Politizar la globalizaci¨®n
Podemos empezar participando en las elecciones europeas del pr¨®ximo mayo
Nos parecemos peligrosamente a la Latinoam¨¦rica de los a?os ochenta, una regi¨®n sacudida por procesos econ¨®micos globales fuera de su control que acabaron haciendo tambalear a sus sistemas pol¨ªticos. Hoy, los libros de texto explican la crisis de la deuda latinoamericana como un problema en gran medida internacional: la llegada masiva de capitales seguida por su abrupta salida causada por la subida de tipos de inter¨¦s en el primer mundo hizo colapsar a una econom¨ªa tras otra. Pero si uno repasa c¨®mo se entendi¨® la crisis dentro de cada pa¨ªs, esta dimensi¨®n global estaba siempre en un segundo plano. Para las opiniones p¨²blicas nacionales, el deterioro de las condiciones de vida era culpa de Gobiernos incompetentes, de la corrupci¨®n sist¨¦mica de sus instituciones, o del acceso privilegiado al poder de determinados grupos econ¨®micos. Podemos culpar a los medios de comunicaci¨®n o a los pol¨ªticos de esta obsesi¨®n latinoamericana por ver los ¨¢rboles en lugar del bosque, pero la realidad es que si los ciudadanos no tienen herramientas para apagar el incendio, no es tan irracional preocuparse solo de salvar sus pertenencias.
Hablamos mucho de las consecuencias distributivas de la internacionalizaci¨®n econ¨®mica y sobre la necesidad de modular estos procesos y acompa?arlos con pol¨ªticas redistributivas para asegurarnos de que nadie se quede atr¨¢s. Pero olvidamos un problema previo: nuestros sistemas pol¨ªticos hacen que las cuestiones globales (la lucha contra el cambio clim¨¢tico, la sostenibilidad de la uni¨®n monetaria europea o la cooperaci¨®n fiscal internacional) est¨¦n, como en Latinoam¨¦rica, oscurecidas por los temas nacionales, para los que creemos tener respuestas disponibles. Igual que el borracho que busca las llaves debajo de la farola porque es el ¨²nico sitio con luz, gastamos horas en debates parroquiales no porque sean m¨¢s importantes, sino porque son los ¨²nicos problemas que sabemos procesar y para los que podemos obtener victorias pol¨ªticas frente a nuestros adversarios, por ef¨ªmeras o irrelevantes que estas sean.
Para evitar que acabemos como Latinoam¨¦rica en su d¨¦cada perdida, tendremos que ser capaces de politizar la globalizaci¨®n. Y esto no significa tener que elegir entre aceptarla o rechazarla, sino fortalecer las herramientas que tenemos como ciudadanos para influir en ella. Podemos empezar participando en las elecciones europeas del pr¨®ximo mayo.
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