?Por qu¨¦ los ni?os se chupan el dedo?
La succi¨®n es un acto reflejo que tienen los ni?os desde el periodo intra¨²tero (demostrable por ecograf¨ªas obst¨¦tricas) y que se mantiene durante los primeros meses o a?os de vida
Reclinado en el sof¨¢ Adri¨¢n, que ya tiene seis a?os, dorm¨ªa pl¨¢cidamente con el dedo pulgar metido en su boca. Cada cierto tiempo, lo succionaba como si fuera un chupete. Durante el tiempo que dur¨® la siesta, el ni?o no permiti¨® que ese elemento se desprendiera de entre sus dientes. La acci¨®n de ¡°chuparse el dedo¡± est¨¢ relacionada con una conducta habitual y fisiol¨®gica en los beb¨¦s y ni?os de corta edad. Incluso, a veces, este gesto ha sido captado durante la realizaci¨®n de ecograf¨ªas en el vientre materno.
El pediatra, psicoanalista y psiquiatra infantil Donald Winnicott fue el primer profesional que estudi¨® este comportamiento. Winnicott denomin¨® objeto transicional al primer objeto simb¨®lico del beb¨¦, en tanto que es un objeto que encarna una transici¨®n o movimiento entre lo externo e interno, lo propio y lo ajeno, lo extra?o y lo familiar, y que ejerce de mediador simb¨®lico de la presencia materna durante su ausencia. Este objeto transicional aparece cuando empiezan a separarse el beb¨¦ y la madre, ocupa el espacio transitorio o intermedio entre ambos, y con su presencia ¨C el objeto material puede ser el pulgar, el osito, el chupete, etc.- simboliza la ausencia materna y otorga seguridad y confianza al beb¨¦.
Jorge Mart¨ªnez P¨¦rez, coordinador de Formaci¨®n del Hospital Infantil Universitario Ni?o Jes¨²s (Madrid) explica que ¡°la succi¨®n es un acto reflejo que tienen los ni?os desde el periodo intra¨²tero (demostrable por ecograf¨ªas obst¨¦tricas) y que se mantiene durante los primeros meses o a?os de vida¡±. Mart¨ªnez P¨¦rez asegura que la succi¨®n inicialmente tiene una funci¨®n nutritiva, pues asegura la alimentaci¨®n, ¡°pero tambi¨¦n proporciona al ni?o tranquilidad, placer y seguridad, lo que se llama ¡°succi¨®n no nutritiva¡±. Por ejemplo puede comenzar a hacerlo por inicio de escolarizaci¨®n, llegada de un hermano, separaci¨®n parental¡¡±
La acci¨®n de chuparse el dedo es normal durante la primera fase evolutiva del ni?o. De hecho, alrededor del 80% de los ni?os se chupa el dedo en su etapa infantil. En la mayor¨ªa de los casos comienza chup¨¢ndose el pulgar enseguida, al tiempo de nacer, y posteriormente, a los dos a?os y medio o tres, el h¨¢bito suele desaparecer. Algunas investigaciones indican que existe un 6% de ni?os menores de 11 a?os que se chupan el dedo pasados los cuatro a?os. Esta circunstancia resulta ¡°an¨®mala¡± y, seg¨²n los expertos, son conductas que habr¨ªa que intentar reconducir.
Jos¨¦ Luis Pedreira, psiquiatra del Hospital La Luz, habla de etapas de desarrollo, asociadas a la relaci¨®n que el ni?o mantiene con el mundo externo, que le permitir¨¢n alcanzar mayores niveles de autonom¨ªa personal, de contacto y de control. Esta evoluci¨®n tiene lugar entre los 3, 4, o 5 a?os. Pedreira se?ala que ¡°se habla de la succi¨®n del pulgar, pero tambi¨¦n es el uso del osito, el embozo de la cama, etc. Cualquiera de todos estos elementos pertenecen a los denominados objetos transicionales de los que hablaba Winnicott¡±.
Pedreira mantiene que no hay que preocuparse tanto por la edad como por el proceso mental del ni?o, ¡°si este proceso contin¨²a con situaciones de dependencia, con respuestas regresivas, menos evolucionadas con relaci¨®n a la etapa de desarrollo que le corresponder¨ªa entonces, l¨®gicamente, deber¨ªamos preocuparnos¡±. ¡°No resulta preocupante si el ni?o o ni?a se chupa el dedo en un momento de soledad por la noche, para dormirse o en un momento puntual, pero si siempre que afronta una situaci¨®n nueva se succiona el pulgar o coge el chupete, estamos ante un ni?o o ni?a que tiene respuestas m¨¢s precoces que las que le corresponder¨ªan¡±, prosigue Pedreira.
El uso prolongado de chuparse el dedo puede producir patolog¨ªas de distinta consideraci¨®n. Unas de ¨ªndole emocional, como enumera Pedreira, ¡°si el ni?o sigue succion¨¢ndose el dedo con 7 u 8 a?os, en este caso el desarrollo emocional, relacional, de ese ni?o/a no se corresponde con la edad que tiene. Y si las conductas de apego por parte de las figuras que le rodean, fundamentalmente pap¨¢ o mam¨¢ y/o familiares, no contribuyen al desarrollo evolutivo de ese ni?o/a, estar¨¢n favoreciendo que el ni?o se ancle en etapas mucho m¨¢s precoces¡±. Adem¨¢s, de estos elementos, agrega el experto en psiquiatr¨ªa del Hospital La Luz, ¡°todo eso va a tener consecuencias som¨¢ticas, evidentemente¡±. Unas consecuencias f¨ªsicas que, como comenta Mart¨ªnez P¨¦rez, ¡°no solo producir¨¢n problemas mandibulares, como la deformidad del paladar y de los dientes durante la dentici¨®n de leche por debajo de los seis a?os, adem¨¢s de importantes problemas de ortodoncia durante el periodo de muda de los dientes. Sino que, podr¨ªa dificultar los patrones del habla o problemas relacionados con la fonaci¨®n, aunque estos resultan menos llamativos¡±.
Para ayudar al ni?o a que de manera paulatina se desprenda de esta pr¨¢ctica, Mart¨ªnez P¨¦rez ofrece una serie de recomendaciones: ¡°Si por encima de los dos a?os el ni?o sigue chup¨¢ndose el dedo, puede hacerlo por distracci¨®n, aburrimiento, sue?o, miedo, etc. Si somos capaces de identificar el porqu¨¦ lo hace o en qu¨¦ circunstancias, ataj¨¢ndolas, podremos evitar que se siga chupando el dedo¡±. Cuando lo hace sin una causa aparente, ¡°se puede aplicar esmaltes de sabor amargo que hagan que repela ese h¨¢bito¡±. En todo caso, el coordinador de Formaci¨®n del Hospital Infantil Universitario Ni?o Jes¨²s expone que, en funci¨®n del grado de desarrollo cognitivo del ni?o, ¡°se debe animar a dejarlo explic¨¢ndole posibles efectos, buscando otras ¡°respuestas¡± para cuando se d¨¦ la situaci¨®n que motiv¨® la succi¨®n, y nunca enfadarse con ¨¦l, pues forz¨¢ndole, no se consigue el ¨¦xito¡±.
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