Otros reyes

Los soberanistas catalanes parece que est¨¢n jugando muy felices a la rep¨²blica y a la independencia de Catalu?a como, tal vez, lo hac¨ªan con el caballo de cart¨®n que les trajeron los Magos de Oriente cuando eran ni?os. Alguien deber¨ªa decirles que los reyes son los padres, una realidad que se empe?an en ignorar. En tiempos de la aterida y fam¨¦lica posguerra los ni?os que dejaban de creer en los reyes se quedaban sin juguetes. Para ahorrarse los regalos que no pod¨ªan comprar, las familias pobres sol¨ªan revelar muy temprano este secreto a sus hijos como una forma cruel de destete de las ilusiones vanas y los ni?os pobres a su vez, como venganza de su infortunio, les abr¨ªan los ojos a los ni?os ricos, pero estos simulaban seguir creyendo en los reyes para que no les faltaran los regalos. Alguien deber¨ªa decirles a Carles Puigdemont, a Quim Torra y a Oriol Junqueras que ya son muy mayores para galopar hacia la rep¨²blica catalana en aquel caballo de cart¨®n con el que se daban golpes contra las paredes por el pasillo de casa. Independencia es una palabra sagrada que empieza por inflamar el coraz¨®n y acaba por achicharrar el cerebro. Acogidos a esta ilusi¨®n los independentistas siguen escribiendo una carta a los Magos de Oriente esperando que les traigan una rep¨²blica de regalo, pero un d¨ªa como hoy, al abrir los paquetes al pie de la chimenea con latidos de emoci¨®n, se encuentran siempre con el ¨²nico y maldito juguete, un rompecabezas diab¨®lico del mapa de Espa?a, de imposible soluci¨®n. Como aquellas familias pobres que destetaron a sus hijos con el pan negro del cruel desenga?o, alguien deber¨ªa decirles a los independentistas catalanes que los reyes son los padres, aunque queda por ver si los padres de verdad en este caso no ser¨¢ la derecha radical que llega caracoleando en caballo jerezano.