La embarazosa borrachera de Wayne Rooney
El excapit¨¢n de la selecci¨®n nacional de f¨²tbol y del DC Inted fue arrestado en EE UU y acusado de los cargos de intoxicaci¨®n p¨²blica y de lenguaje soez
Hace ya tiempo que Wayne Rooney (Liverpool, Reino Unido, 33 a?os) pas¨® de ser un dios para los aficionados ingleses a simple carne para la prensa sensacionalista. Nada m¨¢s brit¨¢nico, piensan ellos, -en realidad es un comportamiento universal- que elevar a los cielos y bajar a los infiernos a los ¨ªdolos deportivos. Y el excapit¨¢n de la selecci¨®n nacional de f¨²tbol y del Manchester United no ha sido una excepci¨®n.
Los tabloides se han afanado en mostrar la foto policial de Rooney, despu¨¦s de conocerse su detenci¨®n, el pasado 16 de diciembre, durante unas horas, en el aeropuerto internacional de Dulles, en Washington D.C. (EE UU). Las autoridades arrestaron al jugador bajo los cargos de intoxicaci¨®n p¨²blica y de lenguaje soez. Regresaba de un viaje a Arabia Saud¨ª. Los documentos del tribunal muestran que el deportista tuvo que pagar una multa de 25 d¨®lares (unos 21 euros) y otros 91 d¨®lares (80 euros) en costas judiciales.
El portavoz del jugador, que actualmente forma parte del D. C. United y participa en la liga profesional de Estados Unidos, emiti¨® este fin de semana un comunicado asegurando que ¡°Wayne hab¨ªa tomado una cantidad determinada de somn¨ªferos por prescripci¨®n facultativa que mezcl¨® con algo de alcohol. Consecuentemente, se mostr¨® desorientado al llegar al aeropuerto. Fue interceptado por agentes policiales, que le arrestaron bajo la acusaci¨®n de una falta leve¡±.
Su actual club no ha querido pronunciarse sobre el incidente, aunque nada hace pensar que su posici¨®n actual peligre tras los sucedido. Rooney fue fichado con un contrato de 15 millones de euros, en la estela de las grandes estrellas de la liga inglesa, como David Beckham, que acaban su carrera profesional al otro lado del Atl¨¢ntico.
Rooney, en cualquier caso, no es Beckham. Su momento de gloria fue mucho m¨¢s ef¨ªmero y nunca tuvo el glamour de su compatriota. Pero muchos aficionados recordar¨¢n la Eurocopa de 2004, el momento ¨¢lgido de la rooneymania, cuando todos arrojaban p¨¦talos de rosa a su paso y se le consideraba el nuevo salvador del f¨²tbol ingl¨¦s. 120 partidos jugados en la liga nacional y 53 goles despu¨¦s, la adoraci¨®n dio paso al recochineo. Sus exabruptos a los ¨¢rbitros, sus escarceos sexuales, un transplante de pelo que fue motivo de cachondeo general y su aspecto rudo y tosco (le llegaron a comparar con el protagonista del film de animaci¨®n Shrek) fueron minando al personaje p¨²blico, quien opt¨® por el retiro dorado estadounidense. En 2017 fue arrestado por conducir bajo los efectos del alcohol en Wilmsolw (Reino Unido) y se le retir¨® el carn¨¦ durante dos a?os. Pag¨® una multa de 190 euros.
La prensa sensacionalista es exagerada por definici¨®n, y el caso de Rooney no es especialmente llamativo entre los muchos jugadores profesionales que han sucumbido a la presi¨®n de su estrellato. Pero est¨¢ claro que el hombre que durante 10 a?os fue el futbolista m¨¢s aclamado en el pa¨ªs, el m¨¢s importante, el principal goleador de la selecci¨®n nacional, el nuevo orgullo del f¨²tbol ingl¨¦s, ha entrado en el purgatorio. Al menos hasta que el tiempo le vuelva a hacer justicia. Porque est¨¢ claro que Rooney no estaba destinado a cambiar el deporte, y las expectativas reca¨ªdas sobre ¨¦l, como sobre muchos otros, eran exageradas. Pero como otros pocos, le corresponde su peque?a porci¨®n de m¨¦rito en la historia.
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