parecido en su obra The Crime of Claudius Ptolemy, un libro donde se?al¨® a Ptolomeo como el m¨¢s prestigioso fraude de la historia de la ciencia. Robert Russell Newton no estaba descubriendo algo nuevo, sino que desarrollar¨ªa la cr¨ªtica a Claudio Ptolomeo que ya hiciera en su d¨ªa el astr¨®nomo franc¨¦s Jean-Baptiste Josep Delambre, en su famosa obra sobre la historia de la astronom¨ªa, fechada en 1817 y donde se pregunta si Tolomeo lleg¨® a hacer alguna observaci¨®n o fueron todas plagiadas.
Tras la publicaci¨®n del libro The Crime of Claudius Ptolemy, el historiador R.R. Newton fue acusado por algunos miembros de la comunidad cient¨ªfica de menospreciar las primeras edades de la astronom¨ªa. De esta manera, The Crime of Claudius Ptolemy sirvi¨® de pol¨¦mica para revisar el tratado del astr¨®nomo de Alejandr¨ªa, un sabio que bien pod¨ªa haber sido pionero tambi¨¦n en echarle cara al asunto para defenderse de las acusaciones de plagio, tal y como hizo en su d¨ªa el cient¨ªfico franc¨¦s y fundador de la qu¨ªmica moderna Antoine Laurent Lavoisier, cuando fue acusado de no citar al cient¨ªfico Joseph Priestley en un trabajo que demostraba que la combusti¨®n era oxidaci¨®n.
La cosa fue que Joseph Priestley sab¨ªa que hab¨ªa descubierto un gas, pero no era consciente de su descubrimiento. Fue al experimentar con un rat¨®n cuando se dio cuenta de que el aire reci¨¦n descubierto era responsable de la respiraci¨®n, as¨ª como de la combusti¨®n. Para Joseph Priestley, se trataba de aire deflogisticado.
Un a?o despu¨¦s, en 1775, el experimento llegar¨ªa a a Antoine Lavoisier quien resolvi¨® que el aire descubierto no era aire deflogisticado, sino el principio activo de la atm¨®sfera, un elemento al que al final se le dio el nombre de ox¨ªgeno. De esta manera, Lavoisier fue reconocido por algo que ya hab¨ªa descubierto Joseph Priestley.
Para protegerse de las acusaciones de plagio, Lavoisier responder¨ªa a un comportamiento de lo m¨¢s primario, identific¨¢ndose con el cazador que captura una pieza. Con una rara habilidad para la facundia en momentos extremos, Lavoisier vino a defenderse diciendo algo as¨ª como "Quien levanta la liebre no es siempre el que la mata".
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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