Zimbabue resiste
La agricultura representa un 14% de la econom¨ªa de este pa¨ªs azotado por el cambio clim¨¢tico. La mecanizaci¨®n es clave para que los campesinos puedan sacar rendimiento a sus tierras
Lluvias escasas y err¨¢ticas. Este es el principal desaf¨ªo que enfrentan los agricultores de Zimbabue, seg¨²n la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO). Su actividad aporta en torno al 14% del Producto Interior Bruto (PIB) del pa¨ªs y de ella depende la seguridad alimentaria de la poblaci¨®n (16,5 millones). El cambio clim¨¢tico que provoca alteraciones en los ciclos fluviales, principalmente sequ¨ªas en esta zona del mundo, supone una amenaza a?adida para la d¨¦bil econom¨ªa, alterada por la convulsa situaci¨®n pol¨ªtica, y el ya maltrecho estado nutricional de los zimbabuenses, en emergencia sanitaria por una reciente epidemia de c¨®lera. Y ante la disyuntiva de adaptarse o pasar hambre, el Fondo para la Resiliencia de Zimbabue trata de conseguir lo primero para evitar lo segundo.?
"Es rentable ser agricultor en Zimbabue, pero lo que me est¨¢ afectando es la falta de agua", afirma Chikimbingo Thecla, de 67 a?os, mientras pasea por su maizal ubicado en Juliasdale, en la provincia de Nyanga. "Tendr¨ªa mejores cosechas si tuviera un sistema de irrigaci¨®n m¨¢s eficiente. Los cultivos sufren estr¨¦s. Mira [muestra una mazorca seca] esto no est¨¢ bien". La mujer subraya que el clima es muy inestable. "Sobre todo desde 1998. De repente hay mucha lluvia o llueve muy poco. En ambos casos, la cosecha se nos echa a perder. Antes, pod¨ªas predecir c¨®mo iba a ser la temporada, pero ahora es imposible", contin¨²a.
Para poder cambiar su sistema de riego, Thecla necesita dinero. Y para obtener m¨¢s ingresos, debe aumentar su productividad. Y, para conseguirlo, el Fondo para la Resiliencia de Zimbabue le ha ofrecido una soluci¨®n: la mecanizaci¨®n. Alec Marwa, un joven emprendedor de 26 a?os, trabaja la tierra de la mujer con un peque?o tractor que ha adquirido con ayuda del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Comit¨¦ Internacional de Rescate y el?Centro Internacional de Mejoramiento del Ma¨ªz y el Trigo. Estas organizaciones han cubierto el 50% del coste; la otra mitad, la reembolsar¨¢ Marwa a plazos, un dinero que ser¨¢ reinvertido en un fondo para subsidiar a ortos j¨®venes interesados en comprar m¨¢s m¨¢quinas.
"Estoy empezando. Ya veremos c¨®mo funciona este mecanismo. Nos dijeron que nos llevar¨ªa tres a?os pagar la m¨¢quina y, de momento, no ha dado problemas t¨¦cnicos", relata Marwa mientras arranca el motor para demostrar sus palabras. "Con este tractor puedo trabajar entre cuatro y cinco hect¨¢reas al d¨ªa. Y como me pagan 50 d¨®lares por hect¨¢rea, con esto puedo vivir", a?ade el joven que antes de tomar esta oportunidad estaba en situaci¨®n de desempleo.?
Para Thecla, este sistema tambi¨¦n supone una ventaja. Sin el tractor, antes les costaba 250 d¨®lares abrir, plantar y cerrar una hect¨¢rea de tierra. Ahora, solo 50. M¨¢s barato y m¨¢s r¨¢pido. Lo mismo ocurre con las m¨¢quinas de limpieza de ma¨ªz que el Fondo para la Resiliencia facilita a j¨®venes emprendedoras ¡ªla mayor¨ªa son mujeres¡ª. Sin estos artilugios hacen falta 12 personas para limpiar una tonelada al d¨ªa; con ellos, tres personas terminan con ocho toneladas en una jornada. "Esto hace nuestra vida m¨¢s f¨¢cil. Hacer todo a mano lleva mucho tiempo. Ahora, con las m¨¢quinas ahorro porque produzco m¨¢s", afirma la agricultora. Y no solo podr¨¢ obtener m¨¢s ingresos para instalar un sistema de riego, como sue?a hacer, sino que da empleo a cuatro personas y dispone de m¨¢s ratos libres para dedic¨¢rselo a la m¨²sica y la lectura. "Y jugar con los ni?os, con mis nietos", agrega.
"La agricultura est¨¢ muy poco mecanizada. Lo que hemos pensado es mejorar la productividad y resiliencia con m¨¢quinas peque?as, no muy caras", resume Fr¨¦d¨¦ric Baudron, agr¨®nomo del Centro Internacional de Mejoramiento de Ma¨ªz y Trigo, la organizaci¨®n que est¨¢ liderando el programa de mecanizaci¨®n a peque?a escala del Fondo para la Resiliencia, una iniciativa multidonante en la que participan la Uni¨®n Europea (25,3 millones de euros), la Agencia de Desarrollo Internacional Sueca (siete millones), el Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido (27 millones) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (1,7 millones).
"No es viable para los agricultores individuales poseer peque?os tractores y operarlos en su granja. Pero un modelo donde los emprendedores rurales proporcionan mecanizaci¨®n a los agricultores es rentable tanto para los proveedores de servicios como para sus clientes", justifican los donantes de este programa con el que planean equipar a 30 j¨®venes como Marwa con tractores de dos ruedas, plantadores y remolques, a trav¨¦s del sistema de pago parcial.
"Se trata de conseguir que los agricultores hagan crecer sus negocios y ser m¨¢s productivos. Pero no solo para obtener m¨¢s ingresos, sino tambi¨¦n para mejorar la seguridad alimentaria", advierte Michele Schivo, responsable del proyecto en la UE.
Este tipo de programas son un respiro para los agricultores de un pa¨ªs que desde 2015 ha afrontado sus peores sequ¨ªas de las ¨²ltimas tres d¨¦cadas debido al azote del fen¨®meno clim¨¢tico El Ni?o. "Y el sector campesino, que produce el 70% de los alimentos b¨¢sicos (ma¨ªz, mijo y man¨ª), es particularmente vulnerable", remarca la FAO. Esto explica parcialmente por qu¨¦ en Zimbabue, en el puesto 156 de 189 del ¨²ltimo ?ndice de Desarrollo Humano de la ONU, menos del 10% de los ni?os de seis a 24 meses de edad consumen una dieta m¨ªnima aceptable. Seg¨²n la organizaci¨®n, adem¨¢s, si viven en ¨¢reas rurales lo tienen a¨²n peor, pues es m¨¢s probable que sufran retraso en el crecimiento que aquellos en ¨¢reas urbanas "debido a una menor disponibilidad de alimentos causada por el bajo rendimiento agr¨ªcola".
Los trabajos de adaptaci¨®n de los cultivos y procesos agr¨ªcolas al cambio clim¨¢tico no protegen a los campesinos de cualquier adversidad. Por eso, no solo deben aprender a esquivar los golpes, sino a reponerse de ellos cuando son inevitables. Para ello, el Fondo para la Resiliencia de Zimbabue ha fomentado la creaci¨®n de grupos de ahorro. La comunidad aporta dinero peri¨®dicamente a una hucha com¨²n y pide pr¨¦stamos cuando lo necesita. As¨ª, si les vienen mal dadas, las familias no tienen que renunciar a una buena alimentaci¨®n o el pago del colegio de los ni?os. Nyasha Nyagwaya, de 27 a?os, ha escolarizado a su hija Wadzanai Bhanya, de poco m¨¢s de dos a?os, gracias a este sistema. M¨¢s liberada de tener que cuidar de su ni?a a todas horas, la madre cursa secundaria. Su sue?o: llegar a la universidad. ¡°Para estudiar contabilidad, pero es caro, cuesta unos 1.600 d¨®lares al a?o¡±, lanza una mirada al resto de mujeres del colectivo en Juliasdale a las que, quiz¨¢, pida ayuda para lograr su objetivo en el futuro.
"Podemos reducir la ayuda humanitaria, que es muy costosa, en caso de crisis alimentarias, si fortalecemos los mecanismos y la capacidad de recuperaci¨®n y respuesta a estos golpes de las comunidades. Creemos que este es el modo m¨¢s eficaz de ayudar", recapitula Schivo.
La UE se hizo cargo de la log¨ªstica para hacer posible la realizaci¨®n de este reportaje en terreno.
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