Sonidos accidentales
En el espacio de la pol¨ªtica nacional, los sonidos conductores de la conversaci¨®n no son los de los grandes partidos. Quiz¨¢ porque no se les escucha un proyecto de pa¨ªs elaborado, planificado y serio
Marcha f¨²nebre compuesta para las exequias de un c¨¦lebre hombre sordo¡±. Con este t¨ªtulo firmaba Alphonse Allais, en 1897, la primera composici¨®n musical con un pentagrama vac¨ªo. Nueve medidas en blanco y una ausencia completa de notas para un silencio extendido. Este curioso artista y periodista franc¨¦s fue el precursor de algunos otros autores que, tras ¨¦l, tambi¨¦n se decidieron a explorar ese mismo camino. Erwin Schulhoff, por ejemplo, en un movimiento para piano titulado In futurum. O Yves Kleim en La sinfon¨ªa de silencio-mon¨®tono: 20 minutos de un mismo acorde continuado al que suceden 20 minutos de un completo silencio instrumental.
Tras ellos, quiz¨¢ el m¨¢s conocido de todos, John Cage con su famosa Cuatro treinta y tres. Tres movimientos en los que no suena ninguna nota durante el tiempo exacto de cuatro minutos y treinta y tres segundos.
La primera reacci¨®n mental ante obras de esta naturaleza conduce siempre a la idea del silencio, a pensar que lo que se escucha es la nada. Sin embargo, fue el propio Cage quien recordaba, tras el estreno de su obra, que no existe eso que denominamos nada: ¡°Lo que pensaban que era silencio estaba lleno de sonidos accidentales¡±. Ruidos y sonidos que se meten por un vac¨ªo de instrumentos callados y de notas que no suenan.
Es un viejo tema mil veces tratado, los espacios abandonados no se quedan nunca en blanco. Siempre se llenan. Y no precisamente de silencio. Resulta inevitable pensar estos d¨ªas en las obras de Alphonse Allais y compa?¨ªa, en aquellos artistas que hace ya unos cuantos a?os se preguntaban por el papel del silencio en la m¨²sica y por los pentagramas vac¨ªos. Resulta inevitable hacerlo porque no es una cuesti¨®n exclusiva del arte. Sucede igual en pol¨ªtica. Cuando los instrumentos principales optan por no sonar, son otros los ruidos que llenan los vac¨ªos.
Y en el espacio de la pol¨ªtica nacional, los sonidos conductores de la conversaci¨®n no son los de los grandes partidos. Quiz¨¢ porque no se les escucha un proyecto de pa¨ªs elaborado, planificado y serio, con capacidad para vertebrar el debate. Seguramente, la mayor¨ªa de ellos lo tiene, pero la explicaci¨®n y defensa del mismo no ocupa el espacio central de la deliberaci¨®n democr¨¢tica en nuestro pa¨ªs.
Debemos decidir a?qu¨¦?aspiramos dentro?de?un?tablero geopol¨ªtico globalizado
En ese vac¨ªo que dejan, otros son los ruidos y sonidos que llenan el ambiente en Espa?a. De lo ¨²nico que, como variable constante, se discute en los ¨²ltimos a?os es sobre el proyecto presentado por las fuerzas independentistas catalanas. Se debate sobre lo que plantean, la independencia de Catalu?a. Y se discute sobre las consecuencias de lo que trataron de llevar a cabo con las leyes de desconexi¨®n y en la jornada del 1 de octubre. Se analizan sus propuestas y contrapropuestas diarias, se habla constantemente de lo que han hecho, de lo que hacen y, sobre todo, de lo que har¨¢n. En ausencia de un proyecto serio con capacidad para centrar la conversaci¨®n pol¨ªtica, esta ha quedado ocupada por las propuestas y comportamientos de las fuerzas pol¨ªticas independentistas.
Hasta las ¨²ltimas semanas. Esa casi plena exclusividad de los ¨²ltimos a?os ha quedado complementada con la aparici¨®n de un nuevo actor que ha adquirido un enorme protagonismo tras su resultado en las elecciones auton¨®micas de Andaluc¨ªa. Una fuerza ultranacionalista, populista y de extrema derecha que ha comenzado a llenar el debate p¨²blico con sus posiciones hasta el punto de que todos hemos empezado a discutir sobre sus incalificables aportaciones; que la lucha contra el machismo asesino es inconstitucional y atenta contra la convivencia, que el feminismo es una doctrina incompatible con la igualdad, que hay que derogar las leyes contra la violencia de g¨¦nero, de memoria hist¨®rica y de igualdad de trato, y que hay que aplicar pol¨ªticas contra la libre decisi¨®n de una mujer de interrumpir un embarazo no deseado. Eso por no hablar de su inenarrable b¨²squeda de legitimidad hist¨®rica. Una por la cual Isabel de Castilla y Fernando de Arag¨®n ya eran los Reyes Cat¨®licos en 1492, era un ej¨¦rcito espa?ol el que ese a?o entr¨® en Granada y eran invasores de Espa?a los que de all¨ª fueron expulsados. La ausencia de valores democr¨¢ticos, la carencia de una m¨ªnima contenci¨®n y una exhibici¨®n imp¨²dica del desconocimiento se presentan con la pretensi¨®n de una estructura ideol¨®gica arraigada y la apariencia de una propuesta pol¨ªtica elaborada. Discutir sobre ella es tanto como discutir sobre si la Tierra es plana. Y, sin embargo, lo hace el pa¨ªs entero.
Quiz¨¢ esto suceda porque los instrumentos pol¨ªticos m¨¢s importantes no aciertan a plantear el proyecto de pa¨ªs que cada uno de ellos tiene. Y por ello no consiguen adquirir la iniciativa, centrar el debate y relegar a categor¨ªa de an¨¦cdota los an¨¢lisis y las propuestas de esta formaci¨®n pol¨ªtica. Pero empieza a ser urgente que alguien presente de manera seria un proyecto s¨®lido centrado en los principales desaf¨ªos que tenemos.
No falta mucho para que no?quede ning¨²n pa¨ªs europeo dentro del G8 y China tal vez sea la primera econom¨ªa
Espa?a se lo juega todo en el incremento de la capacidad competitiva ¡ªpor valor a?adido y formaci¨®n¡ª de nuestra econom¨ªa, en la reducci¨®n de los inasumibles niveles de endeudamiento que ha alcanzado, en la preparaci¨®n de nuestra estructura econ¨®mica y de nuestras relaciones laborales ante la cuarta revoluci¨®n tecnol¨®gica ¡ªque producir¨¢ los cambios m¨¢s relevantes de la historia de la humanidad¡ª, en la cohesi¨®n social de la sociedad a trav¨¦s del modelo redistributivo de bienestar y en la definici¨®n de una convivencia c¨ªvica basada en amplios niveles de libertades p¨²blicas, derechos y obligaciones de ciudadan¨ªa. Es a todo eso a lo que hay que dar respuesta. Y es con esa respuesta con la que hay que centrar la conversaci¨®n principal en nuestro pa¨ªs. Adem¨¢s, llega la hora de perfilar el papel que vamos a desempe?ar ante los retos planteados sobre los bienes p¨²blicos globales: clima, medio ambiente, recursos naturales etc¨¦tera. Y finalmente, debemos decidir a qu¨¦ aspiramos dentro de un tablero geopol¨ªtico globalizado que desplaza los centros de decisi¨®n y aleja los de producci¨®n y comercio hacia geograf¨ªas lejanas a Europa. No faltan muchos a?os para que no quede ning¨²n pa¨ªs europeo dentro del G8 y quiz¨¢ no quede tanto tiempo para que un sistema de partido ¨²nico como China sea la primera econom¨ªa del mundo.
¡°Las grandes penas son mudas¡±, respond¨ªa Alphonse Allais a la pregunta del porqu¨¦ de su composici¨®n musical. Y quiz¨¢ esa sea la clave, que son mudas las penas grandes. Pero mientras el pa¨ªs sigue hu¨¦rfano de un proyecto s¨®lido que vertebre el debate, los sonidos accidentales que escuchamos ocupan el espacio y muestran su verdadera naturaleza. Algunos de ellos son sobrecogedores. Tanto como los de Brasil, los de EE?UU, los de Polonia o los de Italia. Que los instrumentos principales suenen con fuerza y acierten de una vez, por favor. Antes de que sea tarde.
Eduardo Madina es director de KREAB Research Unit, unidad de an¨¢lisis y estudios de la consultora KREAB en su divisi¨®n en Espa?a.
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