Rudolf Nureyev, el bailar¨ªn que danzaba por la libertad
Una pel¨ªcula, 'The White Crow', del actor y director Ralph Fiennes, cuenta los a?os turbulentos de la juventud del artista ruso
Rudolf Nureyev?fue un mito fuera y dentro del escenario. Un talento sin igual, marcado por una determinaci¨®n y una ambici¨®n desmesuradas y por una ascensi¨®n vertiginosa que trascendi¨® los l¨ªmites de la danza cl¨¢sica. El domingo se cumplieron?26 a?os de su muerte y para recordarlo el d¨ªa 25 se proyectar¨¢ en la clausura del Festival de Trieste la pel¨ªcula The White Crow, que dirige Ralph Fiennes y que cuenta los a?os turbulentos de la juventud del bailar¨ªn (interpretado por Oleg Ivenko), hasta su primera tourn¨¦een Occidente con el Ballet Kirov de Leningrado.
Este acontecimiento cambi¨® su vida. Ocurri¨® en mayo de 1961, en plena Guerra Fr¨ªa. El entonces veintea?ero Nureyev (1938-1993) sal¨ªa por primera vez de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, antes de convertirse en una leyenda de la danza. Pero el KGB, encargado de vigilar tambi¨¦n a artistas e intelectuales, lo segu¨ªa de cerca. Sus destellos de rebeld¨ªa lo hab¨ªan puesto en su punto de mira, hasta el l¨ªmite de que sus posibilidades se hab¨ªan reducido dr¨¢sticamente: o volv¨ªa a la Uni¨®n, con lo que probablemente expiraban sus opciones de salir de nuevo al exterior, o abrazaba la deserci¨®n. Opt¨® por lo segundo y pidi¨® asilo en Francia, con la ayuda de la chilena Clara Saint, nuera del entonces ministro de Cultura franc¨¦s, Andr¨¦ Malraux. ¡°Quiero ser libre¡±, grit¨® en una espectacular huida en el aeropuerto parisino de Le Bourget.
Su fuga fue un golpe tremendo para el prestigio de la URSS. El propio bailar¨ªn explic¨® su experiencia?en una entrevista con EL PA?S en 1985. ¡°Mi curiosidad entonces no conoc¨ªa l¨ªmites¡±, dijo y explic¨® adem¨¢s c¨®mo le marc¨® el exilio, la vida itinerante y aquella ¨¦poca trepidante: ¡°Adquir¨ª tenacidad y voluntad, entendiendo muy pronto que deb¨ªa cuidar de m¨ª mismo. Desde entonces solo conf¨ªo en m¨ª mismo y me f¨ªo solamente de mi intuici¨®n y la experiencia personal¡±.
Todo ocurri¨® ¡°como en una pel¨ªcula, aunque sin nada de inventado¡±. Lo cuenta la propia Clara Saint en el documental de Sky Arte, Nureyev-Danzando verso la libert¨¤, que recorre tambi¨¦n esos a?os explosivos del bailar¨ªn, a trav¨¦s del testimonio de antiguos amigos de Rudi, como le llamaban sus compa?eros y de exagentes del KGB. En la pel¨ªcula cuentan que era impulsivo, irascible, individualista, narcisista, an¨¢rquico y, por ende, un flagrante enemigo de la URSS.
En Par¨ªs encontr¨® completamente la libertad. Con Clara deambulaba por las calles de la capital francesa esquivando los controles de los agentes de Inteligencia sovi¨¦ticos. Disfrutaba de la vida nocturna de la ciudad de la luz, frecuentaba los mejores cabarets, se dejaba caer cada cierto tiempo por el m¨ªtico Crazy Horse y un d¨ªa se compr¨® una peluca rubia platino ¡°como Marilyn Monroe¡±. En los informes que los servicios secretos enviaron a Mosc¨² lo acusaban de insubordinaci¨®n.
Orden de repatriaci¨®n
Hasta que poco antes de viajar a Londres, su segunda cita europea, le lleg¨® una orden de repatriaci¨®n. Cuando el resto de los integrantes del ballet estaba embarcando rumbo a la capital brit¨¢nica, ¨¦l lo vio claro: si volv¨ªa a la Uni¨®n Sovi¨¦tica lo encarcelar¨ªan. Decidi¨® desobedecer y quedarse en Francia. Su amigo y core¨®grafo Pierre Lacotte telefone¨® a Clara, que se present¨® de inmediato en el aeropuerto y consigui¨® la protecci¨®n de los gendarmes franceses.
La huida del bailar¨ªn, que tuvo gran impacto en revistas de moda, de danza y sensacionalistas, fue un golpe tan duro que desemboc¨® en la destituci¨®n del director del KGB, Aleksandr Shelepin, y la degradaci¨®n del agente que rastreaba a los bailarines, Vitali Strizhevski. A?os despu¨¦s, en 1977, otro bailar¨ªn, Yuri Soloviev, sospechoso de haber pasado una noche de amor con Rudi, se suicid¨® misteriosamente, despu¨¦s de haber sigo obligado a denunciar al ¡°traidor de la patria¡±. Nureyev vivi¨® durante a?os en un espectacular apartamento de Par¨ªs, del que apenas pod¨ªa salir, por su seguridad. ¡°Nunca m¨¢s volver¨¦ a mi pa¨ªs, pero nunca ser¨¦ feliz en el vuestro¡±, dijo.
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