?Qui¨¦n demonios es este chico de 22 a?os que tanto conmueve con su m¨²sica?
Tamino es at¨ªpico en todo: mezcla de belga y egipcio, diamante en bruto del rock con tintes orientales, no busca impresionar, solo emocionar
No todo van a ser influencers entre los chavalillos ilustres de apenas 20 a?os. Tambi¨¦n hay gente de provecho, no se crea. Es el caso de Tamino-Amir Moharam Fouad, el muchacho que nos contempla en un hotel de Madrid con sus enormes ojos azabache y que medita despacio cada respuesta, tan minucioso como lo es con todo lo dem¨¢s, antes de verter reflexiones siempre muy alejadas del t¨®pico.
Tamino es un Escorpio de 1996, lo que le convierte en centennial, posmillennial o como queramos llamar a estos j¨®venes. Desde los diez a?os ya frecuentaba los escenarios como actor. A los 14 fund¨® su primera banda de rock. Antes de los 20 ten¨ªa en circulaci¨®n un par de ep¨¦s y en oto?o del pasado a?o lanzaba su primer ¨¢lbum, Amir (Communion/Music As Usual), que resulta casi imposible no concebir como uno de los debuts m¨¢s fabulosos que nos dej¨® 2018. Y todo, con un repertorio de autor¨ªa propia que a¨²na rock de elevado voltaje emocional (su amigo Colin Greenwood, guitarrista de Radiohead, se deja escuchar en el tema Indigo night) y los melismas orientales de su acervo egipcio.
?D¨®nde situarle, entonces? Entran ganas de aplicar la vieja f¨®rmula que preconizaba Marvin Gaye: ¡°All¨ª donde dejo mi sombrero, ese es mi hogar¡±. Pero ¨¦l nos corrige con una derivada m¨¢s m¨ªstica. ¡°Yo no tengo sensaci¨®n de pertenencia a ning¨²n lugar determinado. Solo siento que pertenezco a la m¨²sica¡±, resume con su inopinado aplomo posadolescente.
"Sufr¨ª acoso y tuvieron que cambiarme de colegio. Pero no he querido escribir sobre el ¡®bullying¡¯. Los conflictos son el precio de crecer y creo que la canci¨®n no es un g¨¦nero necesariamente autobiogr¨¢fico¡±
Porque Tamino, avis¨¦moslo de antemano, no resulta convencional en casi nada. No en sus or¨ªgenes, desde luego, porque integra su residencia en B¨¦lgica con ancestros a caballo entre Egipto y Libia. Tampoco en ese rostro perfilado y anguloso de belleza extra?a, como de pintura expresionista, que le ha convertido en la inesperada imagen publicitaria de Missoni. ¡°Me encanta la moda, pero lo cierto es que no tengo ninguna aspiraci¨®n al respecto¡±, avisa. ¡°Ya he hecho la sesi¨®n de fotos con ellos, vestido de negro de la cabeza a los pies, y estoy abierto a futuras sugerencias en este ¨¢mbito. Pero no pienso hacer carrera en la moda: quiero pensar que a las marcas les interesa mi m¨²sica, no solo mi cara¡±.
Y es ese lenguaje musical, precisamente, el que con su madurez pasmosa ha dejado perplejos a docenas de cr¨ªticos. Todos tienden a compararle con Jeff Buckley, e incluso sus primeras im¨¢genes promocionales, en blanco y negro y con camiseta blanca de tirantes, recordaban f¨ªsicamente al malogrado autor de Lover, you should¡¯ve come over. Pero a ¨¦l le gusta situarse m¨¢s cerca de su abuelo (Moharam Fouad, un ilustre de la m¨²sica y cinematograf¨ªa egipcia) o de Tom Waits y Nick Cave. ¡°Fue en un concierto de Nick cuando me sent¨ª por ¨²ltima vez transportado a un estado superior¡±, se sincera. ¡°No hablo de lisergias, sino de una sensaci¨®n trascendente: prometo que no hab¨ªa tomado drogas, ni siquiera una simple cerveza. Pero la m¨²sica supone para m¨ª una virtud parecida a Dios. Me encanta sentirme peque?o ante grandes cosas como una canci¨®n conmovedora o un paisaje majestuoso. Siento peque?ez como una sensaci¨®n realmente bella y saludable¡±.
El autor de preciosidades como Habibi, Verses o Cigar se expresa, ya lo ve usted, con una solemnidad entre at¨ªpica y pomposa, pero nunca gratuita. Se considera un hombre ¡°espiritual, pero no religioso en el sentido cl¨¢sico¡±, m¨¢s all¨¢ de que, siguiendo el precepto isl¨¢mico, evite comer carne de cerdo. Y admite: ¡°De mi madre aprend¨ª a permanecer en contacto con mi esp¨ªritu, a sentirme una persona capaz de trascender m¨¢s all¨¢ de los problemas cotidianos¡±.
?Podr¨ªamos confundirle con una versi¨®n actual del jipismo? ¡°No, no hablo a la manera jipi¡±, matiza. ¡°Tampoco hay drogas en esta reflexi¨®n, ni me parecen ¨²tiles a efectos de inspiraci¨®n. Levantarse con resaca no invita a que te pongas a escribir¡ Y yo necesito seguir siendo un ser humano creativo: no solo para el desarrollo de mi carrera, sino por mi propia salud mental¡±, admite.
Lo dicho, habla un chaval diferente. Y que fue consciente de su propia singularidad desde una edad muy temprana, esa en que la diversidad no siempre resulta un concepto sencillo de inculcar a los chiquillos. ¡°Era un ni?o muy fantasioso¡±, desvela. ¡°Mientras mis compa?eros de escuela se las daban de machotes con diez u 11 a?os, yo viv¨ªa en mi mundo de historias m¨¢gicas e inventadas. Siempre fui el raro de la clase, y los chicos pueden ser muy crueles a esas edades. Sufr¨ª acoso y tuvieron que cambiarme de colegio. En el segundo tampoco es que me entendieran demasiado, pero al menos me dejaban en paz¡±.
Fueron momentos duros. Propiciaron un caudal de rabia que Tamino solo sab¨ªa liberar ejecutando ruidosos solos de guitarra hasta arriba de distorsi¨®n. ¡°No, en la actualidad no utilizar¨ªa esos efectos de ninguna manera¡±, concede con gesto por una vez relajado. ¡°Tampoco quise escribir ni entonces ni ahora un tema sobre el bullying. Considero que los conflictos son el precio de crecer y que la canci¨®n no es un g¨¦nero necesariamente autobiogr¨¢fico¡±. Ya saben: mejor evitar las lecturas demasiado directas y evidentes. ¡°Me gusta esa idea de que el oyente se apropie de tus letras, que las haga suyas. Cohen o Dylan siempre siguieron ese criterio. No quiero contar en una canci¨®n qu¨¦ demonios he estado desayunando. Prefiero que quien me escuche aproveche para prepararse su propio desayuno¡±.
Ah¨ª lo tiene: un veintea?ero guapo y espigado, modelo ocasional, que cita a Dylan como referente. Un tipo raro. Un chaval de 22 a?os que, tras culminar un primer disco alabad¨ªsimo, avisa: ¡°Creativamente, hoy ya me siento m¨¢s all¨¢ de Amir¡±. Y que se sabe afortunado de que le reclamen entrevistadores por media Europa, pero advierte de que no le gustan las agendas ni las jornadas con mucha planificaci¨®n. ¡°Reivindico la importancia del aburrimiento para la creatividad. Y necesito estar solo. No puedes ser creativo rodeado de gente¡±.
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