El ¨¢ngulo m¨¢gico y el doctor Franz
Muchos grandes descubrimientos nacen en establos humildes
Muchos descubrimientos trascendentales nacen en establos muy humildes. Galileo revel¨® las leyes de la ca¨ªda libre con un ensamblaje tipo el doctor Franz de Copenhague: como no pod¨ªa medir la velocidad de un objeto en ca¨ªda libre, utiliz¨® bolas rodando por una pendiente; a lo largo de la pendiente cruz¨® unas cuerdecitas a espacios regulares, y escuch¨® c¨®mo sonaban las bolas al chocar contra las cuerdecitas; con esto y un par de inventos m¨¢s, dedujo que los objetos ca¨ªan con una aceleraci¨®n constante, y que esa aceleraci¨®n era la misma fuera cual fuera la masa del objeto. En manos de Newton, esas deducciones engendraron la ley de la gravedad, y crearon as¨ª la ciencia moderna. Cuatro siglos despu¨¦s, Watson y Crick descubrieron la doble h¨¦lice del ADN mediante otro montaje del doctor Franz, donde las h¨¦lices estaban sujetas con pinzas de fontanero a una barra de acero y las letras del ADN eran recortes de cartulina. Comienzos caseros, grandes avances del conocimiento.
El caso del grafeno pertenece sin duda a esa estirpe de chapuza, chiripa y pensamiento profundo. En la d¨¦cada pasada, Geim y Novoselov, dos cient¨ªficos conscientes de la importancia de jugar con las cosas sin un objetivo definido, dispararon la revoluci¨®n del grafeno partiendo de un l¨¢piz y un rollo de cinta celo. T¨² has creado grafeno mil veces, cada vez que has hecho una raya con un l¨¢piz. All¨ª donde la raya pierde intensidad y se desvanece en el blanco del papel, justo all¨ª donde ya no ves nada, est¨¢ el grafeno. Las minas de los l¨¢pices son de grafito, donde interminables capas de ¨¢tomos de carbono se apilan una sobre otra, cada una con el grosor de un solo ¨¢tomo. All¨ª donde la raya del l¨¢piz desaparece a simple vista, el papel est¨¢ repleto de monocapas (capas de un solo ¨¢tomo de grosor) de grafeno, un material de extremado valor para la tecnolog¨ªa. ?Y c¨®mo sacarlas del papel? Aqu¨ª Geim y Novoselov volvieron a tener una idea clave: con cinta celo. De ah¨ª a ganar el Premio Nobel de F¨ªsica de 2010.
La investigaci¨®n del grafeno est¨¢ experimentando justo ahora su mayor revuelta desde aquellos descubrimientos seminales de Geim y Novoselov. Pablo Jarillo-Herrero, un f¨ªsico valenciano que investiga en el MIT (Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts, Boston), y su equipo han mostrado c¨®mo convertir el grafeno en un superconductor, la clase de material que puede transmitir la electricidad sin resistencia, y que por tanto promete transformar por entero todos los sectores productivos, empezando por la distribuci¨®n de energ¨ªa. Fiel a los humildes or¨ªgenes de este campo cient¨ªfico, la clave ha estado en apilar dos hojas de grafeno y, simplemente, girar una sobre otra. No vale cualquier ¨¢ngulo: tiene que ser de 1,1?, que ya se viene conociendo en la literatura t¨¦cnica como ¡°el ¨¢ngulo m¨¢gico¡±. Gira las hojas por ese ¨¢ngulo y el grafeno adquiere de inmediato las propiedades de un superconductor. Solo a muy baja temperatura, pero tan superconductor como el que m¨¢s.
En otras disciplinas hay tambi¨¦n comienzos humildes, qu¨¦ duda cabe. La reaganomics, o econom¨ªa de Ronald Reagan en los a?os ochenta, naci¨® de una curva mal trazada por el economista Arthur Laffer en una servilleta de papel. Unamuno bas¨® su discurso del ¡°vencer¨¦is, pero no convencer¨¦is¡± en unas notas que garabate¨® en su cuaderno un minuto antes. Pero los verdaderos inventos del doctor Franz de Copenhague pertenecen a la ciencia. Por eso funcionan.
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