Espa?a analiza si se suma al acceso universal y gratuito a las publicaciones de investigaci¨®n
El conocido como 'plan S' persigue que los trabajos financiados con dinero p¨²blico se publiquen ¨²nicamente en revistas y plataformas abiertas
En pocas semanas concluye el per¨ªodo de comentarios y r¨¦plicas al plan S, la iniciativa europea para que la investigaci¨®n financiada con dinero p¨²blico se publique ¨²nicamente en revistas y plataformas que permitan su acceso universal y gratuito a partir de 2020. Ni Alemania ni Espa?a se han adherido de momento, pero el debate est¨¢ ya sobre la mesa.?
"En el Ministerio conocemos bien y somos partidarios del plan S", explica Rafael Rodrigo, secretario general de Coordinaci¨®n de Pol¨ªtica Cient¨ªfica del Ministerio de Ciencia, a EL PA?S. "Robert Jan Smits, su promotor, se puso en contacto conmigo hace tiempo y tanto el director de la Agencia Estatal de Investigaci¨®n como yo hemos estado intercambiando informaci¨®n con ¨¦l", explica.
Rodrigo reconoce que, dentro de las apuestas por la ciencia abierta, "este plan S es un poco agresivo, incluso disruptivo". "Eso explica", dice, "por qu¨¦ en toda Europa hay varias comunidades de cient¨ªficos que no son partidarias de este plan".
No es el caso de los f¨ªsicos. "Porque los f¨ªsicos estamos acostumbrado a poder compartir en repertorios comunes nuestros preprints [art¨ªculos previos a la impresi¨®n], lo que nos da acceso a toda la ciencia de nuestro ¨¢rea en abierto. Ni siquiera necesitamos el plan S", recalca este astrof¨ªsico espa?ol, que inici¨® su carrera investigadora en el Instituto de Astrof¨ªsica de Andaluc¨ªa, donde se dedic¨® a explorar el sistema solar en proyectos con la NASA y la ESA.
Pero en otros sectores, en biolog¨ªa molecular, en medicina, en qu¨ªmica, esa din¨¢mica que ¨¦l conoce de cerca no est¨¢ a¨²n instaurada. "Eso no significa que los bi¨®logos, los bioqu¨ªmicos o los ingenieros se opongan al open access, ni mucho menos", puntualiza. "Lo apoyan siempre y cuando adherirse a ¨¦l no vaya en detrimento de sus proyectos de investigaci¨®n", a?ade Rodrigo. Y eso es lo que de momento est¨¢ en duda.
Esa duda tiene mucho que ver con el bolsillo. "Todos los que hemos tenido proyectos en Europa, yo incluido, sabemos que la comunidad obliga a publicar en abierto", relata. Pero no hay que olvidar que una gran mayor¨ªa de las revistas de acceso abierto exigen que los cient¨ªficos paguen por publicar.
Si hici¨¦ramos lo mismo en Espa?a con todos y cada uno de los proyectos que se financian en nuestro pa¨ªs, seg¨²n Rodrigo, solo habr¨ªa dos soluciones posibles. "O bien que pague la instituci¨®n a la que pertenece el investigador, y no estamos en disposici¨®n de imponerles semejante cargo, porque se nos echar¨ªan encima y con raz¨®n; o bien pagarlo desde el Ministerio, pero dentro de los proyectos de investigaci¨®n". "La opci¨®n B", aclara, "implica que, como la financiaci¨®n de que se dispone para investigaci¨®n cient¨ªfica est¨¢ fijada, si aumentamos la partida para abordar los costes del open access se van a poder financiar menos proyectos".
Debate
Robert Jan Smits defiende a capa y espada que el dinero no es ¨®bice para implantar el plan S porque, una vez normalizado el open access, las instituciones dejar¨ªan de gastarse tanto dinero en suscribirse a las revistas y podr¨ªan destinar esos recursos a publicar. "El dinero solo cambiar¨ªa de sitio. Pero es evidente que eso ser¨ªa a medio plazo", responde Rafael Rodrigo. Al principio, la producci¨®n cient¨ªfica s¨ª se resentir¨ªa, porque no se recortar¨ªa ning¨²n gasto, sino todo lo contrario.
El Gobierno espa?ol est¨¢n dando pasos, pero que a¨²n es prematuro adelantar una decisi¨®n. "El presidente de Science Europe, Mark Schiltz, que est¨¢ muy implicado en el plan S, se reuni¨® con la presidenta del CSIC y con el director de la Agencia Estatal de Investigaci¨®n para tratar el tema en conversaciones bilaterales", afirma Rodrigo.
Ismael Rafols no estuvo en esa reuni¨®n, pero tambi¨¦n tiene mucho que decir. Este investigador forma parte del comit¨¦ editorial de Quantitative Studies of Science (QSS).? "Es un ejemplo de revista abierta de verdad, porque hemos conseguido que se pueda publicar sin pagar, porque paga una instituci¨®n, la International Society of Scientometrics and Informetrics", explica. "Soy cr¨ªtico con la situaci¨®n actual, porque es un modelo en el que se paga por leer y en el que un oligopolio de unas pocas empresas privadas controlan las revistas y los ¨ªndices y sacan un gran negocio. Sin ir m¨¢s lejos, Elsevier tiene un beneficio del 40%, seg¨²n algunas estimaciones", a?ade.
Pero el plan S tampoco le convence.? "Da primac¨ªa absoluta a la v¨ªa dorada [la publicaci¨®n en revistas de acceso abierto], relegando a un papel secundario a la v¨ªa verde, es decir, a los repositorios p¨²blicos en los que compartir art¨ªculos a coste cero. Mi duda es si, con las prisas del plan S, que es de arriba a abajo, se quedan fuera algunas alternativas interesantes", subraya.
Esta cuesti¨®n tambi¨¦n le preocupa a Remedios Melero, investigadora en el Instituto de Agroqu¨ªmica y Tecnolog¨ªa de Alimentos, del CSIC y editora de la revista cient¨ªfica Food Science and International Technology. "En la versi¨®n final del plan S, me encantar¨ªa que la v¨ªa verde, los repositorios institucionales, estuviera al mismo nivel que la v¨ªa dorada", enfatiza. Porque eso le dar¨ªa "una visi¨®n m¨¢s hol¨ªstica". Pero simult¨¢neamente aplaude que la primera medida del plan S sea que el copyright de los art¨ªculos cient¨ªficos quede en manos de su autores.
"Existe unanimidad en la comunidad cient¨ªfica en torno a la idea de que la ciencia que se paga con dinero p¨²blico tiene que ser accesible al p¨²blico y a todos los cient¨ªficos de forma gratuita", subraya Rodrigo. Pero reconoce que ser los primeros en dar el paso de gigante que propone el plan S, imponer del open access, puede suponer casi un "suicidio" si antes no se valoran las consecuencias y se realiza una estimaci¨®n del impacto econ¨®mico muy clara. "Si lo hacemos, que lo hagamos bien, no de manera alocada", recalca Rodrigo. "Si Espa?a se adhiere ese plan, asumimos la responsabilidad de que sea una medida para todos los investigadores de nuestro pa¨ªs, y eso implica distintas comunidades con distintas sensibilidades y necesidades". Por eso anuncia que el Ministerio solo "tomar¨¢ la decisi¨®n pol¨ªtica una vez valoradas por la agencia estatal cuales son las repercusiones econ¨®micas".
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