Venezuela y la peste militar
El Ej¨¦rcito es la clave para la superviviencia del r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro. Por ahora se ha mantenido a su lado, pero en los cuarteles reina un ambiente de desconfianza y nadie se f¨ªa de nadie
?Cu¨¢ndo se voltear¨¢ el Ej¨¦rcito? Esa es la gran pregunta que gravita como un meteorito sobre Venezuela, el enigma que desvela a todo el pa¨ªs, el desenlace de esta pel¨ªcula de suspense que tantos esperan. Parad¨®jicamente, los militares son al mismo tiempo parte del problema y de la soluci¨®n. La enfermedad y el remedio. Para nadie es un secreto que el poder del sucesor de Hugo Ch¨¢vez descansa en las bayonetas pero la cuesti¨®n va m¨¢s all¨¢: ?est¨¢n dispuestas las fuerzas armadas a inmolarse por ¨¦l?
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La Asamblea Nacional, dominada por la oposici¨®n desde 2015, ha ofrecido una amnist¨ªa a los funcionarios que ¡°colaboren en la restituci¨®n del orden constitucional¡± y desconozcan a Maduro, proclamado presidente tras las elecciones fraudulentas del 20 de mayo de 2018. Pero el Ej¨¦rcito no solo apoya al r¨¦gimen; es un factor fundamental del r¨¦gimen. Darle la espalda a Maduro implica perder las inmensas cuotas de poder pol¨ªtico y econ¨®mico que han acumulado en los ¨²ltimos 20 a?os.
Al asumir la presidencia en 1999, el comandante Hugo Ch¨¢vez abri¨® la caja de Pandora. Decenas de oficiales salieron de los cuarteles para ocupar cargos en la Administraci¨®n p¨²blica. Las botas inundaron ministerios, instituciones y empresas. Los nuevos bur¨®cratas comenzaron a manejar presupuestos millonarios, con poca o ninguna transparencia, al frente de ¨¢reas clave: la Tesorer¨ªa Nacional, la recaudaci¨®n tributaria, la administraci¨®n de las divisas, las importaciones estatales, la banca p¨²blica, la construcci¨®n de obras, el transporte, los puertos y aeropuertos, el servicio de energ¨ªa el¨¦ctrica y el sector alimentaci¨®n.
Generales activos y retirados, designados por Ch¨¢vez como candidatos, se convirtieron en gobernadores, alcaldes y diputados. El mandatario cre¨® tambi¨¦n una estructura con nuevas autoridades militares en todo el pa¨ªs: las Regiones Estrat¨¦gicas de Defensa Integral (REDI), subdivididas en Zonas de Defensa Integral y estas, a su vez, en ?reas de Defensa Integral, donde muchos jefes se comportan como caciques.
El presidente fue m¨¢s lejos. Cre¨® una milicia y dispuso el adoctrinamiento ideol¨®gico en la academia militar, el Che Guevara junto a Sim¨®n Bol¨ªvar como h¨¦roe de los reclutas. Exigi¨® a los militares casarse con su proyecto pol¨ªtico ¡ªes decir, pisotear la Constituci¨®n de 1999¡ª y les impuso la consigna ¡°Patria, socialismo o muerte¡± como saludo oficial. La proclamaci¨®n de las fuerzas armadas como antiimperialistas y chavistas complet¨® el c¨ªrculo: el caudillo las transform¨® en un Ej¨¦rcito de partido.
Maduro ha repetido en los cuarteles una consigna de Ch¨¢vez: ¡°La revoluci¨®n bolivariana es militar¡±
Mientras agonizaba en Cuba, Ch¨¢vez supuestamente envi¨® un ¨²ltimo mensaje a las fuerzas armadas en 2012. El vicepresidente Nicol¨¢s Maduro ley¨® la carta. ¡°En el pa¨ªs hay una revoluci¨®n militar en marcha, que debe ser permanente¡±. No c¨ªvicomilitar, militar. Su sucesor la ha repetido por estos d¨ªas en los cuarteles: ¡°La revoluci¨®n bolivariana es una revoluci¨®n militar¡±. Los oficiales ampliaron poder con Maduro. Consciente de sus debilidades ¡ªcasi pierde la elecci¨®n de 2013¡ª y de las pugnas intestinas del chavismo, se apoy¨® en los hombres de armas, complaci¨¦ndolos en todo. Donde algunos ven habilidad, otros ven sumisi¨®n. En realidad, el gobernante no estaba en capacidad de negarle nada a los militares.
Poco despu¨¦s de asumir el poder les concedi¨® una Zona Econ¨®mica Militar, que consiste en una docena de empresas, entre las que destaca una compa?¨ªa para la explotaci¨®n petrolera, de gas y minera. Y en 2017 puso en la cima de Petr¨®leos de Venezuela (PDVSA), la principal y menguada industria del pa¨ªs, a un general de la Guardia Nacional que dirigi¨® la represi¨®n contra las protestas de 2014 en Caracas.
El poder econ¨®mico de los militares incluye, adem¨¢s, actividades il¨ªcitas que van desde el soborno y la extorsi¨®n a los productores del campo hasta el contrabando de gasolina ¡ªcasi gratis en el pa¨ªs¡ª y el narcotr¨¢fico, de acuerdo con denuncias de prensa. El colapso que padece Venezuela, su ruina, es tambi¨¦n responsabilidad de los oficiales que forman parte del Gobierno.
Refiri¨¦ndose a Ch¨¢vez, el historiador Manuel Caballero escribi¨®: ¡°Pareciera que su aspiraci¨®n no es comandar un Estado sino reinar sobre el caos¡±. La frase puede aplicarse ahora a su sucesor, empe?ado en mantenerse en el poder a toda costa. La c¨²pula castrense reina junto a Maduro sobre un Estado fallido donde el salario m¨ªnimo mensual equivale a un pollo, la inflaci¨®n anual supera un mill¨®n y medio por ciento y un antibi¨®tico es un lujo. Un Estado con los servicios p¨²blicos m¨¢s precarios de Am¨¦rica Latina y la mayor tasa de criminalidad del continente.
El ministro de Defensa Vladimir Padrino asegura que en las fuerzas armadas hay una ¡°unidad monol¨ªtica¡±. ?Se puede creer esto cuando en los ¨²ltimos dos a?os han sido detenidos m¨¢s de 200 militares bajo cargos de rebeli¨®n y traici¨®n a la patria; cuando otros oficiales han sido expulsados del Ej¨¦rcito por conspiraci¨®n y muchos han pedido la baja o desertado?
Uno de los mayores retos del pa¨ªs es la desmilitarizaci¨®n
y la recomposici¨®n de las Fuerzas Armadas en el futuro
El Alto Mando hace jurar a los soldados ¡°lealtad absoluta¡± a Maduro. Pero cuarteles adentro hay un ambiente de cacer¨ªa de brujas al estilo del G2 cubano y nadie se f¨ªa de nadie. Ni siquiera el propio ministro. En 2018, durante una reuni¨®n en una guarnici¨®n con subalternos para explicar las nuevas y evaporables escalas salariales, estuvo custodiado por un escolta con un malet¨ªn con un escudo blindado.
?Es esa la unidad monol¨ªtica? Est¨¢ claro que los cuarteles no son impermeables al malestar que existe en el pa¨ªs. ?Puede acaso la oficialidad media y los soldados, que se distinguen de otros latinoamericanos por su delgadez, ser inmune a la peor debacle econ¨®mica que haya vivido el pa¨ªs?
Maduro ha marchado pesadamente frente al Ej¨¦rcito, rodeado de batallones, pero no pareciera tener el m¨²sculo necesario para ejercer su dictadura plenamente. Pese a sus amenazas, se ha cuidado de arrestar a Juan Guaid¨®. Y no ha ordenado abortar las principales protestas con un diluvio de bombas lacrim¨®genas, balas y perdigones, como acostumbraba. Aunque no ha dejado de correr la sangre: en dos semanas ha habido 40 muertos en zonas populares ¡ªla revoluci¨®n contra el proletariado¡ª y m¨¢s de 900 detenidos.
El l¨ªder del chavismo no pareciera estar seguro de la obediencia ciega que los oficiales le demostraron durante las protestas en 2014 y en 2017, cuando condecor¨® a funcionarios acusados de violaciones a los derechos humanos. En Venezuela tambi¨¦n esas medallas parecen haberse devaluado.
Cuando una periodista de Caracol Radio pregunt¨® qu¨¦ hace falta para que se termine de dar una ruptura en las fuerzas armadas, Juan Guaid¨® respondi¨®: ¡°Al aleteo de una mariposa¡±. Por lo visto, hace falta m¨¢s. No ha bastado el repudio interno, la presi¨®n internacional, la amnist¨ªa y su discurso conciliador. Pero muchos oficiales deben estar evaluando sus apuestas. ?Se va a inmolar la tropa por un plato de lentejas? El elefante pende de un hilo.
Lo que est¨¢ en juego es una antigua lucha que va m¨¢s all¨¢ de Maduro. Durante gran parte de su historia ¡ªpor siglo y medio¡ª, los hombres de armas han dominado Venezuela. Manuel Caballero hablaba de ¡°la peste militar¡±, una enfermedad como el c¨¢ncer, ¡°en la que unas c¨¦lulas al principio normales empiezan a crecer sin control alguno, matando o da?ando las c¨¦lulas sanas del organismo¡±. El historiador sosten¨ªa que el ¨²nico remedio para este mal es una vacuna civil ¡°porque una militar ser¨ªa como curar una hemorragia con una sangr¨ªa¡±. Con vistas al futuro uno de los mayores retos del pa¨ªs es la desmilitarizaci¨®n y la recomposici¨®n de las fuerzas armadas. ?Volver¨¢n los militares a los cuarteles? ?C¨®mo reinstitucionalizar ese partido que es hoy el Ej¨¦rcito venezolano?
Cristina Marcano es periodista venezolana, coautora de la biograf¨ªa Hugo Ch¨¢vez sin uniforme.
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