Derecha pragm¨¢tica, izquierda cainita
Resurge el desaliento por una vieja lecci¨®n muchas veces confirmada
El escenario pol¨ªtico se puede sintetizar en una geometr¨ªa b¨¢sica tipo Barrio S¨¦samo ¡ªextrema izquierda, izquierda, centro, derecha, y extrema derecha¡ª descontada la aportaci¨®n Delgado-Pons de extrema extremaderecha y extrema extremaizquierda. En definitiva el etiquetado simplifica las cosas. Pero las cosas ya no son tan simples en el escenario l¨ªquido, sacudido primero por la irrupci¨®n antisistema de Podemos, despu¨¦s por el proc¨¦s, donde derecha e izquierda se diluyeron en las lista de pa¨ªs que conectaban a la burgues¨ªa con los chicos de la gasolina de la CUP seg¨²n la expresi¨®n de Arzalluz, y finalmente por la contrarreforma nacionalpopulista de Vox. Hay otros ejes t¨¢cticos, nuevo/viejo, arriba/abajo, centro/periferia, y desplazamientos con calado ideol¨®gico aunque casi siempre para taponar v¨ªas de votos. El PSOE se aproxim¨® al centro con Cs y despu¨¦s vir¨® a la frontera con Podemos, y Cs a la frontera del PP que se ha desplazado a las l¨ªneas con Vox. Estos movimientos tect¨®nicos, ya evidentes en el se¨ªsmo electoral de Andaluc¨ªa, apuntan a r¨¦plicas mayores en mayo como si se esperase el gran terremoto al modo de la falla de San Andr¨¦s.
El PP se apresta estos d¨ªas al ¡°rearme ideol¨®gico¡±. Proponen recuperar las esencias, un lema que lo mismo le sirve al Tea Party que a Coco Chanel. ?Qu¨¦ esencias? De Fraga a Rajoy, se hizo el viaje al centro, pero Casado compr¨® billete de vuelta. Aunque usen centroderecha ¡ªcon la complicidad de los editorialistas conservadores¡ª se han alejado del centro. Ah¨ª est¨¢ Moreno Bonilla ¡ªel ¨²ltimo sorayo, la vieja escuela de la que aprendi¨® que las elecciones se ganan ah¨ª¡ª pero ya son la excepci¨®n. La apuesta de Madrid retrata a Casado, muy lejos de una imagen de centroderecha. ?l representa al PP formado en la cultura republicana de Karl Rove, el spin doctor tot¨¦mico de Bush jr., cuyo recetario para los triunfos era huir del centro, polarizar y movilizar a las bases. Ahora la preocupaci¨®n de Casado no es la excrecencia voraz de Vox, sino la amenaza de un sorpasso de Cs flexible en el centro. De ah¨ª que escenifique una operaci¨®n virtual de retorno para vigilar esa frontera. Lo que garantiza el Three Party no es la ideolog¨ªa sino la aritm¨¦tica.
En la izquierda, Errej¨®n no rompe Podemos pero rompe con Podemos. De hecho, Podemos ya estaba muy roto. No es nuevo conjugarlos en titulares de pret¨¦rito: Pod¨ªamos, Pudimos¡ De la fotograf¨ªa fundacional s¨®lo queda Iglesias en primera l¨ªnea con la caricatura de Galapagar. A golpe de purgas, se impuso el bloque comunista, y ahora Podemos se enfrenta a esto con una ¨²nica certeza no s¨®lo andaluza: sumar con IU resta. Los heraldos son cada vez m¨¢s negros. Echenique se ha encargado de despedir a Errej¨®n con el mal estilo marca de la casa, desaprovechando el momento Carmena, y las confluencias se ven estimuladas a huir de la marca Podemos cada vez m¨¢s t¨®xica. Y resurge el desaliento por una vieja lecci¨®n muchas veces confirmada: el pragmatismo de la derecha siempre generar¨¢ alianzas, mientras que el dogmatismo de la izquierda siempre tiende a la confrontaci¨®n cainita. En ello est¨¢n. Otra vez.
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