Menos virtual y m¨¢s realidad
Algo falla cuando preferimos contar lo que hacemos a hacerlo de verdad
Relataba esta semana Luis Miguel Sanz que, en los instantes posteriores a la explosi¨®n del s¨¢bado en una panader¨ªa de Par¨ªs, que cost¨® la vida a su hija Laura, mientras su yerno se desga?itaba con ella en brazos pidiendo auxilio ¡°todo el mundo estaba con los m¨®viles y nadie les socorri¨®¡±. Por su parte, Jos¨¦ Roc¨ªo, padre de Julen, el ni?o de dos a?os al que se est¨¢ buscando en un pozo en Total¨¢n, se quej¨® ante lo que consideraba lentitud en las tareas de rescate: ¡°Muchos tuits de apoyo, muchos votos, pero medios ninguno¡±.
Las palabras de ambos tienen el com¨²n denominador de que en un punto de la tragedia ¡ªque ellos viven como nadie m¨¢s puede hacerlo¡ª coinciden la realidad y el mundo virtual que nos hemos creado los dem¨¢s. En esa situaci¨®n extrema, la realidad multiplica la necesidad de los dem¨¢s que tiene el ser humano: la vulnerabilidad de la v¨ªctima, la impotencia de quien quiere auxiliarla, la necesidad de apoyo r¨¢pido, la incertidumbre del desenlace cuando una vida est¨¢ en juego. En cambio, la realidad virtual convierte al interpelado, al otro, no ya en un espectador ¡ªque en un determinado momento podr¨ªa activarse y pasar a la acci¨®n para ayudar¡ª, sino en un mero transmisor de algo que en la mayor¨ªa de los casos ni siquiera es informaci¨®n valiosa para solucionar la situaci¨®n.
La paradoja es que se nos presenta constantemente lo segundo, el medio virtual, como una oportunidad incre¨ªble de conocer, participar e involucrarnos en el mundo real. Nos dicen que podemos hacernos presentes y part¨ªcipes de alguna manera en acontecimientos de los que tenemos conocimiento. Un terremoto en Ir¨¢n, un accidente en Francia, un atentado en Londres o una hambruna en Etiop¨ªa. Y lo que es mejor, podemos hacerlo no con ¨¢nimo denigrante, sino constructivo. ?Qui¨¦n va a rechazar una buena palabra o un buen deseo? ?C¨®mo no vamos a estar ah¨ª? Adem¨¢s, se pueden dar ocasiones en que asistamos a alg¨²n acontecimiento que nos convierta en el origen de esa cadena emocional virtual. Unos afortunados del destino.
Claro que aqu¨ª la cosa se degrada y termina siendo m¨¢s importante lo que pongo en ese mundo virtual que la mano que echo en la realidad. O la solidaridad virtual que tranquiliza a mi conciencia real. Virtual significa ¡°que tiene existencia aparente y no real¡±. Convendr¨ªa no olvidarlo.
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