Marion Cotillard y las am¨ªgdalas
Cada vez recibimos m¨¢s publicidad e informaci¨®n ¡ªverdadera y falsa¡ª seg¨²n lo que decide un algoritmo. ?Seguimos siendo libres para elegir o nos est¨¢n pirateando?
Me llega un correo firmado por una prestigiosa web francesa con m¨¢s de tres millones de suscriptores ¡ªno se crean que es una de esas err¨¢ticas webs cutres que previa toma de tan solo unos comprimidos, garantizan un extraordinario crecimiento del pene¡ª que afirma que Marion Cotillard, la fenomenal actriz de La vie en rose, luce un cutis tan terso gracias a su pasi¨®n inveterada por los ba?os helados de asiento. S¨ª, al parecer, poner unas tres veces al d¨ªa el perineo on the rocks proporciona solaz, descanso, detox, lozan¨ªa y un sinf¨ªn m¨¢s de bondades y Marion Cotillard es ¡ªseg¨²n esta web¡ª una adepta a la pr¨¢ctica del ¡°bain d¨¦rivatif¡±, que as¨ª se llama la cosa.
El texto contin¨²a contando en una primorosa tipograf¨ªa y con una suficiencia encomiables que la entrepierna femenina est¨¢ generalmente a 37 grados, temperatura que hace al cuerpo de la mujer proclive a toda clase de enfermedades e inflamaciones ¡ªcitando a varios natur¨®patas, por lo cual, se impone imperativamente bajar la temperatura de la zona¡ª. Y para ello, por supuesto, nada como unas bolsas de hielo ¡°especialmente dise?adas para el perineo¡± (?) que venden a un m¨®dico precio haciendo un clic en el siguiente enlace.
Otros art¨ªculos de la autora
Nunca hasta ahora hab¨ªa le¨ªdo nada del ¡°bain d¨¦rivatif¡± ni conozco a ninguna mujer ni francesa ni de las otras que haya o¨ªdo hablar del tal ba?o. Y aunque tengo el correo de Marion Cotillard, no me atrevo a reenviarle la informaci¨®n, porque supongo que ya le habr¨¢ llegado por otros lados y sus abogados estar¨¢n trabajando activamente para demandar a los de la web (y hundirles en la miseria, espero).
Lo que no puedo dejar de preguntarme es en qu¨¦ estaba pensando el algoritmo que decidi¨® que yo pod¨ªa picar con un producto semejante. ?Hay algo en mi historial de b¨²squedas (restaurantes, viajes, recetas de sopa de cebolla) o en las escas¨ªsimas compras que he hecho por Internet (b¨¢sicamente estanter¨ªas, libros descatalogados y una alfombra que devolv¨ª porque se parec¨ªa a la fotograf¨ªa de la p¨¢gina como un huevo a una casta?a) que me convierta en carne de ca?¨®n para picar con un timo semejante? ?Por qu¨¦ yo? ?Es este mensaje uno m¨¢s de la infinita letan¨ªa de mensajes dedicados a considerar el cuerpo de la mujer como una zona catastr¨®fica donde siempre hay algo que anda mal?
Quiero y necesito creer, que es posible darle la vuelta a todo esto y joderle la jugada al algoritmo
Y entonces recuerdo que hace dos d¨ªas habl¨¦ con un amigo de Marion Cotillard y la qu¨ªmica que ten¨ªa en la pel¨ªcula Rust and Bone con el actor Matthias Schoenaerts. Los ¨²nicos testigos de la conversaci¨®n fueron mi perro y mi tel¨¦fono. Y no veo el inter¨¦s que puede tener Noodles, que as¨ª se llama el perro, en dar el chivatazo de mi admiraci¨®n por Marion Cotillard. As¨ª que tuvo que ser el tel¨¦fono el que me delat¨®. Mi tel¨¦fono.
Este incidente no es aislado. En los ¨²ltimos tiempos, muchas personas me han contado que, despu¨¦s de simplemente mencionar en una conversaci¨®n, un tema, un libro, una comida o un paisaje, reciben correos y anuncios que tienen que ver con la conversaci¨®n que han tenido, aunque hayan sido tan solo mencionados de pasada y nunca hayan sido objeto de una b¨²squeda activa en la web. El colmo es una persona que so?¨® con una comida que nunca hab¨ªa probado y al d¨ªa siguiente recibi¨® vales de descuento para probarla. ?Nos esp¨ªan nuestros tel¨¦fonos? ?Captan palabras sueltas ¡ªquiz¨¢s las que incluso pronunciamos durmiendo¡ª y las transmiten a inmensas bases de datos para que nos conviertan en meros consumidores de cachivaches, p¨ªldoras, modos de vida, bulos, estad¨ªsticas trucadas que nos hacen dudar de lo que sabemos, de lo que pensamos, lo que creemos?
Tras leer el art¨ªculo Somos animales pirateables, de Yuval Noah Harari, un ensayista al que yo y media humanidad admiramos, me quedo perpleja con su teor¨ªa de que el libre albedr¨ªo no existe y que justamente aquellos que estamos convencidos de que opinamos libremente somos los m¨¢s proclives a estar manipulados.
Es mas f¨¢cil dejarte arrastrar por la opini¨®n de los dem¨¢s que tener una opini¨®n propia
?D¨®nde queda entonces mi total convencimiento que todav¨ªa s¨¦ distinguir entre la aut¨¦ntica libertad que reside en la disidencia y en el coraje de pensar distinto y la idea de la libertad como una vaga entelequia impresa en una camiseta de Zara, que reclaman aquellos que jam¨¢s han sufrido por su ausencia? ?Mis supuestas certezas? ?Lo que he aprendido y lo que he aprendido a desaprender? ?Es peregrino pensar que podemos resistir o es demasiado tarde ¡ªcomo parece decir Yuval Noah Harari¡ª para oponerse a la colonizaci¨®n de la estupidez venga de la tribu que venga? ?Y adem¨¢s de enriquecerse sin medida mientras nos hacen m¨¢s pobres, m¨¢s tontos, m¨¢s asustados y m¨¢s sumisos, qu¨¦ buscan los que est¨¢n detr¨¢s de todo esto? ?Es eso todo? ?Hay algo m¨¢s en toda esta conjura?
Ese maldito algoritmo que nos piratea desde el momento que decidimos seguir a Kim Kardashian y a su prodigioso trasero en Instagram o cuando hacemos clic en el titular m¨¢s sensacionalista y que conformar¨¢ nuestra forma de consumir, votar y vivir, s¨ª creo ¡ªo necesito creer¡ª que puede ser combatido: con ¡°esfuerzo y codos¡± como dec¨ªa un formidable profesor de griego que tuve hace a?os y con ese libre albedr¨ªo que debemos, por supuesto, cuestionarnos constantemente para saber cu¨¢nto de libre tiene, cu¨¢nto de algoritmo. Aunque tambi¨¦n sospecho que el gran enemigo no es el algoritmo en s¨ª sino la predisposici¨®n humana a lo m¨¢s f¨¢cil. Y ah¨ª s¨ª nos tienen pillados a todos: es m¨¢s f¨¢cil leer medio p¨¢rrafo sobre las bobadas de un cantante que se siente solo en la cumbre que dedicarle media hora a un texto que habla con fundamento del calentamiento global y del tiempo de descuento para salvar el planeta en el que estamos inmersos. Es m¨¢s f¨¢cil dejarte arrastrar por la opini¨®n de los dem¨¢s que tener una opini¨®n propia. Es m¨¢s f¨¢cil vivir como te dicen que vivas que vivir como realmente piensas que debes vivir. Es m¨¢s f¨¢cil destruir ¡ªla convivencia, la ¨¦tica, los derechos humanos¡ª que construir. Es m¨¢s f¨¢cil jugar al Candy Crush que mirar el paisaje avanzar por la ventana del tren. Es m¨¢s f¨¢cil insultar que razonar. Es m¨¢s f¨¢cil el exabrupto que el silencio. Y es m¨¢s f¨¢cil el silencio c¨®mplice que decir lo que realmente piensas.
Quiero, y necesito creer, que es posible darle la vuelta a todo esto, coger por una vez el camino m¨¢s dif¨ªcil y menos visitado y joderle la jugada al algoritmo, aunque eso implique sacrificios y cuestionamiento y, probablemente, sudor y l¨¢grimas.
Que, seg¨²n las palabras de Noah Harari, ¡°nuestra am¨ªgdala pueda estar trabajando para Putin¡±, adem¨¢s, no es algo que yo pueda considerar como un peligro, porque me quitaron, como a muchos de mi generaci¨®n, las am¨ªgdalas, cuando ten¨ªa 5 a?os. A¨²n hoy, recuerdo el met¨¢lico sabor del ¨¦ter desliz¨¢ndose suavemente por mi garganta, mientras todo fund¨ªa a negro.
Isabel Coixet es directora de cine.
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